«En la situación en la que estamos, no podíamos imaginar esta participación»
La viceconsejera de Política Lingüística, Miren Dobaran, destaca la acogida que ha tenido en el ámbito socioeconómico, «clave para ganar territorio para el euskera» y prioritario en esta segunda edición
Con el plazo abierto hasta el martes, anima a quienes todavía no se hayan inscrito en Euskaraldia «a que prueben y vivan la experiencia».
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- Según los datos provisionales, cerca de 150.000 personas, de ellas más de 65.000 en Gipuzkoa, llevan tres días inmersas en una experiencia que, como mínimo, les está haciendo pensar en sus hábitos lingüísticos. ¿Cómo valoran ese dato de participación?
- En medio de una pandemia, en la situación en la que nos encontramos, y teniendo en cuenta que emocionalmente también estamos la mayoría de bajón, no podíamos ni tan siquiera imaginar que íbamos a llegar casi a 150.000 personas. Muchas repiten la experiencia, pero nos parece un dato muy positivo que el 27% de los inscritos no participaran en la primera edición, porque también se trata de ir atrayendo a más gente a esta dinámica.
- ¿Hay algún otro aspecto que le llame la atención en el perfil de las personas inscritas?
- Se ha consolidado la mayoría de mujeres, un 63% del total, que guarda una relación directa con la participación mayoritaria de las mujeres en todos los proyectos de normalización y el aprendizaje del euskera. Se ve también en los euskaltegis. Es una fortaleza, porque cuando las mujeres toman una decisión así mantienen su determinación, la incorporan a su mochila y son agentes muy activos, pero también tenemos que analizar por qué no somos capaces de atraer de la misma manera a los hombres, dónde está el problema.
- Todavía es más acusado el desequilibrio que se da entre quienes eligen ser ahobizi (79%) y quien optan por ser belarriprest (21%). ¿Cómo lo interpreta?
- Puede ser normal que no entendamos bien qué significa cada uno de los roles, que no tienen nada que ver con la capacitación lingüística, sino con el compromiso que se asume en cada caso durante Euskaraldia. Existe la sensación de que si hablas bien euskera tienes que ser ahobizi, y si no te sientes tan seguro, o te cuesta soltarte, te toca ser belarriprest, pero no es así. Vamos a tener que seguir haciendo un esfuerzo para aclarar las dudas y, sobre todo, para destacar la importancia de los belarriprest, las personas que te invitan a dirigirte a ellos en euskera y te permiten vivir y relacionarte en esa lengua. Además, siempre pensamos que sabemos menos euskera del que realmente sabemos, y no nos damos cuenta de que con muy poco, con entender a nuestro interlocutor y no obligarle a cambiar al castellano, estamos ampliando mucho las posibilidades de utilizar el euskera. Les animo a que prueben.
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- Con el plazo de inscripción prorrogado hasta el martes, día 24, parece un buen momento para reiterar la invitación.
-Sí, se ha ampliado el plazo porque en los últimos momentos, con el nuevo impulso que había recibido Euskaraldia, había muchas peticiones y muchas nuevas inscripciones. A los que se lo están pensando, por lo tanto, les invito a que prueben, porque en la mayoría de los casos es una experiencia muy satisfactoria. Es cierto que cambiar los hábitos lingüísticos cuesta mucho. Es más sencillo en los ámbitos formales, con personas desconocidas, pero en la familia, con los amigos, en ese bar o esa frutería en la que la misma persona lleva años atendiéndonos en castellano, aunque entienda o sepa euskera, es más difícil. Yo siempre digo que no es magia, que es gimnasia, y que si se prueba se ve que es posible.
- Los cambios siempre asustan un poco.
- Pueden ser solo pequeños cambios, aunque muchos perviven y tienen continuidad. Hay mucha gente que a raíz del primer Euskaraldia cambió su lengua de relación con una serie de personas y la mantiene. Además, miles de personas han hecho un esfuerzo increíble por aprender euskera, y tienen que tener todas las oportunidades para utilizar la lengua que han aprendido poniendo tanto de su parte. Hay otro aspecto que me parece muy importante. En Euskaraldia solo pueden participar los mayores de 16, pero a los más jóvenes se les ofrecen ejemplos, modelos. A un adolescente no se le puede achacar falta de compromiso si percibe que el euskera es solo una lengua académica. Culpabilizarles me parece completamente estéril, hay que ofrecerles modelos y alternativas.
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- ¿Los cambios se han consolidado también a nivel colectivo? ¿Se han notado en la preparación de este segundo Euskaraldia los efectos del primero?
- Creo que sí, y de manera muy clara. Se ha visto por ejemplo en el tema de los arigunes, la principal novedad de esta edición. Me parece impresionante que se hayan formado 25.000 arigunes en entidades de toda Euskal Herria. Es un número extraordinario, y en gran medida se debe a que ha habido gente que conocía el ejercicio del Euskaraldia anterior y ha animado a otros compañeros y compañeras para crearlos en sus centros de trabajo, en sus organizaciones...
«Que haya 25.000 es impresionante. Es un modelo que puede ayudar a abrir muchas puertas»
arigune
«Es increíble que en plena pandemia miles de voluntarios hayan puesto en marcha Euskaraldia»
compromiso social
«Cambiar los hábitos lingüísticos cuesta mucho. Siempre digo que no es magia, sino gimnasia»
cambio
- ¿Por qué le dan tanta importancia al arigune?
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- Porque puede abrir muchísimas puertas. Son espacios consensuados por personas que trabajan en una misma organización, que deciden hacer ese ejercicio durante quince días sin estrés lingüístico y con comodidad. Si queremos ganar territorio para el euskera, tenemos claro desde hace muchos años que el ámbito socioeconómico, donde ya está haciendo un trabajo enorme por parte de las propias empresas y los trabajadores, es clave. En esa línea, el ejercicio del arigune no se agota cuando acabe Euskaraldia, sino que es una gran ventana de oportunidad. Cuando en esas empresas se empiecen a trabajar los planes de normalización del uso del euskera, ya habrá un camino hecho.
- ¿En qué sentido?
- Se ha comprobado que, si de una manera u otra -en este caso a través del arigune-, empiezan a cambiar algunos hábitos, los planes de normalización avanzan más y con mayor consenso. Estamos en un momento en el que es muy importante avanzar, porque tanto en las empresas como en las instituciones hay una generación que se está jubilando y está siendo reemplazada por jóvenes que no tienen ningún problema para trabajar en euskera, en castellano o en francés, en inglés... Esas organizaciones se tienen que preparar para que los jóvenes que se incorporan vean que el euskera tiene su espacio.
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- ¿El modelo que plantea el arigune se podría extrapolar a otros ámbitos que, aunque no correspondan al entorno laboral, implican relaciones sociales más allá de los círculos más íntimos?
- Es un modelo que puede abrir muchas puertas y que se puede seguir en el ámbito del ocio juvenil, del deporte... Hay otro entorno en el que pueden ser muy interesantes, que es el del comercio. La suerte que tenemos en esta edición es que la práctica totalidad de las marcas importantes que tienen establecimientos en Euskal Herria, y muchísimos pequeños comercios, van a participar de alguna manera con sus arigunes internos y externos. Ahora que tenemos tan limitadas las relaciones sociales, son espacios donde podemos practicar, porque a los comercios seguimos yendo a comprar, y tenemos que hablar con quien nos atiende, en la caja... Hemos visto que los establecimientos que participaron en la primera edición en esta segunda han dado más pasos, porque aquella les pareció tan positiva para el negocio que se han dado cuenta de que el euskera tiene valor para fidelizar a los clientes y captar otros nuevos. Han visto que no es una carga o un castigo, sino algo que les reporta ventajas, ni cosa de quince días, porque ese cliente va a volver. Hay que reconocer el esfuerzo que están haciendo, y nosotros estamos ahí para ayudar a esos trabajadores y a esas empresas a seguir dando pasos.
- Euskaraldia nació de la colaboración entre el movimiento social a favor del euskera y las instituciones. En la segunda edición no solo se ha mantenido la sintonía, sino que parece que se ha acentuado y se ha ampliado.
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- Una de nuestras fortalezas es el hecho de que en muchos ámbitos hay gente que cree de verdad en la normalización del euskera, y las instituciones también estamos convencidas de que en el siglo XXI tenemos que dar pasos cualitativos importantísimos, que la fase de la normalización que nos toca es ganar espacios nuevos para el euskera. Y eso hay que hacerlo, sí o sí, junto con el sector de euskalgintza y los demás sectores de la sociedad. O nos uníamos, colaborábamos y confiábamos los unos en los otros o no íbamos a ninguna parte. Las instituciones estamos para liderar los cambios y apoyarlos, pero hay que hacerlo con los agentes sociales, porque trabajando en común siempre se trabaja mejor, y la sociedad aprecia y premia que haya más trabajo y menos ruido. Y luego tenemos una sociedad civil con una capacidad increíble, con miles de voluntarios que en plena pandemia han sido capaces de poner en marcha Euskaraldia en sus pueblos y en sus barrios. A muchos pueblos y comunidades con lenguas minorizadas les parece un modelo muy interesante, pero admiten que ellos no podrían hacerlo.
«Tenemos que llegar a quienes no pueden ir al euskaltegi»
En las semanas previas al comienzo de Euskaraldia, diversos encuentros y jornadas en cuya organización han participado, entre otras instituciones y entidades, el propio Gobierno Vasco, Topagunea, Kontseilua, Euskaltzaindia, Soziolinguistika Klusterra o la UPV/EHU , han dado visibilidad tanto a experiencias de promoción del uso del euskera como al conocimiento que se está generando en torno al mismo.
Miren Dobaran asegura que basar la acción institucional en premisas y metodologías avaladas y evaluadas con criterios científicos «era uno de los objetivos. Cuando fui nombrada viceconsejera de Política Lingüística en 2017 era muy consciente, porque siempre he trabajado en el mundo del euskera, de que tenemos un 'know how' muy potente. Tenemos los mejores investigadores en este terreno, y hay muchas lenguas minoritarias que nos están mirando».
Euskaraldia es un ejemplo de la aplicación masiva de una metodología que se ha ido testando durante años a escala más reducida, y lleva implícito un reto que Dobaran considera básico: «Potenciar a las personas que entienden euskera pero no se atreven a hablarlo. Hay que avanzar hacia la universalización del conocimiento, pero siendo realistas, y sabemos que a pesar de los pasos que se están dando en la gratuidad del proceso de euskaldunización, hay muchísimas personas que, por todo tipo de razones, no irán al euskaltegi».
En esos casos, «tenemos que llegar nosotros hasta donde están, acercarnos a su realidad y darles todo lo que necesiten para garantizar la comprensión del euskera. Sería un cambio increíble. Y no se necesitan ni el B1 ni el B2, sino recursos para que, de manera cómoda, puedan adquirir unos conocimientos básicos. Luego muchos se animarán y seguirán aprendiendo». Ya hay iniciativas en marcha, y se les sumarán otras como «una aplicación para móviles que vamos a empezar a pilotar en San Sebastián en colaboración con el Ayuntamiento».
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