La luz de las estrellas y de las linternas es la única guía para poder recolectar la uva de noche. fotos B. A.

Vendimiar bajo la luz de las estrellas

Cosechadores navarros recogen de noche y a mano 36.000 kilos de uva blanca chardonnay

Domingo, 2 de septiembre 2018, 15:04

Como cada año por estas fechas, la campaña de vendimia arranca en la Ribera Baja, al tiempo que la época estival llega a su fin. Las vendimiadoras vuelven a hacer acto de presencia en los campos para recoger las uvas ya maduras. Sin embargo, en la finca que comparten Príncipe de Viana y Albret en Cadreita, dejan de lado por unos días el sistema de recogida mecanizada en la variedad de uva chardonnay, y se remontan varias décadas atrás cuando las uvas se recogían a mano por los jornaleros. Además, esta recolecta no solo tiene la particularidad de hacerse a mano sino que se realiza de noche, ya que aseguran que bajo la luna la calidad del vino aumenta exponencialmente.

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«Con la vendimia nocturna de estas uvas blancas nos aseguramos que no sufran con el calor y la luz del sol, evitando así fermentaciones indeseadas y pérdidas de potencia aromática», explica Pablo Pavez, enólogo e ingeniero agrónomo del grupo Príncipe de Viana. De esta manera, a la una en punto de la madrugada, los 38 jornaleros contratados por las bodegas comienzan su faena de recolección de uva chardonnay que tienen disgregadas en seis hectáreas de terreno.

«Vendimiar a mano y de noche es más caro pero también es una fuerte apuesta por la calidad»

Las estrellas se confunden con las linternas de los vendimiadores. Las voces de los hombres trabajando entre bromas y anécdotas rompen el silencio sepulcral. Van cortando los racimos con unos alicates en mano y una luz que apenas ilumina sus manos. Los trabajadores, en su gran mayoría de origen marroquí, van depositándolos después en cajas.

Un auténtico espectáculo

Es todo un espectáculo ver en medio de la oscuridad decenas de pequeñas luces que se mueven bajo las estrellas. Las cajas se descargan en un tractor, que hace constantes y rápidos viajes a la bodega.

Después, las uvas pasan por una exhaustiva selección en las mesas vibratorias, con el fin de eliminar restos verdes y asegurar que los blancos de chardonnay sean de calidad. «Para nosotros, vendimiar a mano y de noche es más caro, pero también una fuerte apuesta por la calidad», añade el enólogo.

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«Nos aseguramos de que la uva no sufra con el calor y la luz del sol, evitando pérdidas aromáticas»

Esta tarea la desarrollaron durante tres días en los que recogen alrededor de 36.000 kilos de uva entre la una de la madrugada y las diez de la mañana. La razón por la que se realiza durante estas horas es el mantenimiento de la calidad de la uva.

Charlando entre ellos intentan hacer la noche lo más amena posible. Cuando empieza a asomarse el sol, en torno a las siete de la mañana, los trabajadores se toman un descanso para almorzar y coger fuerzas, para después reanudar y alcanzar las 1.200 cajas de uva chardonnay que tienen asignadas para cada día. «Estimamos recoger alrededor de 36.000 kilos de uva entre los tres días, sale a 12.000 kilos diarios y cada caja pesa diez, así que los cálculos son sencillos», relata Pavez.

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Este fruto que se recoge de manera manual es de la variedad chardonnay con el que se produce vino blanco, aunque también se explota este tipo de uva con vendimiadora.

Las uvas pasan por una selección en una mesa vibratoria.

Sin embargo, la diferencia de calidad entre un vino y otro es muy notable. «Nosotros contábamos con un chardonnay más comercial pero estábamos buscando un vino de una categoría más elevada. Buscamos perfiles frescos para vinos a gusto del consumidor», expone Pablo Pavez. Y la recogida a mano marca la diferencia.

El enólogo e ingeniero agrónomo sostiene que para conseguir este vino de mayor calidad son muy importantes los parámetros analíticos que se llevan a cabo con la uva. Uno de estos criterios es la cata del fruto. «Hacemos un muestreo aleatorio y vamos catando las uva. La piel es donde está el sabor y la mayoría de las propiedades», explica. Una vez degustado, se observan las pepitas y su color, si está marrón quiere decir que ya ha llegado a su momento óptimo de maduración. Así, el otro parámetro es el tono. «El color tiene que ver con el sabor, la tonalidad de la uva es importante porque a través de ella se puede definir realmente con qué perfil de vino estamos tratando», explica.

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Estas bodegas fueron pioneras en la introducción, hace ya más de diez años, de la recolección manual nocturna de la uva en la Comunidad Foral de Navarra, y una década después, el resultado sigue siendo gratificante, especialmente para el paladar.

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