Medio siglo con el tambor en Santa María
Euskal Billera tocó la Marcha de San Sebastián en la basílica, en una jornada de homenajea su alma mater, 'Txusma', fallecido el año pasado
Los hacheros de Euskal Billera Infantil pedían a gritos poder cortar algún tronco y las cantineras cambiar sus finos guantes por otros para ir al Ártico. El frío atenazaba a los niños a primera hora de la mañana en su recorrido por la Parte Vieja, pero la tamborrada infantil más veterana de la ciudad (1927) cumplió ayer todas sus misiones: honrar a Sarriegui en su plaza; homenajear en 'la Consti' a su querido 'Txusma' Guerediaga', alma mater de la compañía fallecido el año pasado; entrar en la basílica Santa María a tocar la Marcha de San Sebastián (50 años ya); y después encabezar la Tamborrada Infantil en su recorrido por el centro de la ciudad.
La buena noticia es que no llovió y que con un buen reconstituyente a media mañana en la sede de la calle Mari todo salió como estaba previsto. Al tradicional homenaje a Raimundo Sarriegui, una parada en la plaza del mismo nombre que se realizó junto a los tamborreros de Kresala, la tamborrada infantil de Euskal Billera tuvo un caluroso recuerdo hacia 'Txusma' Guerediaga, vinculado a la compañía desde los 6 años y fallecido hace unos meses. La parada habitual en el tablado de la plaza de la Constitución se convirtió en un homenaje a su persona con la entrega de una makila a su hija Amaia (con una frase grabada que solía utilizar mucho: «A un amigo perfesto») y un ramo de flores a sus hermanas Izaskun y Beatriz.
Antes del 'asalto' a la basílica, las tropas tamborreras fueron a tomar un tentempié a la sede para entrar en calor. Dentro de Santa María, el obispo, José Ignacio Munilla, concelebró la eucaristía en honor al santo patrón con una quincena de sacerdotes. En la bancada de autoridades estaba presente un tercio de la corporación municipal con el alcalde, Eneko Goia, a la cabeza. Los concejales que acudieron al oficio religioso fueron Jon Insausti, Nekane Arzallus, Pilar Arana, Aitziber San Roman, María Jesus Idoeta, Jaione Hervas, Miguel Ángel Díez y Mikel Lezama.
Otra de las novedades fue la ubicación del Orfeón Donostiarra al fondo de la nave central de la iglesia, en vez de en el coro, debido a las obras de restauración del órgano iniciadas en febrero del año pasado. Por lo demás, la actuación de los cantores fue dirigida por el subdirector del Orfeón, Esteban Urcelay, con Ana Belén García al órgano. Miembros del Orfeoi Txiki y Gazte, del propio Orfeón y de voces de la Escolanía del colegio San Ignacio interpretaron la Missa Choralis de Licinio Refice; el 'Nigra Sum', de Pau Casals; y, durante la comunión, el 'Salmo 43' de F. Mendelssohn.
Tras una homilía dedicada a la reciente visita al país africano de Benin, donde el Obispado impulsa varios proyectos de ayuda a los niños, los pequeños tamborreros dirigidos por Nicolás López y Lucía Rodríguez, con el abanderado Pablo Gordillo, tomaron posiciones en el interior de la basílica, se descubrieron y tocaron por quincuagésima vez la Marcha de San Sebastián, que fue despedida con un «Gora Donostia» por Munilla.
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