El futuro en una nota

Cuando mañana suene el despertador a primera hora de la mañana en los hogares de 4.597 jóvenes guipuzcoanos no será una jornada más. Para la mayoría será el comienzo de tres días en los que deberán afilar bien sus conocimientos y templar sus nervios. Hasta el viernes tendrán que enfrentarse a las pruebas de evaluación para acceso a la universidad (EAU), la temida Selectividad.

El principal problema de la EAU no es aprobar, de hecho el 98,35% de los alumnos de Euskadi superó la prueba el año pasado con un 6,46 de nota media. El escollo está en conseguir una nota media lo suficientemente alta para poder acceder a la primera opción de la carrera elegida en las plazas que ofertan las universidades públicas.

El primer contacto será a las 9.00 de la mañana con Euskera. El segundo, Historia. Por la tarde será el turno de las optativas: Química/Latín/Diseño para finalizar la jornada con Economía/Cultura Audiovisual/Geología. El jueves empezarán con el examen de Lengua Castellana, seguido de Matemáticas/Arte. Por la tarde se examinarán de Biología/Arte/ Griego y Dibujo Técnico/Geografía/Artes Escénicas. El viernes la EAU acabará con Inglés y Física /Filosofía/ Segunda Lengua Extranjera. Después de tres días maratonianos de exámenes llegarán las vacaciones y la espera de resultados.

Los estudiantes que acceden a la EAU desde Bachillerato (4.359 en el campus de Gipuzkoa) o desde Formación Profesional (238) ven muy lejanas las preocupaciones de sus antecesores con el Covid. De hecho de los protocolos de los dos años previos tan solo queda el de la ventilación. Además los 39 tribunales encargados de evaluar tienen su sede en la UPV salvo el de Eibar que se repartirá entre la Escuela de Ingeniería de Gipuzkoa y Uni Eibar-Ermua. Este junio no ha sido necesario habilitar otros recintos como Ficoba que acogió pruebas precedentes.

Las últimas dos semanas de Elia Torres se reducen a estudiar y estudiar. «No me lo he tomado tan en serio jamás. No he estudiado tanto en toda mi vida», dice segura de que el fin de curso está resultando un sacrificio para conseguir su objetivo. «Quiero entrar en Matemáticas y Física en Madrid y la nota de corte está en 13,777 (de 14)» . Si no llega su segunda opción no rebaja las exigencias de una nota altísima, Economía y Matemáticas con un 13,6, también en Madrid. «Me quiero ir de Donostia, se me queda pequeño y me gustaría tener una experiencia universitaria en otro lugar». El balance que hace de su segundo curso de Bachillerato en Aldapeta Maria Ikastetxea es positivo. «Me he organizado bien, estoy contenta de cómo lo he llevado. Saber que necesitaba una nota alta me ha hecho centrarme y saber repartir bien mi tiempo, y este curso me ha dado tiempo a hacer de todo», asegura en un breve descanso entre apuntes y libros. Lo que más le preocupa es que en algunos exámenes la calificación dependa del corrector. «Me fastidia que dependa de la subjetividad de quien corrige, me juego mucho y entran factores que van más allá de si sé una materia o no».

Afirma tener los nervios «controlados» al mismo tiempo que es consciente de que estos días previos a los exámenes le tienen «más consentida». Ante la posibilidad de que no alcance la nota está tranquila. «Confío en el trabajo que he hecho, lo estoy dando todo. Espero poder entrar en una carrera que me guste». El viernes cuando acaben todos los exámenes tiene claro «que no voy a pisar mi casa, voy a celebrar por todo lo alto que he acabado. Me lo estoy ganando».

Aitor Vidal quiere estudiar el curso que viene Ingeniería Física en Bilbao. Sabe que necesita una buena nota porque la demanda de este nuevo grado en Mondragon Unibertsitatea es alta. «Tengo que esforzarme al máximo, me queda la recta final», reconoce. Sus nervios sobre su futuro se alargarán hasta el 1 de julio. «Será el día clave cuando me digan si entro o no». Mañana ha quedado con sus compañeros del Lizeo Santo Tomas a las 8.10 horas en el campus de Ibaeta. «Iré con mi música para estar tranquilo, no quiero que se me contagien los nervios de los demás», bromea. En su cuarto repasa sin cesar las materias que entran a examen. Teme a las pruebas de Historia y de Lengua. «En la primera entra mucha materia con muchos datos y detalles que te pueden despistar», explica. «Para Lengua he hecho los cuatro últimos exámenes que entraron en años anteriores y me voy arreglando». A lo que se presenta con más tranquilidad es a sus asignaturas fuertes «Matemáticas y Física, no creo que me den problemas». Además este año se mantiene el modelo de pruebas de pandemia por el que los alumnos pueden elegir entre las distintas preguntas. «Es un modelo que me favorece», señala. Agradece que «lo de menos sea el Covid» y que puedan hacer los exámenes sin mascarilla. «Aunque ya nos habíamos acostumbrado, mejor sin ellas», apunta.

Adriana Casares no siente la presión que viven muchos de sus compañeros. Quiere estudiar Ingeniería Industrial y no necesita una nota de corte como tal. «He trabajado bien durante el curso y tengo buenas notas. Aunque no necesite una nota como tal, no quiero aflojar. Ya que estoy quiero hacer una buena Selectividad y que el remate de este curso sea totalmente redondo», manifiesta en uno de sus descansos de estudio en la biblioteca de su colegio, Aldapeta María Ikastetxea. Pese a no tener esa inquietud sobre qué va a ser de su futuro académico se reconoce «agotada».

Tiene todo el temario estudiado y acude a diario a las clases de preparación. «Te sirve para fijarte en detallitos que a lo mejor no habías reparado. Así también soy más consciente de todo lo que tengo que repasar y me organiza», explica. «Pero no puedo más, tengo ganas de que llegue mañana y de que pase. Además de cansancio mental me encuentro agotada físicamente. No me puedo pedir más». Está siguiendo las recomendaciones de sus profesores «dormir y descansar». En este aspecto afirma haber cambiado con respecto a primero de Bachillerato. «He aplicado esa máxima durante todo el curso y estos días previos también. No vale de nada ponerse nerviosa», afirma.

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