Beasain, un pueblo «triste» tras dos meses en la zona roja
El municipio, uno de los ocho de Gipuzkoa desde ayer confinados, lleva más de 60 días con la hostelería cerrada
Un recorrido por el centro de Beasain, uno de los ocho municipios que desde ayer están confinados y no pueden entrar ni salir de la localidad salvo causa justificada, permite hacerse una idea de cómo está la situación en el municipio del Goierri tras dos meses con bares y restaurantes cerrados. Una parte representativa de estos establecimientos permanece con las persianas bajadas -en bastantes con letreros de 'se vende' o 'se alquila'-, y los que las levantan cada mañana hacen esfuerzos para mantenerse a base de la venta de cafés a través de las ventanas o en las puertas, sin que los clientes puedan atravesarlas. Estos más de sesenta días en la zona roja, con una incidencia aculada de 500 contagiados por Covid-19 por cada 100.000 habitantes, pesan no solo en los responsables de los 98 establecimientos con servicio de hostelería de la localidad sino en los vecinos. «El pueblo está muy triste», aseguran.
Gran parte de los locales hosteleros del pueblo se han unido en Beasaingo ostalariok aurrera! Juntos han participado en concentraciones, caravanas de coches y furgonetas o protestas ante las instituciones para denunciar que se sienten en el ojo del huracán, cuando, como señala Félix Huici, de Plazape Taberna, «una cosa está clara tras estos dos meses: se ha demostrado que nuestros negocios no son foco de contagio porque, tras tanto tiempo cerrados, los contagios no es que hayan descendido, sino que han aumentado».
Para hacer frente a los pequeños gastos que tiene la plataforma o a algún imprevisto que surja durante sus actos reivindicativos, han puesto en marcha una rifa de 6 lotes en los que te puedes encontrar vales de consumo en establecimientos de alimentación, clases de pilates, un colchón, un corte de pelo, botellas de vino y licores, un par de cuadros, un secador de pelo o menús para dos personas cuando la hostelería pueda abrir. Mañana es el sorteo que se ha podido organizar «gracias a la solidaridad del comercio local», recalca Alfredo Igortua, de Kuluska Taberna, «que está totalmente cerrada». Alfredo y Félix se encontraban ayer en el puesto que la plataforma instala junto al mercado, en Nagusi Kalea, acompañados por Alex, de Usurbe; Miren de Bideplaza y Egoitz, de Etxea plaza.
«Hay que destacar la solidaridad del comercio local y de los clientes de siempre. Nos están apoyando mucho»
Alfredo Igortua | Kuluska Taberna
«Una cosa está clara. La hostelería no es el foco del contagio. Llevamos dos meses cerrados y los casos han aumentado»
Félix Huici | Plazape Taberna
«Pagamos todo, agua, luz, autónomos..., pero no nos llega para comer», «salvo alguna ayuda a los locales más pequeños del Gobierno Vasco, la de 3.000 euros, no hemos recibido ningún apoyo. Faltan por recibir las subvenciones de 3.500 y 4.000 euros para los establecimientos con más empleados». Son algunas de sus quejas, aunque también tiene palabras de agradecimiento «para nuestros clientes y el comercio», insisten los representantes de la plataforma.
Piden mayor sensibilidad por parte de las instituciones porque «detrás del cierre de cada bar o restaurante hay una familia o una historia». Uno de esos casos es el de Sidi Azaoui, uno de los pocos locales que permanece abierto en la hasta hace unos meses concurrida calle Zaldizurreta. Junto a sus socios regenta un negocio de 'food truck'. En sus furgonetas vendían comida en festivales musicales y conciertos al aire libre. En julio, ante la nula perspectiva de retomar su actividad en breve, optaron por reconvertirse en bar. En noviembre abrieron y a las pocas semanas tuvieron que cerrar, como el resto de la hostelería de Beasain. Ahora vende «cafés, bocadillos y cosas por el estilo que, de momento, nos da lo justo». Azaoui explica pesimista que «por la tarde esto parece un pueblo desértico, está muerto, todo está cerrado y no parece que la cosa vaya a mejorar en breve».
«Por la tarde esto parece un pueblo desértico, está muerto. Lo peor es que no parece que vaya a mejorar»
Sidi Azoui | Goxoa Taberna
«Me parece bien que se cierren los municipios en zona roja, pero la hostelería debería permanecer abierta»
Roberto Díaz | Black Label
Ainhoa Núñez sigue atendiendo a los clientes, «casi todos habituales», pero en lugar de cervezas o vino ahora les sirve café. Durante unos meses tuvieron cerrado por completo su establecimiento, Tti-Tta Taberna, pero en diciembre, «para tener algún ingreso», optaron por abrir. «Primero desde la puerta, pero luego nos lo prohibieron y por eso lo hacemos desde la ventana. «El pueblo cada vez está peor», sentencia cuando se le pregunta por cómo cree que va evolucionar el tema.
Black Label es otro de los bares donde ahora solo se puede tomar café. Roberto Díaz comenta resignado que «a esta hora, las 12.15, la terraza estaría llena y ahora mira, no hay nadie». Es de los que apuesta por cerrar los municipios en zona roja «para no exportar los contagios, pero con la hostelería abierta. Aquí se hacen más PCR, que está muy bien pero por eso salen más casos».
«La gente compra más porque come en casa»
Con los restaurantes cerrados, las ventas #en el mercado se incrementan, sobre todo el fin de semana
t. f.
beasain. José Antonio Rueda atiende a la clientela en su puesta del mercado de Beasain. Echa en falta el bullicio que se forma, sobre todo los viernes, durante el poteo del mediodía, y también da fe de que el pueblo está «entre resignado y deprimido». Pero en su caso, las consecuencias del cierre de la hostelería durante dos meses no son negativas; al contrario, el negocio marcha mejor que hace unos meses.
Con voz apurada, porque «tal y como está Beasain, no quiero que parezca que estamos alardeando», señala que «nosotros hemos notado un incremento de las ventas respecto al año pasado y es lógico. La gente tiene que comer y, al estar los restaurantes cerrados, cocinan más en casa».
Cuando más nota el aumento de la cesta de la compra de sus clientes es el viernes y también el sábado, «de cara al fin de semana, que es cuando se sale más».
Como muchos en el pueblo, José Antonio, no se explica por qué los contagios siguen descontrolados. «Yo vivo en Zumarraga y no creo que aquí se hagan peor las cosas que allí donde la hostelería está abierta. No me extraña que todo el mundo esté desilusionado. En Ordizia, por ejemplo, también estuvieron en una situación muy complicada, pero ha logrado controlarlo. En todos los lados hay gente que no lo hace bien, no solo aquí», indica.
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Beasain. El municipio, uno de los ocho de Gipuzkoa desde ayer confinados, lleva más de 60 días #con la hostelería cerrada
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teresa flaño
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