Xabier Benavides, Nekane Azpiazu, Ivan Castro y Ane Aizpurua tienen las mejores notas de la UPV en Gipuzkoa de los dos últimos cursos. i. Arizmendi
Educación

La UPV en Gipuzkoa reconoce el esfuerzo de sus estudiantes brillantes

Los alumnos con mejores expedientes en los dos últimos cursos de la UPV reciben esta tarde el reconocimiento de la comunidad universitaria

Jueves, 23 de junio 2022

Muchas horas de estudio, esfuerzo, tesón y gusto por lo que se está estudiando forma parte de las claves para llegar a tener las mejores notas del campus de la UPV en Gipuzkoa. También incluye algún disgusto y sinsabor. Esta tarde la universidad pública reconoce a sus alumnos con los mejores expedientes de los dos últimos cursos, y recupera un acto que la pandemia del Covid obligó a suspender.

Publicidad

  1. Ivan Castro | Enfermería (2020)

    «Quería ser piloto, pero me he encontrado con mi vocación»

Su sueño era pilotar aviones pero en su casa era «imposible de plantear» por el coste de los estudios. Se encontró con Enfermería «de rebote» y se convirtió «en una revelación». Fue a la jornada de puertas abiertas y, lo que vio y escuchó le sedujo. «Es un grado bien planteado, combina formación teórica y práctica de manera muy fusionada», destaca. Los cuatro años de grado se le pasaron «volando». De ese tiempo se queda «con el compañerismo que se adquiere y que todo lo que aprendes lo ves prácticamente en directo en los casos clínicos». A eso le añade la ayuda de algunos profesores «para desarrollar el pensamiento crítico». Lo que menos le ha gustado eran los exámenes, «tendrían que ser de evaluación continua». El resultado final fue una nota de 9,29 con mención a matrícula de honor. Recomienda estudiar Enfermería a quienes les guste «el conocimiento científico con aplicación práctica y hacer las cosas bien, con calidad y sentimiento». Y añade, «que le guste el contacto real con las personas, eso es fundamental».

Acabó la carrera en junio de 2020, en plena pandemia. «Al día siguiente de colegiarme tenía trabajo», cuenta. «Directo a la UVI del Hospital Donostia. Fue muy duro, pasé mucho miedo. No voy a olvidar a mi primer paciente con Covid», relata emocionado. Se ha especializado en urgencias y emergencias y hoy trabaja en el Hospital de Zumarraga. «Me va la adrenalina, me gusta poner a prueba el conocimiento que tengo en un instante. Es un reto continuo». Y ve cada día «el mal uso que se hace del servicio de urgencias». Lamenta que «se abuse de la vocación, se piden favores y favores, y vives de un sueldo».

  1. Nekane Azpiazu | Arquitectura (2020)

    «Los estudios han oscilado entre el horror y la maravilla»

«Se necesita mucha fuerza y sacrificio», es la frase con la que resume Nekane Azpiazu sus cinco años de grado de Arquitectura. Y afina, «es una carrera bonita». Desde siempre a Nekane se le había dado bien el dibujo, «incluso ganaba concursos». En Bachillerato tuvo claro cuál era su elección. «Aunque en casa me animaban a hacer lo que me gustase, tenía voces alrededor que me decían que buscase otra cosa, que no iba a tener luego trabajo». Ahora lleva un año trabajando tras hacer un master en rehabilitación . No se acuerda de qué nota consiguió al final de la carrera, «un 8 muy largo», pero de sus estudios de especialización sí, «casi 10». Asegura que no iba a buscar la máxima calificación salvo en los proyectos. «Ahí lo he dado todo, me gustaba mucho». Sabe que ha acertado «plenamente» en la elección de sus estudios.

Arquitectura no es como la gente se lo imagina. No es de estudiar mucho, pero sí de emplear muchas horas en resolver problemas, en calcular, en hacer proyectos», describe. Con todo, se reconoce como «muy autoexigente» y trabajadora. «No he sido jamás de pegarme un atracón de último momento. Me gusta organizarme y planificar qué tengo que hacer, me va bien así». El trabajo de fin de grado lo hizo durante la pandemia. «Ese aislamiento me fue bien y mal. Bien porque no tenía distracciones, pero mal porque acababa pesando la soledad». En estos momentos su meta es acumular experiencia, «voy sacando fotos con el móvil de los edificios o cosas que llaman mi atención», cuenta. En el futuro se ve en un estudio transformando las urbes, «entiendo la arquitectura como un medio de afrontar la ciudad, desde el urbanismo, no solo como una manera de hacer casas».

Publicidad

  1. Xabier Benavides | Informática (2021)

    «Detrás de la nota hay momentos muy complicados»

Después de cuatro años de grado Xabier Benavides todavía tiene que explicar a alguno de sus conocidos que lo suyo es la informática, «no los ordenadores». «Me dedico a la computación, a temas relacionados con la inteligencia artificial». Se decantó por Ingeniería Informática «por adaptación al medio», dice. «Me gustaban las ciencias, se me daban bien. No podía con el dibujo técnico. Así que no podía elegir una carrera con algo que me lastrara», explica. «Y me fui a la programación pura y dura». Al finalizar su 9,67 muestran que su tesón ha dado sus frutos. «Siempre he sacado muy buenas notas, soy muy cabezón», manifiesta.

Xabier reconoce que esa calificación «esconde» lo que significa. «Cuando la gente ve esa nota piensa que es sencillo, y no es así. Ha habido momentos que lo he pasado mal. Sentía que había días que mi vida se reducía a ir y volver a la universidad y estudiar, nada más». El Covid le obligó a retrasar un año sus estudios y encima nada más empezar el master «tuve un ataque de ansiedad al conocer la carga de trabajo de una asignatura y la tuve que cambiar». Duda entre seguir con un doctorado o irse a una empresa. «Trabajo no falta y la investigación está poco valorada, me lo tengo que pensar».

Publicidad

  1. Ane Aizpurua | Administración y Dirección de Empresas (2021)

    «Nadie te regala nada, mi base es mi rutina de estudio»

Ane Aizpurua se describe como «organizada, trabajadora y autoexigente». A esto le añade una rutina que lleva desde niña a rajatabla. «En cuanto llegaba a casa me ponía a hacer lo que tenía que hacer, y en la carrera igual». Eligió el grado de Administración y Empresa (ADE) porque veía que «es algo que me podía abrir muchas puertas». El primer curso le resultó más duro. «Le fui cogiendo el tranquillo y el ritmo. Los demás años fueron más rodados». En su expediente consta como nota de fin de grado un 9,43. «Se me han pasado los años de estudio muy rápido. Es un grado que puede resultar engañoso. Tiene una nota de corte baja y la gente se confunde. Hay que trabajar y estudiar. Nadie regala nada», señala.

Entre todas las asignaturas descubrió la contabilidad, «me encanta». Está inmersa en un master de auditoría de empresas. «Cada vez me gustaban más los estudios y no he tenido ninguna crisis de vocación», indica. En este tiempo ha podido compaginar todo. «Bueno, todo lo que la pandemia nos ha dejado, pero he podido salir con mis amigos, y estudiar. No tengo sensación de haberme perdido nada», señala. Después del master no quiere cerrar ninguna puerta. «No lo tengo claro si seguiré estudiando o me encaminaré a la investigación o la docencia, o quién sabe, me vaya a buscar un trabajo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad