¿Cuánto cuesta alargar la vida?

Los vascos viven de media hoy 86 años, en el caso de las mujeres y 80,7 años los hombres, una esperanza de vida que ha crecido en 5 y 8 años respectivamente en las últimas dos décadas. Los expertos inciden en la prevención y en llevar una alimentación saludable, realizar ejercicio moderado a diario, dormir lo suficiente y evitar el estrés, un 'abecé' al que se une toda una industria antienvejecimiento, desde la medicina preventiva hasta el último escalón, como la reprogramación de las células para revertir enfermedades. A cambio, la cartera va menguando:el gimnasio, las cremas antiedad, el consumo de suplementos y productos orgánicos o los tratamientos estéticos tratan de plantar cara a proceso fisiológico inapelable, para alargar la juventud, ese divino tesoro... que ya no volverá.

Versa la canción que tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. La primera es una de las principales preocupaciones para los guipuzcoanos, junto con el empleo. De hecho cada vez son más quienes deciden subirse al tren de la vida saludable y mirar por su salud a través de la prevención. El autocuidado ha mejorado con los años: mirarse el azúcar o la tensión en casa, llevar una dieta equilibrada, leer los prospectos de medicamentos que tomamos... También el uso de Internet y las redes sociales se ha incrementado para hacer consultas de temas sobre autocuidado. En este sentido, las revisiones médicas periódicas son una práctica fundamental a partir de cierta edad, según afirma el doctor Jose Luis Monfort, del centro médico Amara, que considera «muy conveniente» la realización de chequeos médicos periódicos, «sobre todo en función de la edad y de los antecedentes de la persona, porque permiten detectar factores de riesgo o patologías que no se manifiesten mucho».

Así, mantener un control rutinario de la tensión arterial y realizar una analítica de sangre al menos una vez al año para controlar, entre otras cosas, los niveles de colesterol y de glucosa en sangre nunca está de más.

La búsqueda de una piel radiante y joven es un anhelo ancestral y el arsenal de cosméticos de cuidado facial inunda las estanterías de supermercados, farmacias o firmas de lujo con cremas desde los 4-7 euros hasta otras que valen más que un alquiler –España se sitúa como el quinto mercado europeo de productos de belleza, con un consumo de 150 euros al año por persona–.

Pero, ¿las cremas antiarrugas funcionan? ¿Es necesario gastarse mucho dinero en ellas?

La farmacéutica Myriam de la Cuesta, una de las organizadoras del congreso Donostia en la piel celebrado recientemente, ofrece algunas claves. «Claro que funcionan, y si hacemos una buena rutina hay un antes y un después», afirma, aunque aclara que «el foco no hay que ponerlo tanto en el producto en sí sino en la necesidad que tiene cada piel, porque no hay un producto perfecto para todo tipo de pieles. Si damos con el ingrediente que necesitamos, creo que no es necesario gastarse mucho dinero. Por ejemplo, una buena crema con factores de crecimiento para un estado maduro de piel puede costar los 50 euros de media».

A medida que envejecemos, es «superimportante» la hidratación para que la piel «luzca perfecta. También solemos tener más arrugas por la pérdida de colágeno, por lo tanto necesitamos reafirmantes y luminosidad, porque tendemos a tener unas pieles más apagadas, aunque esto también hay que individualizarlo. No es lo mismo una persona que practica ejercicio, que cuida la alimetación más allá de la genética, a otra que duerme mal, que maneja mucho estrés...», explica esta farmacéutica.

«Tengo 38 años pero me miro al espejo y me veo mayor. Me irrita transmitir una cara que no siento. Tengo la mirada cansada, el entrecejo muy marcado...». Conversaciones como esta llegan a diario a la consulta de la Thais Salas, especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, que afirma cómo cada vez los tratamientos estéticos «se están normalizando más. Son personas que quieren verse mejor y hay gente de mediana edad y hasta de 85 años», como es el caso de la paciente que operó la semana pasada de una blefaroplastia (exceso de piel de los párpados). Esta es la cirugía «estrella» entre los tratamientos de cirugía facial: se trata de una intervención con «muy poco riesgo, que no requiere ingreso hospitalario, con un postoperatorio muy fácil y un precio que no se dispara», explica Salas. (Según los precios de la media estatal ronda los 3.000 euros)

La liposucción de papada (cerca de los 2.500 euros) también es frecuente, así como el lifting (9.000 euros) y la lipoescultura facial (2.430 euros), que consiste en rellenar de grasa los compartimentos vacíos. «Estos dos últimos suelen ir asociados ya que no sirve de nada hacerte un lifting, que solo quita el exceso de piel, si tienes la ojera y la mejilla descolgada». Y es que a medida que envejecemos «perdemos hueso y que uno envejezca mejor o peor, a parte de los hábitos de vida, también depende de la forma de tu cráneo.

Con la edad vamos perdiendo masa ósea y los compartimentos de grasa de la carase atrofian. Con la medicina estética se recolocan esos compartimentos que se han atrofiado y se recupera las estructuras, es un efecto lifting sin hacerlo». Las herramientas más utilizadas son el ácido hialurónico; los hilos tensores; los estimuladores del colágeno, que sobre todo se colocan en el tercio inferior de la cara y buscan el tensado; y el neuromodulador (la toxina botulínica), que se pone sobre todo en el tercio superior de la cara. Te abre la mirada, te relaja las líneas de expresión», explica.

¿Deberíamos cambiar nuestra dieta a medida que envejecemos? ¿Comer sano sale caro? El encarecimiento de los alimentos, que se ha disparado en el último año, junto con un ritmo de vida frenético hace tambalear en ocasiones nuestra dieta. «El cuerpo está constantemente encontrando equilibrios. Nuestro día a día, por diferentes motivos, genera sustancias que pueden ser negativas para la salud, como pueden ser los radicales libres. Si aumentamos nuestro consumo de frutas y verduras –si son de temporada el coste será menor– podemos contrarrestarlos un poco», afirma Beatriz Zulueta, nutricionista en la Clínica Zuatzu, que insiste en que «deben tomarse a diario. Los alimentos vegetales tienen muchas sustancias con propiedades antioxidantes y nos ayudan en la prevención de enfermedades y el desarrollo del envejecimiento, así como los alimentos con grasas saludables y omega 3».

Como norma general, las bases de una alimentación saludable son las mismas para una persona de 20 que para una de 70, señala la experta, aunque «después hay que tener en cuenta las particularidades de cada uno».

Aconseja limitar los procesados, que contienen ingredientes de mala calidad, «mucha sal y azúcares y son negativos para la salud» y recuerda la importancia de «hidratarnos bien con agua –la del grifo es gratis–, entre 1,5 litros al día» así como el cuidado de la flora intestinal con alimentos fermentados (kéfir, kombucha...). El aceite de oliva, a pesar de su alto precio –6,5 euros de media en Gipuzkoa–, «es muy interesante que esté en nuestra dieta a nivel de prevención cardiovascular, entre otros beneficios, y el aceite de girasol, consumido en crudo, no es perjudicial para la salud. Es con el calor cuando se desestabiliza químicamente».

Zulueta afirma que «los hábitos se forman cuando somos pequeños y lo que comemos en la infancia también influye al igual que el deporte, el ritmo de vida... en la forma en que llegamos a la vejez.

Coenzima Q10, glutamina, resveratrol, colágeno, carnitina, curcumina... Si uno busca 'suplementos vitamínimos antienvejecimiento' la lista alcanza los 73.000 resultados en Google. '¿Cuál es el mejor suplemento de antioxidantes?' '¿Qué vitamina te hace ver más joven?' Son algunas de las preguntas más buscadas y aunque los efectos de algunos de estos productos no están cietíficamente demostrados, cada vez hay una mayor demanda por parte de la población.

Pero antes de lanzarse a por cualquier bote, es importante tener en cuenta que «no hay ningún producto en el mundo que pare el envejecimiento. Aunque sí hay ciertos productos que podemos incorporar a nuestro rutina diaria que nos ayudarán a envejecer lo más lentamente posible», explica Blanca Gorrotxategi, desde la tienda Organic 49 en Donostia. Según expone, «los hongos son casi por excelencia de los mayores y mejores 'antiaging' que nos da la naturaleza. Son grandes fuentes de vitaminas y ayudan a defenderse de los signos del envejecimiento. De hecho, hoy en día las mejores marcas de cosmetica del mundo han empezado a utilizar en sus cremas más prestigiosas y costosas estos hongos llamados Rehisi o Ganoderma. A parte de ser potentes antioxidantes e hidratantes, revierten las manchas oscuras de la piel o ayudan a aumentar los niveles de ATP, la principal fuente de energía celular».

A fin de cuentas, la clave para 'no envejecer', señala, es 'oxidarse' lo más lento posible, «pero que quede claro, todos envejecemos y eso no se puede detener, sí aminorar, y el objetivo es hacerlo logrando una buena calidad de vida».

Sin que se convierta en una obsesión, los expertos afirman que el deporte moderado –entre 150 y 300 minutos por semana y 60 minutos para niños y adolescentes, según la OMS– es el antídoto que más ayuda a trabajar la salud mental; reduce el estrés y mejora el estado de ánimo. Además fortalece los huesos y músculos, mejora la flexibilidad, ayuda a controlar el colesterol, mejora el humor... La lista es larga, al igual que las opciones a nuestro alcance. Pero pasar de estar tirados en el sofá a sacar tableta tiene un precio. Si se opta por apuntarse a un gimnasio particular, los hay desde los más asequibles, desde 35 euros al mes, hasta los 100-135 euros. La cuota mensual en los equipamientos deportivos municipales ronda los 20 euros, aunque siempre está la opción más económica: salir a la calle a correr, pasear o andar en bici.

'Alexa, ¿qué tiempo va a hacer hoy?' 'Alexa, me he caído, pide ayuda' . 'Alexa, léeme un libro'. Los asistentes de voz inteligentes se han convertido en un acompañante fundamental para muchos mayores que viven solos, a quienes también les facilita la vida en casa. Una voz que ya reconocen como 'amiga' les recuerda que beban agua o si han tomado la medicación. Porque además de responder a las peticiones y emitir recordatorios programables, también tienen la capacidad de anticiparse a nuestras necesidades, sugiriendo acciones en función de su aprendizaje sobre los hábitos y rutinas del usuario.

Estos dispositivos pueden rondar desde los 35 euros hasta los 200 euros. En el caso de las personas mayores, vivir rodeados de dispositivos electrónicos accesibles puede ayudar, dicen los expertos del tercer sector, a gestionar sus tareas cotidianas, además de sentirse acompañados.

La soledad no deseada tiene un efecto terrible: incrementa la probabilidad de muerte prematura en un 30%, además de incrementar las enfermedades crónicas. Así, la tecnología entra en juego en una sociedad que envejece a pasos agigantados. Se vislubra un fabuloso negocio en torno al envejecimiento de la población.