La enfermera Mari Jose Alzuri toma la tensión a Isabel Urquijo, paciente en cuidados paliativos. F. de la Hera

«Los paliativos no son solo para el final de la vida. Hay que cambiar el chip»

«El mayor miedo de las personas suele ser el sufrimiento, por eso es importante el abordaje temprano», incide Mari Jose Alzuri

Aitor Ansa

San Sebastián

Domingo, 20 de julio 2025, 00:08

Mari Jose Alzuri es la persona de referencia de Isabel Urquijo, con la que mantiene una estrecha relación que ya dura varios años. Es la ... enfermera que, desde el centro de salud de Aiete, en SanSebastián, controla que la donostiarra continúe «estable» tras más de seis años como paciente en cuidados paliativos. «Hay que cambiar el chip. El concepto que se tiene es que el paliativo es aquel que está en fase final de vida o en situación de últimos días. No es así», explica. «Nosotros vemos a muchos pacientes pluripatológicos o que tienen una enfermedad muy avanzada, como puede ser una insuficiencia cardíaca, que llega un punto que ya son candidatos a ser pacientes paliativos», agrega.

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Alzuri incide en que el paciente paliativo es aquel que «tiene una enfermedad amenazante para la vida y siempre lo va a seguir siendo porque esa enfermedad no se cura. Pero eso no quiere decir que se vayan a dejar de hacer cosas». Ahí es cuando entran en escena estos profesionales, a nivel hospitalario, pero también desde AtenciónPrimaria. «Si algo que nos enseñan todas las guías, algo en lo que insistimos siempre, es que hay que abordar al paciente paliativo de una manera temprana porque hay muchas cosas que trabajar con él. No solamente el sufrimiento físico, para mí tanto o más importante es el aspecto emocional», asegura.

El mayor miedo de estas personas, indica la enfermera, «suele ser el sufrimiento.Entonces hay que explicarles cuál va a ser la evolución de su enfermedad, todo lo que vamos a hacer para ayudarle, para que tenga confort, todos los recursos de los que disponemos. Porque al final el abordaje paliativo es multidisciplinar». En este sentido, destaca que «es muy importante la actitud del paciente, el echarle esa fuerza, el ser luchadora, no rendirte nunca», lo que al final repercute en un «vínculo muy fuerte» entre el propio enfermo y el profesional sanitario.

«Emocionalmente duro»

Pero en ocasiones estas situaciones también terminan pasando factura para el propio médico o enfermero que aborda a estos pacientes. «Emocionalmente es duro –reconoce Alzuri– proque yo les cojo mucho cariño. Pero si tú al final piensas que ha sido una muerte tranquila, sin sufrir... Me da mucha pena porque fallece la persona, pero me quedo con buena sensación. Por ejemplo, he realizado seis eutanasias, dos de ellas a pacientes de mi cupo, y también me he quedado con muy buena sensación porque sé que esa persona ha fallecido bien y la familia se ha quedado bien también».

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Y es que igual de importante es el enfermo como la gente que le rodea.«También son grandes protagonistas dentro de estos procesos», recalca la profesional de Osakidetza.

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