Euskadi se prepara para un rebrote en otoño sin otro gran confinamiento
Gana fuerza la idea de que desaparecerá el virus en verano, pero ni instituciones ni ciudadanos pueden bajar la guardia
Al fin la luz al final del camino. El análisis lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que el Covid-19 podría ... desaparecer con el calor del verano gana fuerza entre la comunidad científica internacional. El propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, anunció el jueves por la noche que esta es una posibilidad que no se descarta y que la infección parece caminar en ese sentido. En buena lógica, añadió, todavía es temprano para confirmarla. Especialistas consultados por este periódico se dividen entre quienes creen que la infección volverá a darnos la lata a partir de octubre o noviembre y quienes estiman que el nuevo coronavirus de Wuhan se comportará como sus 'hermanos mayores' y se diluirá con el sol del verano.
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Es tiempo para la esperanza, pero no para bajar la guardia. Por eso, Euskadi, en línea con lo que están haciendo los sistemas sanitarios de toda España, se prepara para afrontar un posible rebrote, convencida de que ya no volverá a haber un gran confinamiento social como el que se ha conocido esta primavera. Lo más posible es que, si resurge, el microbio vuelva con menos fuerza y afecte a un número bastante menor de población. En teoría, según las leyes de la epidemiología, el virus debería ser cada vez más débil, en su regreso se encontraría con un grupo de población inmunizada de mayor tamaño y, por desgracia, a la mayoría de sus principales víctimas ya les habría atacado en su primer zarpazo.
«Lo fundamental que debe ocurrir es que nadie baje la guardia», advierte el especialista Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que esta semana ha presentado uno de los más amplios informes sobre el impacto del Covid-19 en España. Tener que afrontar un rebrote de mayor o menor envergadura y evitar un nuevo encierro domiciliario depende en buena medida, según recuerda, del buen comportamiento tanto de las instituciones sanitarias como de los ciudadanos. Unas, para que el despertar del coronavirus no vuelva a cogerles por sorpresa; y los otros para que no olviden la importancia de mantener las medidas higiénico-sanitarias que se han mostrado eficaces para prevenir la infección. Es decir, el mantenimiento de una distancia social de al menos dos metros, el uso de mascarillas especialmente en espacios cerrados y el lavado constante de manos y superficies.
«Si somos capaces de detectar brotes pequeños y seguir a sus contactos, todo irá bien»
Jesús Molina, Medicina Preventiva
«Debe guiarnos la prudencia: los virus nunca se van para siempre»
Ricardo G. Huelgas, Internista SEMI
«El virus se atenuará y si se produce una segunda ola estaremos mejor preparados»
Jesús María Fernández, Exviceconsejero de Sanidad
Acopio de material
Osakidetza ya se ha puesto manos a la obra para que, pase lo que pase, no le pille desprevenida. El Servicio Vasco de Salud ha comenzado a hacer acopio de material para evitar tanto nuevos contagios masivos entre los trabajadores como un segundo colapso de los hospitales, que es algo que ya muy difícilmente se repetirá.
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La provisión ante un posible pico no solo se limita a mascarillas, guantes y batas (los tristemente famosos EPI), sino que también incluye respiradores, equipación de las unidades de cuidados intensivos, fármacos de todo tipo, reactivos para la realización de análisis PCR, test de detección rápida y otro tipo de pruebas. «Aunque el virus circule, su impacto será mucho menor por razones biológicas y porque se encontrará con equipos preparados y entrenados para el manejo de la enfermedad», explican expertos de Osakidetza, que han preferido mantenerse en el anonimato ante la decisión del departamento vasco de Salud de no facilitar la visión de alguno de sus representantes sanitarios para elaborar esta información.
¿Qué puede pasar ahora? Los expertos de Osakidetza consultados, en línea con la teoría expuesta por Fernando Simón, coinciden en que existen muchos indicadores que apuntan a que el virus se aletargará en verano, muy posiblemente hasta la extinción. Lo dijo también a principios de mes la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur, en un informe con predicciones para el mundo entero, que concluía que el Covid-19 se extinguiría en diciembre, pero que en España se apagaría en agosto. Es, en esencia, la misma idea defendida por el asesor del Gobierno ruso, el neumólogo Alexánder Chuchalin. «Desaparecerá en junio y no volveremos a ver algo igual en diez años». «Contábamos con ello desde el principio», rubricó Fernando Simón.
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En el mundo ha habido siete coronavirus registrados, según explican los expertos de Osakide-tza. Cuatro de ellos se transformaron en simples catarros y los otros dos, el SARS de 2002/2003 y el MERS, que afecta periódicamente a Oriente Medio, se diluyeron cuando llegaron los calores del verano. «El Covid-19 es un primo hermano de estos dos últimos; todo apunta a que se comportará de igual modo. Solo así se explica que no hayamos tenido ya un fuerte rebrote con lo mal que los ciudadanos estamos haciendo el desconfinamiento, sin mascarillas ni guardando siempre la distancia social», explican. «Ahora bien, es un virus nuevo y puede pasar cualquier cosa», advierten.
Otros expertos prefieren no echar las campanas al vuelo y se muestran más cautos. «No se puede saber a ciencia cierta qué ocurrirá», sentencia el secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, Jesús Molina Cabrillana. «Todo dependerá de si somos capaces de detectar pequeños brotes y de disponer de un buen sistema de vigilancia que nos permita hacer un diagnóstico precoz de los casos y el seguimiento de sus contactos», sostiene.
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El jefe de servicio de Medicina Preventiva del Complejo Hospitalario de Las Palmas tiene dudas sobre el posible fin de la pandemia. «Puede ser, pero no tiene por qué» ¿Y un rebrote? «Quizás algo controlado, pero desde luego no habrá otro gran confinamiento. La sociedad y el sistema sanitario estamos ya mejor preparados».
Un caso especial
El exviceconsejero de Sanidad del País Vasco y exportavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso, el médico Jesús María Fernández, considera «un ejercicio muy difícil» aventurar qué va a pasar con tan poca población inmunizada, menos del 5%, y la incertidumbre sobre si realmente el cambio de temperaturas afectará a este microbio. «Este es un caso especial, porque se avanzó muy rápido en la secuenciación genómica del virus, pero aún desconocemos muchos aspectos de su biología».
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Director de una empresa de innovación sanitaria, Jesús María Fernández es más escéptico ante la idea de la desaparición del coronavirus, pero sigue el criterio tradicional que mantienen los virólogos: confía en que el causante de la pandemia se debilite con el paso del tiempo. «Si vuelve, será una ola menor y mucho más controlada», confía. El otoño, según avanza, será un tiempo más de «grandes decisiones políticas». La comisión de reconstrucción, el reparto de las ayudas europeas, la financiación del sistema...
«La incertidumbre –rubrica un médico de Osakidetza– es aún muy grande. Es muy posible que no vuelva y también que se den pequeños brotes. Lo único cierto es que, pase lo que pase, no viviremos tranquilos hasta que tengamos una vacuna».
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