«Las mujeres seguimos necesitando una red de apoyo para investigar»
Premio Euskadi de Investigación 2021 ·
«Los estereotipos de género todavía pesan mucho. A las alumnas les cuesta más presentarse voluntarias», afirma la exrectora de la UPV/EHUNekane Balluerka se define como una «persona de acción». Su vida profesional ha estado siempre vinculada a la UPV/EHU donde, tras cinco años como ... rectora (2017-2021), ha vuelto a la docencia y la investigación. Fue la primera mujer en ostentar ese cargo, también fue la primera catedrática del departamento de psicología clínica y de la salud y metodología de investigación de la UPV, en el área de las ciencias del comportamiento. «Me ha tocado, por las circunstancias, abrir camino», señala.
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Premio Euskadi de Investigación 2021, Balluerka ha recibido el galardón como un reconocimiento a una trayectoria «no solo individual, también de un equipo que trata de contribuir a que no se no se hagan diagnósticos erróneos en el campo de la psicología, y que esas mediciones sean justas y equitativas».
– Mujer e investigadora, ¿cuesta visibilizar esa combinación en la sociedad?
– Hay mucho talento femenino que no está aportando todo lo que podría.
– ¿Por qué?
– Entre otras razones, creo que las mujeres somos menos competitivas. Necesitamos de una red de apoyo afectiva muy importante para dar el salto a ser investigadoras principales. Si yo no hubiese tenido a mis padres y a mi marido volcados, siempre diciéndome 'no te preocupes', además del apoyo del equipo, no estaría aquí. La mayoría de los hombres cuando se van fuera, a otras universidades, se van con su familia. En cambio, la mayoría de las mujeres que salimos nos vamos solas. Cuando la mujer llega a una edad de madurez intelectual e investigadora se encuentra en la encrucijada de tener que tomar la decisión de ser madre o no. Aplaudo las bajas por paternidad. Para nosotras están muy bien, pero luego cuesta mucho reengancharse, la investigación va a mucha velocidad.
– ¿Falta mucho camino?
– Los estereotipos pesan mucho todavía... Lo veo en mis clases. Ellos se prestan más a ser voluntarios que ellas, aunque yo sepa que algunas son más brillantes. La inseguridad de no saber si lo vamos a hacer tan bien como ellos sigue presente.
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«Cuando un investigador debe irse fuera, lo normal es que se vaya con toda la familia. La mayoría de las mujeres nos vamos solas»
– ¿Ha sentido esa presión?
– Cuando asumí el rol de rectora sí me pregunté si iba a ser capaz de hacerlo tan bien como los hombres que me habían precedido. Es verdad que, por circunstancias, me ha tocado abrir camino. También he recibido mucho apoyo de hombres y mujeres.
– ¿Goza Euskadi de buena salud en materia de investigación?
– Si nos comparamos con el resto de territorios, se ve que el Gobierno Vasco está haciendo una apuesta importante. Todo lo que se invierta en investigación es siempre bienvenido. El ideal sería acercarnos a los niveles de países como Suiza.
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– ¿Ve en sus alumnos hambre por investigar?
– Reconozco que entre mi alumnado las asignaturas de mi área de conocimiento no son las más deseadas (se ríe). Psicología es vocacional y la mayoría busca la rama clínica, solucionar los problemas de salud mental de las personas. Trato de inculcarles la importancia de ser capaces de analizar críticamente las investigaciones que se hacen. Pienso que deberíamos tender desde el primer curso de grado, e incluso antes, a formar en investigación. Las sociedades con mayor sensibilidad hacia la ciencia en investigación y difusión son más críticas, más exigentes e incluso menos corruptas.
«Hay que dar confianza y saber delegar. También ser capaz de asumir los errores que cometan los miembros de tu equipo»
– ¿Se debería impulsar la investigación antes de ir a la universidad?
– Cada vez se trabaja más por competencias y por alimentar la curiosidad del estudiante. No se deberían castigar los errores, más bien aprender de ellos porque enseñan muchas cosas, entre otras a aumentar la tolerancia a la frustración.
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– Dicen de usted que ejerce bien el liderazgo. ¿Cuál es el secreto?
– Mi liderazgo es compartido y tengo claro que hay que delegar. Hay que emplear tiempo en formar a las personas para que luego puedan desarrollarse. Y tomo decisiones cuando hay que tomarlas. Tienes que dar confianza y ser capaz de asumir la responsabilidad de los errores que cometen los miembros de tu equipo. Además, habría que preguntar a los demás a ver qué perciben.
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– ¿Qué hace Nekane Balluerka en la universidad?
– Llevo años dedicándome a tratar de mejorar la metodología para la elaboración de tests y la adaptación intercultural que permitan evaluar características psicosociales como la depresión, ansiedad, empatía, la inteligencia emocional, el trastorno por déficit de atención por hiperactividad...
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– Deme algún ejemplo.
– Imagina que utilizas un test para evaluar la competencia matemática pero tienes un trastorno por déficit de hiperactividad. Si las preguntas, los ítems, tienen varias ideas en el enunciado, te vas a ver perjudicado. Aunque tengas competencia en ese área vas a responder peor que una persona que no tiene esa característica. Tratamos de buscar esos ítems para eliminarlos y para dar con la manera de que midan realmente la competencia que queremos medir.
«En el ámbito de la psicología, hacer una medición errónea tiene consecuencias que pueden marcar toda una vida»
– Ahora mismo, ¿en qué está trabajando?
– Estamos adaptando al euskera el test más utilizado para medir el funcionamiento intelectual. Hasta los 10 años muchos pequeños tienen mayor dominancia del euskera que del castellano. Si se les evalúa con preguntas en castellano puedes estar diagnosticando erróneamente. Trabajamos bastante en el área de análisis de datos. Y otra área es el diseño, la implementación y evaluación de programas bien para mejorar las competencias socioemocionales, bien para prevenir enfermedades como el Alzheimer.
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– ¿Se puede medir la conducta?
– Sí, aunque siempre hay una probabilidad de error. La medición en psicología es muy compleja. Tenemos que tratar de ser lo más objetivos posible. Una medición fallida tiene consecuencias que pueden durar toda la vida. Si no detectamos un bullying tendrá secuelas, pero también si no hacemos una medición real porque podemos sacar conclusiones o etiquetar a una persona, cuando la realidad es que no se la ha medido bien.
– En las mediciones, una décima inclina la balanza hacia una decisión u otra. ¿Qué diferencia hay entre un 4,9 o un 5, por ejemplo?
– Realmente muy poca. Hay que establecer un punto de corte pero nunca puedes quedarte con una sola medición, tienes que tener indicadores múltiples. Las mediciones tienen que ser multidisciplinares. En mis clases, por ejemplo, cuando evalúo a un alumno tengo más factores en cuenta que solo una nota.
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– ¿La clave está en las evaluaciones multidisciplinares?
– Ese es el futuro. No se puede analizar nada desde una única perspectiva. El problema que tenemos es que académicamente todavía no se nos evalúa desde ese prisma, tan solo desde el área de cada uno. Las revistas científicas tienen que empezar a medir este impacto.
– ¿Qué le gustaría empezar a investigar?
– Tengo ganas de trabajar con grandes bases de datos en el ámbito de la educación para hacer prevención. Me atrae porque me preocupa la influencia que tiene la inteligencia artificial en todo lo relacionado con la brecha digital, estamos atendiendo a lo tecnológico pero no estamos viendo qué efectos puede tener la diferencia entre los jóvenes y los mayores, o entre las personas que tienen diferentes niveles adquisitivos o formativos. Me interesa conocer cuál es el impacto de la tecnología y creo que deberíamos empezar a poner el foco en ello. Otro asunto que me interesa es analizar la diferencia que puede existir cuando aplicas un test en formato digital y otro en formato de lápiz y papel, ver si hay variaciones.
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