El Hotel Carlton de Bilbao cierra sus puertas hasta marzo por la falta de turistas extranjeros

El complejo de la Plaza Moyua es el segundo de la cadena de Miguel Atutxa, tras el Abando de Colón de Larreátegui, que cerrará sus puertas en los próximos meses por la falta de clientes, fundamentalmente extranjeros. El 70% de sus habitaciones las ocupan habitualmente viajeros internacionales. Además de los dos de Bilbao, el grupo cuenta con otro inmueble de cuatro estrellas en San Sebastián.

Con 142 habitaciones y edificado entre 1919 (año en el que fue diseñado por Manuel María Smith) y 1926, el Carlton se sumará a la larga lista de alojamientos bilbaínos a los que el virus ha obligado a frenar en seco ante la caída de la clientela y la incertidumbre alimentada por la segunda oleada de una pandemia que ha disparado los contagios. Siete de los 26 hoteles englobados en Destino Bilbao permanecen cerrados desde el pasado marzo, coincidiendo con la declaración del estado de alarma.

El Carlton, declarado monumento arquitectónico artístico y cultural y que sirvió de sede del Gobierno vasco en la Guerra Civil, reabrió sus puertas el pasado agosto, pero aprovechará los meses de menor actividad - enero y febrero- y La suspensión de la mayoría de congresos y eventos empresariales previstos para noviembre y diciembre para ahorrar costes.

«Los dos primeros meses del año son muy malos, resultan los peores de cada ejercicio y nos encontramos con que el cliente internacional está prácticamente desaparecido», se lamenta Gutiérrez, que reconoce que el abaratamiento de las tarifas se ha demostrado ineficaz para reactivar el mercado. «Mientras dure la pandemia, nos vamos a tener que acostumbrar y a ver como algo natural las aperturas y cierres. Vamos a pasar una época mala», presagia el director, que atribuye momentos convulsos al desplome de los viajes de negocios -«apenas hay»- y al mantenimiento del teletrabajo. «Hay grandes compañías -detalla- que tienen al 70% de sus empleados trabajando en casa».

A diferencia de la hostelería, que puede «vivir perfectamente de la clientela local», los hoteles supeditan la pervivencia de sus negocios a la clientela foránea. «Nosotros no hacemos nada sin la gente que llega aquí por ocio y trabajo», explica Gutiérrez, que juzga «clave y fundamental» la prórroga de los ERTE hasta el próximo 31 de enero para asegurar la continuidad. El Carlton lleva trabajando los dos últimos meses con el 28% de su plantilla, ya que tiene al 72% de sus empleados en procesos de regulación. «Es lo que nos permite trabajar a los hoteles que estamos abiertos».