«El concepto que tenemos de urgencia es el de estar 7, 24, 365»

En Urgencias generales, y cogiendo un periodo amplio como todo 2022, nos da una media diaria de 85 pacientes adultos, a partir de los 14 años, lo que viene a ser unos 31.000 pacientes en el transcurso del año. Pero ahora seguimos aumentando, porque la del 2023 es una cifra superior a la de antes con una media de 91 urgencias de adultos por día. Esta cifra nos daría una proyección de unos 35.000 o 36.000 pacientes al año. La Pediatría, por su parte, está en un tercio de la actividad si la comparamos con la general, cerca del 30% o 35%, lo que harían unos 11.000 pacientes anuales. Eso sí, el año pasado en Urgencias generales hubo unos 42.000 pacientes.

Este año hemos pasado de una media de 85 a 91 pacientes, y eso que en 2022 la media ya era superior a las cifras pre pandémicas como actividad ordinaria. Porque la pandemia tuvo muchos altibajos. Hubo momentos de mucho freno en el mayor confinamiento y otros de mucha actividad por el propio hecho de la pandemia y de la propia atención al paciente. Sin embargo, para hacer las comparaciones generales nos remitimos a las cifras pre pandemia. En aquella época nos remitíamos a unos 70 pacientes diarios. Desde entonces, ha habido un crecimiento importante.

Uno de los factores puede ser que hay una cierta concienciación respecto a la salud a través de las vivencias de la pandemia, pero yo creo que también ha influido el tipo de atención que se da en las primarias; la dificultad de conseguir una cita con el médico de cabecera, por decirlo de una forma sencilla. Eso también ha generado que haya una mayor demanda en hospitales públicos y privados. Eso se relaciona con que la atención primaria no ha podido absorber de la misma manera que antes toda la demanda. Porque cuando a alguien se le dice que tiene que esperar unos 7 u 8 días, a pesar de que no tenga un problema grave, este empieza normalmente a buscar una solución diferente.

Sin duda, los lunes. Y cuando vuelve a empezar la época de deporte federado, también notamos un incremento de la actividad importante, siempre relacionado con las lesiones deportivas y accidentes de los federados.

Sí, es probable. Igual alguien piensa que la dotación de los equipos no es tan completa los fines de semana y, si puede esperar, pues espera al lunes.

En ocasiones, sí. Depende también del tipo y de la importancia del partido, pero en general, sí. En acontecimientos de este tipo se suele notar una ralentización en el flujo de pacientes.

Evidentemente, cuando tú estás dando cobertura a un evento de mucha participación y hay una siniestralidad, aunque sea baja, si el evento tiene una participación de unos 40.000 participantes y acuden a Urgencias un cuatro por ciento de los participantes, eso es un volumen alto de pacientes. Y la Behobia es uno de los eventos de más tirón popular y de los que más necesidad de atención tienen. También varía mucho de características como la climatología. Tenemos experiencias con eso, de episodios bastante complejos, masivos o de cantidad de pacientes, muchos de ellos bastante afectados por olas de calor que ha habido en alguna de las ediciones.

Y en los eventos que no son tan populares o de tanta participación, se nota un pequeño incremento de la actividad, pero no requiere una preparación, dotación específica o respuesta diferente, que es lo que sí ponemos en marcha con la Behobia, por ejemplo. Solemos hacer un planteamiento específico para lo que pueda llegar.

Varía un poco dependiendo de la época. Durante el otoño y el invierno suelen ser los procesos respiratorios los que más problemas dan, los de la esfera orofaríngea, la traqueal, los catarros y todas las patologías de ese estilo. Y en verano sí que puedes tener algo más de gastroenteritis. Suele haber patologías estacionales, por decirlo de alguna manera. Pero en realidad, suele haber un poco de todo, desde accidentes deportivos temporales hasta accidentes de tráfico, de siniestralidad. Y también patologías de personas de cierta edad, que estas sí suelen ser bastante variadas.

Nuestra urgencia también suele tener en agosto mucha actividad. Se dan una serie de circunstancias en las que suele haber mucho turismo. Cuando se está de vacaciones se suele acudir a lo privado porque seguramente sea difícil encontrar un médico de cabecera o de urgencia. Pero si, además, como nos pasa a nosotros, perteneces a un grupo que tiene hospitales en otras ciudades, tiran mucho de nosotros y acuden con temas de urgencia típicas del verano como pueden ser patologías de picaduras, temas alérgicos y demás. Por eso nosotros tenemos en agosto mucha actividad.

Esta remodelación nos va a permitir aumentar el espacio físico. Nosotros venimos de una urgencia que estaba diseñada para recibir a un número de pacientes tres veces menor al que estamos recibiendo, lo que nos hace ir muy justos. Gracias a esa ampliación vamos a estar todos mucho más cómodos, los profesionales y también los pacientes. Vamos a poder dar más servicios y con eso esperamos poder controlar mejor los tiempos de espera. El equipamiento en la mayoría de los casos también va a ser nuevo, con lo cual, vamos a contar con un equipo más moderno que en su conjunto nos va a permitir trabajar mejor y dar una respuesta más satisfactoria a los pacientes.

Sí. El concepto que tenemos de urgencia es el de 7, 24, 365. Con mayor o menor dotación en función de horario, evidentemente, pero siempre disponibles.

En torno a 35 años.

Pues hay una de un torero que se puede contar y me impresionó mucho por la situación humana. Tuvo una cogida en Illunbe y fue trasladado al hospital. Lo valoré y vi que tenía una fractura fea de clavícula. No había sido herida por asta de toro, pero había tenido un revolcón importante. También hablé con el traumatólogo de guardia para que viera la fractura. Cuando nos acercamos a la cama para hablar con el paciente sobre la recuperación, que podía ser conservadora o de cirugía, el torero, que no era demasiado famoso, quería que aplicásemos el tratamiento que antes le permitiera recuperarse, porque ese año había firmado un montón de actuaciones y eso no debía ser habitual en él. Nos dijo que «hay bastante gente que depende de mí y tengo que volver a torear lo antes posible, así que hacer lo que sea posible para que esto se haga realidad». Era casi como una súplica y eso me dejó cierta impresión.

Una de las cosas más interesantes es la variabilidad, es muy difícil aburrirse. Puedes tener desde una tontería de algo que ni siquiera es urgente hasta una patología realmente grave, algunas de las cuales nosotros llamamos 'tiempo dependiente', que significa que si no actúas a tiempo, las cosas podrían ir realmente mal. Pero esto va dentro de un ámbito de patologías muy diferente que pueden ir desde la traumatología hasta otras cosas muy variadas.

Nosotros llevamos tiempo reivindicando la especialidad de Urgencias para poder recibir una formación muy bien definida de todas estas cosas que nos hacen falta. Parece que estamos cerca porque al parecer en breve se va a poner en marcha, pero a mí me parece una parte muy atractiva de la medicina, a parte de la adrenalina, que hay a gente a la que le gusta mucho el tener que activarse por un paciente al que hay que responder con mucha celeridad.

A mí me gusta destacar la profesionalidad de la gente con la que trabajo, su voluntad de asistencia y el estar preparado para esa respuesta. También doy valor al equipo o al grupo humano. Hay una relación muy próxima entre los que trabajamos en Urgencias comparando con otros sectores del hospital y es muy importante que haya entre nosotros ese espíritu de colaboración y preparación para lo que pueda llegar.