Cervicalgia: un eco visceral

Contenido elaborado por: Fisiogenómica

Cuando sentimos una molestia cervical, es fácil culpar a la postura, a una mala noche o a las horas frente a la pantalla. ¿Te has detenido a pensar por qué, aunque no hayas hecho un mal movimiento, ese dolor cervical sigue ahí? ¿o por qué a otros con peores posturas no les duele?. Podría deberse a problemas que no siempre tienen su origen directo en la columna vertebral. De hecho, puede estar estrechamente relacionado con alguna alteración del hígado y la vesícula biliar.

Esta molestia a menudo viene acompañada de síntomas digestivos, especialmente la dificultad para digerir las grasas y alcohol, y es más prevalente en mujeres, ya que el sistema hepatobiliar también metaboliza los estrógenos.

Para evitar la demora de la digestión conviene evitar el exceso de fibra y reducir el consumo de embutidos grasos, fritos, legumbres, frutos secos, pescado azul, leche y lácteos, y verduras flatulentas. Por otra parte, habría que potenciar el consumo de las verduras bajas en fibra y amargas (escarola, rúcula, endivia, etc), frutas en compota, patata cocida, pescado blanco, arroz entre otros. Café máximo 1 al día.

La disfunción hepática puede ser un hilo conductor hacia otros problemas de salud como el dolor de cabeza, rosácea, hemorroides, estreñimiento, etc., pero como veremos más adelante, una dieta adecuada puede tejer un camino hacia la solución.