«Es el momento de suavizar restricciones; ha sido una decisión progresiva y prudente»

«Lo que se ha decidido es progresivo y prudente, y permitirá que cuando la sexta ola se esté estabilizando en unas cifras decentes, podamos pensar en ese momento también en quitar la mascarilla en interiores». Rafael Bengoa, codirector de SI-Health, contrapone la decisión adoptada por el LABI con las medidas que se han puesto en marcha en países como Dinamarca o Inglaterra, donde «se ha ido demasiado rápido a la hora de levantar restricciones y se han quitado completamente. No hay que contagiarse del virus pero tampoco hay que contagiarse de aquellos países que están yendo demasiado rápido porque va a ser contraproducente. Haber quitado la mascarilla en interiores les va a frenar la bajada de la curva y van a tardar más en estabilizarla que nosotros, que sí mantenemos las mascarillas en interiores y algunas otras medidas».

El fin de la emergencia sanitaria traerá consigo un importante cambio ante el cual hay que mantener la prudencia. Según Bengoa, «a partir de ahora si nos infectamos podremos salir a la calle porque nadie nos lo va a impedir». Lo que se producirá es algo así como un traspaso de poderes, ya que «nos han devuelto a los ciudadanos la responsabilidad. Ahora va a depender de todos nosotros hacer cuarentena o no, por eso hay que informar a los ciudadanos y decirles que si caen enfermos se queden en casa varios días».

Su mensaje es el de mantener la prudencia porque la variante ómicron «no es como la gripe sino algo mucho más serio que ya ha matado en todo el mundo a 500.000 personas. No es una enfermedad banal. Todas las variantes del Covid ya han matado más que la gripe en los últimos treinta años». De ahí que insista en la importancia de seguir con las campañas de vacunación y mantener medidas incómodas como las mascarillas, ya que aunque ómicron nos haya proporcionado defensas contra el virus, «no es una vacunación natural». Bengoa pronostica que en los próximos meses «habrá brotes en diferentes sitios pero no una séptima ola», aunque «como el virus sigue mutando puede venir de algún lugar otro más fuerte. El virus se está replicando continuamente al azar y va viendo si acierta con una forma más transmisible. Hay que tener cuidado unos meses y cuando estemos en niveles bajos, entre la primavera y el verano, podremos volver a la normalidad sin mascarilla».

«Cuando se eliminen todas las restricciones puede aumentar algo el riesgo, pero a estas alturas de pandemia, con la situación que tenemos de vacunación, me parece bien. Hay que ir recuperando un poco de la cierta normalidad. Pero todo el mundo tiene que ser consciente de que el virus sigue estando ahí», afirma Rosa Sancho, coordinadora de la comisión de vacunaciones del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Ahora lo que hace falta, en su opinión, es no pasar de un lado a otro. Por eso pide a los ciudadanos «que continúen limitando un poco más los contactos sociales, no pasar al otro extremo y quedar ahora con todos los que no se han visto hasta ahora». Y , además, que no se olviden de la mascarilla. «Que se hayan eliminado las restricciones no quiere decir que tengamos carta blanca para todo. Esto nos facilita la vida, pero tenemos que seguir pensando que estamos en una pandemia y seguir controlando los contactos sociales. Hay que seguir insistiendo con la mascarilla en interiores. Todavía es muy prematuro para retirarla como va a hacer Francia».

«Todos tenemos que ir entrando ya en una situación de asumir que este es un virus que se va a quedar con nosotros y, por lo tanto, es difícil seguir manteniendo un nivel elevado de restricciones. Es importante que la gente se siga vacunando, porque se ha demostrado que la vacuna evita el efecto negativo del coronavirus. La tasa de incidencia todavía es alta y va a haber todavía muchos casos, pero tenemos que procurar que esas infecciones no se traduzcan en enfermedad grave. Hay que ir avanzando hacia esa normalidad, pero hay que trasladar a la población que la pandemia no ha terminado. Todos somos adultos y sabemos cuales son las situaciones de mayor riesgo. Hay que ir hacia la normalidad, pero siendo responsables», recuerda.

Como el resto de los expertos, se muestra a favor del fin de las restricciones, aunque también hace un llamamiento a la prudencia porque «esto no ha acabado». El microbiólogo de la UPV/EHU Guillermo Quindós cree que «hay un momento en el que, como sociedad, necesitamos bajar la presión. Necesitábamos dar un salto y relajarnos un poco». Ese instante, con las tasas de incidencia en regresión, parece hacer llegado. «Me parece bien que lo hayan hecho, probablemente sea este el momento porque se notaba que mucha gente pasaba de restricciones», añade.

Pero esto no quiere decir que, como dice, no tenga «el corazón partido», como cuando habla del fin de las mascarillas en los patios de las escuelas. «Los niños son la franja de edad donde hay más contagios y me queda una cierta preocupación porque hay patios grandes y otros muy pequeños donde las distancias no se pueden mantener». Otra de sus preocupaciones es el ocio nocturno, «donde hay más probabilidades de infectarte. Suelen ser centros cerrados y con poca ventilación. Supongo que habrá mejorado, pero siempre existe ese miedo».

Quindós confiesa que siempre se ha mostrado en contra de llevar mascarilla en exteriores cuando no hay nadie alrededor. Pero en la situación actual, cuando ya se pide el fin del tapabocas, sostiene que «lo más prudente es usarla». También insiste en la importancia de las vacunas. «Es un error no vacunarse. La tendencia es que si hay más olas las variantes sean leves, pero a veces esto no ocurre. Si ómicron nos hubiera pillado con tasas de vacunación bajas nos habría hecho una avería brutal».

Gabriel Reina | Microbiólogo«Lo normal es que se vayan eliminando»

«Con la tendencia actual, lo normal es que las restricciones se vayan eliminando», afirma Gabriel Reina, microbiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN). «Con el caso de la mascarilla en exteriores teníamos muchas dudas en cuanto a su efecto, que ha sido escaso», dice, pero no opina lo mismo con respecto a su mantenimiento en espacios interiores. «Esa sí que es muy efectiva, sabemos que evita en gran medida las transmisiones y es clave que se siga manteniendo su uso, así como la alta ventilación en los locales. En este aspecto la hostelería es un sector crítico», sostiene.

A su juicio, el futuro inmediato que nos aguarda es esperanzador. «Las cosas se tienen que ir normalizando porque cerca de un tercio de la población que ha pasado la enfermedad y con el 90% de vacunados se ha creado una población poco vulnerable al virus. Estamos en una situación distinta a la de otras olas y el nivel de control de la pandemia va a influir mucho». Es un futuro que se empezará a aclarar después de la primavera. «Estamos en una situación favorable para afrontar un verano normalizado». Aunque aún no ha terminado todo. «En otoño o invierno quizás podamos tener un aumento de casos y habrá que pensar en vacunar a la población más vulnerable», advierte.