Un helicóptero de la Ertzaintza trabaja en el lugar del accidente. Bernardo Corral

Veinte años de uno de los peores accidentes aéreos de Euskadi

Los tres tripulantes de un avión de carga fallecieron el 14 de enero de 2002 después de que la aeronave cayera en picado mil metros en el monte Santa Marina Zar de Zaldibar

Iraitz Vázquez

San Sebastián

Viernes, 14 de enero 2022, 06:39

El 14 de enero de 2002 un avión de carga de la compañía Ibertrans despegó de Barajas a las 06.15 horas como tantas mañanas. ... Pero aquel día no iba a llegar a su destino: el aeropuerto de Loiu. La aeronave se desplomó casi mil metros en vertical y se estrelló contra la cima del Santa Marina Zar en Zaldibar durante su maniobra de aproximación. Los tres tripulantes fallecieron en el acto. «Vuélalo, vuélalo», fueron las últimas palabras que registró la caja negra del Embraer 120.

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Las vidas de Miguel Ángel Alemany (comandante, 57 años, Madrid), Francesc Alemany (copiloto, 25 años, Barcelona) y Agustín Jordan (mecánico, 30 años, Valencia) se truncaron por apenas unos metros. Los que no pudieron sortear de la cima. Tras 48 meses de investigación, las pesquisas apuntaron a un fallo humano como posible causa del terrible accidente. Veinte años después algunas de las heridas siguen sin cicatrizar desde que en 2007 las diligencias judiciales se archivaran porque no se podía atribuir ningún reproche penal.

Portada de El Diario Vasco del 15 de enero de 2002:

Las bodegas del avión de la compañía Ibertrans portaban 2.873 kilos de mercancía con envíos de la empresa de mensajería UPS. El plan del día era descargar en el aeropuerto de Loiu y volver a Madrid. El vuelo transcurrió con total normalidad hasta que el Embraer 120 comenzó a sobrevolar la comarca del Duranguesado. En un día con algo de niebla y aún sin que hubiera amanecido el piloto comenzó a tener problemas en torno a las 07.20 horas. El avión desapareció del radar. Los técnicos trataron de establecer comunicación con la aeronave, pero fue en vano. Los desesperados llamamientos no surtieron efecto. «Hemos perdido un avión», alertaron los controladores a SOS Deiak. El avión chocó contra el monte a las 07.28 horas.

La cima, un escenario de guerra

La cima quedó como un escenario de guerra. «Nos hemos encontrado con un desastre. Los cuerpos estaban deshechos y la avioneta convertida en mil pedazo. Bolsas, jerséis, partes del fuselaje y trozos humanos colgaban de los árboles», contaba Rufino Garitanonaindia, un joven baserritarra de Zaldibar que fue de los primeros en llegar al lugar en el que se produjo uno de los peores accidentes aéreos de Euskadi. Diecisiete años antes 141 pasajeros y 7 tripulantes fallecieron en el brutal accidente del monte Oiz.

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Los familiares del copiloto y del mecánico decidieron pleitear y acusaron a la empresa de imprudencia leve. Francesc Alemany, padre del copiloto, luchó hasta que no pudo más en 2008: «Llegamos a un punto muerto. Los abogados me dijeron que podíamos seguir adelante, pero que tiraríamos el dinero, porque siempre se culpa a los tripulantes, Así que me recomendaron que cogiera la indemnización y que la invirtiera en mis otros dos hijos, que sería lo más útil», se sinceró hace cinco años en el 15 aniversario del fatal accidente. Eso sí, siempre ha estado convencido de que no fue un error humano.

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