Los expertos confían en una oleada de gripe más floja, pero llaman a vacunarse

Los servicios de salud de todo el mundo han llamado a la ciudadanía para que, en la medida de lo posible, aprenda a diferenciar algo que, en muchas ocasiones, cuesta a los mejores clínicos. Hasta ahora se trataba de distinguir los resfriados comunes de la gripe. Pero ahora hay que diferenciar ambos también del coronavirus. En muchas ocasiones será misión imposible, pero si se logra en algunas, esa presión menos que soportará la sanidad, pública y privada.

La recomendación número uno de los expertos consultados por este periódico es vacunarse contra la gripe. Es cierto que el antídoto contra el virus de la influenza no es tan eficaz como otras vacunas convencionales y que su éxito depende del acierto que la Organización Mundial de la Salud y los laboratorios fabricantes tengan al elegir los tres o cuatro virus atenuados que lleva el preparado, que suelen ser una previsión de los que se cree que estarán en circulación.

«Vacunarse siempre es una buena idea. No disponemos de mejor herramienta preventiva frente al Covid, que es la vacuna. Pero tenemos la de la gripe; y si nos la ponemos estaremos limitando la posibilidad de una coinfección y reduciendo el riesgo de que nuestra enfermedad tenga identidad gripal», explica un especialista de la red de Osakidetza.

Uno de los mayores temores de los servicios sanitarios es precisamente la coinfección. Cómo hacer frente y qué consecuencias puede tener que una persona contraiga ambos virus al mismo tiempo. No se sabe. Lo que se conoce por la experiencia acumulada es que la circulación de dos virus a un mismo tiempo es muy difícil, porque uno desplaza al otro. Pero puede ocurrir.

El País Vasco, como el resto del mundo occidental, juega en invierno con la ventaja de que para preparar su temporada de gripe puede mirarse en el espejo de lo sucedido en primavera en el hemisferio sur, de donde llegan los virus invernales. El mal tiempo trae buenas noticias.

Las medidas de prevención del coronavirus –mascarilla, distanciamiento social y lavado de las manos– son también las que sirven para prevenir la gripe. Como nunca se habían implementado con tanta rigurosidad como este año, los resultados obtenidos han sido del todo inesperados. El sur del planeta ha registrado nada menos que un 90% menos de casos de influenza que en temporadas pasadas. Está por ver ahora si ese fenómeno se repetirá también en nuestro medio.

Por eso, ante la duda, aunque se crea que viene una gripe más floja y que a los virus no les guste compartir espacio humano, la idea buena es protegerse. «Del coronavirus, por desgracia, no tenemos vacuna, pero de la gripe sí», recuerda la jefa de servicio de Neumología del hospital de Cruces, Milagros Iriberri.

La próxima llegada de los test rápidos de coronavirus basados en la detección de antígenos también ayudará a aliviar los servicios sanitarios. Un hisopo, que es un bastoncillo de algodón como los que se ven en el cine, y una muestra nasofaríngea bastarán para que se sepa en apenas un cuarto de hora si se está infectado por Covid-19, algo que en la actualidad, con el sistema de las PCR, requiere de 24 a 72 horas.

La microbióloga Billie Caceda, médico de Atención Continuada del centro IMQ Colon aporta una razón más para vacunarse contra la gripe: «Aún se está investigando durante cuánto tiempo puede propagarse el coronavirus, pero se estima que desde aproximadamente dos días antes de que se manifiesten signos o síntomas hasta unos diez después». Si se está vacunado, el microbio nacido en Wuhan se encontrará con un sistema de defensas fortalecido, al menos contra una de las dos infecciones.

Distinguir una enfermedad de otra es fácil, en teoría. Los menos complejos son los resfriados, que se caracterizan por una tos húmeda, a veces con expectoraciones, malestar general, lagrimeo y congestión nasal, incluso estornudos. La gripe tiene una tos más seca, se presenta con fiebre, cansancio y a los mocos se añaden diarrea y vómitos.

El síntoma definitivo del nuevo coronavirus es la pérdida de los sentidos del gusto y el olfato, y la aparición ocasional de erupciones cutáneas o pérdida de color en los dedos de las manos y los pies. Con estas salvedades, el cuadro que presenta el Covid, como recuerda la jefa de servicio de Neumología de Cruces, es muy similar al de la gripe. «Hasta para los propios médicos, especialmente si no se han habituado a ver este tipo de casos, puede resultar complejo diferenciar una enfermedad de la otra», recalca.

La herramienta terapéutica que mejor funciona frente a esta nueva enfermedad, con gripe o sin ella, es, según Iriberri, «la responsabilidad de la ciudadanía. El verano fue completamente descontrolado, pero todos aprendimos que lo que realmente funciona frente a esta enfermedad es la prevención. Mascarillas, lavado de manos y grupos reducidos de personas», insiste la experta.