Salud constata que el Covid afecta más a personas desfavorecidas tras analizar 300.000 contagios
Osakidetza ve «necesario» incorporar índices de nivel socioeconómico en los cuadros de mando para hacer frente a la «brecha de acceso» de los más vulnerables
Un estudio elaborado por Osakidetza en el que han participado más de 300.000 personas en Euskadi ha corroborado que el Covid-19 ha ... tenido un impacto mayor en las personas vulnerables respecto a aquellas con más recursos. Esta constatación ha llevado a Salud a concluir que es imprescindible realizar intervenciones en el funcionamiento del Servicio Vasco de Salud para minimizar las «desigualdades» que existen a la hora de acceder al sistema sanitario. El trabajo considera «necesario» incorporar índices de nivel socioeconómico o de privación en los cuadros de mando con el fin de poder incorporar esa información en las guías de actuación y poder así disminuir la «brecha de acceso» a la sanidad de las personas económicamente más desfavorecidas. Todo ello serviría al ente público, reconocen, «en la gestión para la asignación de recursos a áreas geográficas que puedan requerir mayor atención sanitaria», pero también en la reducción de esas diferencias, haciendo especial hincapié «en medidas educativas para fomentar la promoción y la prevención».
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Para llegar a estas conclusiones, el estudio, que ha sido publicado en Gaceta Sanitaria, la revista oficial de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, ha analizado el impacto que la pandemia ha tenido sobre la población vasca durante casi dos años de crisis sanitaria, determinando que los colectivos más desfavorecidos han tenido «unas tasas más altas de mortalidad y de utilización de servicios sanitarios». En total, han participado 371.237 personas con infección por Covid, confirmado mediante un resultado positivo en laboratorio, test de antígenos o prueba de anticuerpos, entre el 1 de marzo de 2020 y el 9 de enero de 2022.
La clave
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49% más de posibilidades de fallecer han tenido las personas que vivían en residencias durante la pandemia.
Antes de la pandemia ya se conocía que una marcada desigualdad social, aunada a la falta de acceso universal a la salud, determinaban una profunda desigualdad en salud y en sus resultados de más alto costo social, como es la mortalidad. En estudios similares anteriores sobre enfermedades infecciosas se observaba una mayor incidencia en aquellos municipios más desfavorecidos. Ahora Osakidetza ha evidenciado que los determinantes sociales y económicos tienen un impacto en la incidencia, la gravedad y la mortalidad asociada al coronavirus.
Las mayores desigualdades se observaron durante la primera ola y el inicio de la campaña de vacunación
Con el objetivo de detallar lo más minuciosamente posible el impacto del patógeno, los autores del informe han dividido los casi dos años de pandemia analizados en cuatro etapas que corresponden a los siguientes periodos: la primera ola y el confinamiento; la segunda mitad de 2020, coincidiendo con las restricciones por la falta de vacunación y en el que se dieron la segunda y tercera ola; el comienzo de la campaña de inmunización; y un cuarto coincidiendo con la aparición de la variante Ómicron.
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El resultado demuestra que las mayores desigualdades se produjeron en el primer y tercer periodos. El informe asegura que durante la primera ola «puede ser más fácilmente comprensible debido a la emergencia que la pandemia ocasionó en esos momentos y la sobrecarga de los servicios hospitalarios». Para la tercera etapa, la explicación «es más difícil» de encontrar. En ese sentido, los autores hipotetizan sobre que esos resultados «podrían estar relacionados con una mayor interacción social a la par que una menor velocidad en la tasa de vacunación» en los grupos de población con niveles socioeconómicos más bajos, «lo que tuvo como efecto una mayor utilización de los servicios sanitarios», si bien eso no se tradujo en un aumento de la mortalidad en esos grupos.
Impacto en residencias
La investigación ha determinado también que la prevalencia y la gravedad de la pandemia «se magnificaron» en las personas que padecían enfermedades crónicas antes de la irrupción del coronavirus. Una patologías, añade el texto, que «tienen un patrón social y están asociadas a los determinantes sociales» de la salud. Así las cosas, los pacientes infectados por Covid-19 y con antecedentes de enfermedad cardiaca isquémica, tumores, demencias o enfermedad renal tenían «mayor probabilidad de fallecer, tener una mala evolución, precisar un ingreso hospitalario o acudir a urgencias».
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Salud reconoce que los índices económicos permitirían gestionar mejor los recursos en áreas más necesitadas
Otra de las cuestiones que ha quedado clara es que vivir en una residencia «favorece la difusión del virus», a pesar de los esfuerzos realizados por las diputaciones forales para contener la expansión del patógeno restringiendo las visitas de familiares o prohibiendo la salida al exterior de los usuarios. En algún centro de Gipuzkoa, incluso, los propios trabajadores decidieron internarse dentro de los recursos día y noche en intervalos de una semana para minimizar el contacto con el exterior.
A pesar de todas estas medidas extraordinarias, el análisis de las personas que vivían en estos geriátricos ha demostrado que las personas institucionalizadas «tenían un 49% más posibilidades de fallecer y un 45% más posibilidades de mala evolución». Unos resultados comprensibles teniendo en cuenta que la mayoría de estos usuarios son de edad avanzada y muchos de ellos con patologías crónicas. Solo en el territorio se han contabilizado más de 350 decesos en estos recursos desde la aparición del coronavirus.
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Con todo, Osakidetza afronta como un «reto» para la «gestión» y la «seguridad de los pacientes» hacer visibles las desigualdades sociales en el acceso, el uso y la calidad de la atención sanitaria mediante la monitorización de nuevos indicadores como los socioeconómicos. Actualmente, el Servicio Vasco de Salud cuenta con una historia clínica electrónica única, con infinidad de datos. Sin embargo, el económico no está incorporado en los cuadros de mando, información que «nos permitiría identificar las secciones con situaciones socioeconómicas más desfavorables».
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