Repartir

Plaza de Gipuzkoa ·

Guille Viglione

San Sebastián

Domingo, 5 de septiembre 2021, 09:37

Los coletazos del huracán Ida golpearon Nueva York esta semana. Las calles se colapsaron, se suspendió el servicio de metro y bus y las autoridades ... pidieron a la población que no saliera de casa.

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La noche del miércoles, Johnny Miller, grabó un video que se ha hecho viral. Un repartidor a domicilio atraviesa una calle, con el agua hasta la cintura, entre bolsas de basura flotando. Con una mano empuja su bicicleta, con la otra levanta una bolsa de comida para que no se moje.

Muchos se preguntarán cómo alguien, en plena inundación, es capaz de pedir que le lleven comida a casa. Otros pensarán que es la ocasión idónea para hacer un pedido. Lo cierto es que esa noche se disparó la demanda. Parece un negocio a medida de grandes ciudades pero basta darse una vuelta cualquier tarde por Donostia para encontrar grupos de repartidores esperando, bici en ristre, su pedido frente a un local de comida.

Las empresas de reparto prosperan gracias a un modelo económico basado en sueldos precarios a los repartidores y comisiones de hasta el 40% a los restaurantes. Los clientes de estas compañías no son personas con dificultad para moverse. Su público son jóvenes con de menos de 30 años. Si se extiende a otros sectores el modelo de esquilmar a los productores y pagar sueldos por debajo del mínimo, los próximos trabajadores precarios serán sus propios clientes.

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Ayer, Johnny Miller estaba buscando en Twitter al repartidor para regalarle los 1.700 euros que ha ganado con el video.

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