Maitane Ormazabal, natural de Urretxu, psicóloga y experta en tecnología y menores De la Hera
Maitane Ormazabal | Experta en salud digital y jóvenes

«Hay niños que nos piden ayuda para superar su adicción al móvil»

«Llevamos tiempo criminalizando a los jóvenes, cuando lo que hay que hacer es señalar a las grandes compañías tecnológicas», remarca

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Domingo, 22 de diciembre 2024, 01:00

El informe publicado recientemente por parte del Ministerio de Juventud e Infancia sobre la relación de los menores con las pantallas, elaborado por un comité ... de 50 expertos, fue esclarecedor. Nada de móviles hasta los seis años, dispositivos sin conexión a internet hasta los 16, acotar su uso en el colegio... Maitane Ormazabal (Urretxu, 1983) fue, junto a los también guipuzcoanos Telmo Lazkano y la profesora de la UPV Maialen Garmendia, parte del equipo de expertos que elaboró un paquete de 107 medidas para crear entornos digitales seguros para la juventud. Ormazabal, que fue profesora y ahora es psicóloga especializada en esta materia, advierte de que «las redes sociales están generando una ola enorme de soledad entre los jóvenes».

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– En ese informe piden incluir mensajes del tipo 'Fumar mata' en la caja de un 'smartphone'. ¿Es el momento de abrir los ojos?

– Mire, mi sensación es que hasta ahora se han blanqueado mucho todas estas aplicaciones tecnológicas. Las redes sociales, por ejemplo, se han vendido como algo que no son.

– ¿Por qué?

– Porque son asociales, nos han apartado de la sociedad. Entonces, hay que mandar mensajes de advertencia a las familias.

– Usted ha sido parte del comité de expertos convocado por el Ministerio de Infancia y Juventud. ¿Qué tal la experiencia?

– Muy enriquecedora. Fue una sorpresa, tanto para Telmo como para mí, que nos llamaran, pero cuando lo hicieron y nos explicaron la idea, aceptamos de muy buen grado. Habían leído nuestro libro ('Las voces del silencio') y les había resultado muy interesante lo que decíamos y el trabajo que estábamos desarrollando en Euskadi a nivel de familias y colegios en relación a los menores y las pantallas.

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– ¿Es la primera vez que el Gobierno central hace algo así?

– Sí. Este es un informe muy completo en el que hemos trabajado durante casi un año. Una de las ideas principales del ministerio es la de que este informe sirva para crear futuros decretos y leyes, con el fin de proteger la salud emocional de los jóvenes. En países como Francia, Canadá o Suecia ya se había hecho antes.

– De todas formas, Euskadi sigue sin legislar sobre la tecnología en los colegios. ¿Por qué?

– No lo sé, pero por ahora no tienen ninguna intención de hacerlo. Es obvio que no ven necesario prohibir los móviles inteligentes en el ámbito escolar. Es algo que me sorprende... Pero tampoco tanto. A veces queremos ser súper punteros en algo y nos olvidamos del aspecto humano. Nosotros hemos hablado en los últimos años sobre estos temas con muchísimos pediatras.

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Problemas de salud mental

«Los pediatras con los que hablamos están asustados. Por sus consultas pasan niños enganchados a las pantallas»

– ¿Y qué les dicen?

– Están asustados, tienen miedo. Por las consultas pasan muchas familias de críos y adolescentes con serios problemas de adicción a las pantallas. La libertad que pretende dejar el departamento de Educación a cada centro educativo vasco para que decidan ellos, para mí, es peligrosa.

– ¿Están capacitados los jóvenes para usar estas tecnologías?

– No, no lo están. Es así de simple. De todos modos, ponemos demasiada presión en los chavales, y creo que estamos confundiendo el tiro.

– Entonces, ¿hacia dónde deberíamos mirar?

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– Hacia las grandes empresas tecnológicas, que están haciendo un negocio multimillonario a costa de la salud mental de jóvenes y adultos. Por eso insistimos tanto en que necesitamos el apoyo legislativo de una institución como el Gobierno Vasco.

– (...)

– La cuestión es que hasta ahora nos hemos centrado mucho en los chavales. 'Qué mal lo hacéis', 'No sabéis hacer otra cosa que mirar el móvil', etc. ¡Esa tecnología se la hemos dado nosotros! Les hemos dado un 'Las Vegas' pequeñito, algo súper adictivo, pero no les hemos educado. Las grandes compañías tecnológicas tienen muchísimos informes en los que ven el daño que están haciendo a los jóvenes, pero nadie les aprieta de verdad. El producto no es la red social o el reloj inteligente... El producto somos nosotros.

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– Suecia, que siempre es un ejemplo de políticas sociales y educativas, ha decidido dar marcha atrás a la digitalización en las escuelas. ¿Qué ha pasado?

– Pues que se han dado cuenta de que se estaban asomando a un abismo. Ahora los colegios suecos están volviendo a los libros y al 'tú a tú'. Aquí quiero subrayar, para que quede claro, que yo no estoy en contra de la tecnología, pero ésta en ningún caso puede sustituir a un ser humano. Es que miras los datos relacionados con las pantallas y los menores y se te cae el alma a los pies. En los colegios no dan abasto, ¿qué más tiene que pasar para que nos demos cuenta de la humanidad que hemos perdido?

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Colegios

«Para mí es peligrosa la libertad que pretende dejar Educación a cada centro sobre el uso de la tecnología en las aulas»

– Usted suele tratar con pediatras, profesores, familias... Y también con alumnos. ¿Qué le cuentan?

– Hay muchos que, durante las formaciones, se acercan a nosotros y nos dicen que quieren dejar los teléfonos inteligentes. El problema es que ellos mismos reconocen que no saben cómo. Además de ayudarles, nosotros les animamos a que pidan apoyo, que reclamen que se establezcan filtros para acceder a estas tecnologías.

– ¿Qué significa para usted que una niña de 13 años le pida ayuda para superar esa adicción a las pantallas?

– Una gran lección de humildad... Y me da un poco de pena, también. Me alegra ver que la concienciación de los peligros de la tecnología entre los menores es cada vez más patente, pero... Ahora nos están pidiendo ayuda, y no podemos dejarles colgados. ¿Cree que un niño de 10 años que esté viendo un vídeo violento va a ser capaz por sí mismo de parar de verlo? Lo dudo mucho. Son pequeños y tienen muchas inquietudes para explorar nuevos caminos. Ni siquiera los adultos son conscientes del nivel de adicción que tienen a las pantallas.

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– ¿La proliferación de problemas de salud mental entre los jóvenes es una especie de mensaje de socorro encubierto?

– Sí, sí, podría verse así. Yo soy optimista porque veo que ellos mismos se están dando cuenta de sus problemas con las pantallas. Ahora, insisto, tenemos que acompañarles porque necesitan adultos competentes que les guíen en su relación con la tecnología.

– ¿Siente que ya hay generaciones pérdidas en esta guerra?

– Bueno, hay una generación, una década entera, que ha tenido una sobredosis de pantallas. Esos chavales van a necesitar una desintoxicación y nos van a necesitar, porque ellos solos por sí mismos no van a ser capaces de hacerlo. Es duro decirlo, pero gracias a los críos que están sufriendo ahora otros, en el futuro, no lo van a hacer. Han gritado tan alto '¡Ayuda!' que, al final, les hemos oído.

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– ¿La pandemia fue un antes y un después en el 'boom' de las redes sociales?

– Sí. Se produjo una digitalización de la sociedad tan disparatada que ahora se están viendo los resultados, en forma de crisis de ansiedad, depresión juvenil, una creciente sensación de soledad entre los adolescentes...

– Se ha descuidado un principio humano tan básico como la intimidad.

– Absolutamente, ahora están sacando fotos todo el rato y compartiéndolas en redes. Hemos vendido nuestra identidad a las redes sociales. Hay críos mandando vídeos y fotos por WhatsApp que desconocen que pueden estar cometiendo un delito o haciendo mucho daño, pero mucho, a un compañero de clase. Los datos del 'cyber-bullying' –acoso por internet– ahí están, creciendo sin parar. Los vídeos de Telegram, llenos de sangre y violencia... No podemos mirar para otro lado.

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