Alumnos de Primaria con sus mascarillas y en grupos de cuatro para reducir los contactos. félix morquecho

Educación reforzará los centros públicos tras un inicio de curso «mejor de lo previsto»

Bildarratz compromete la contratación de otros 500 profesores para sustituir a los docentes que deban aislarse por causa de la pandemia

Sábado, 3 de octubre 2020, 07:13

Han transcurrido cuatro semanas desde que los alumnos más pequeños del sistema educativo vasco –hasta 2º de ESO– entraron por primera vez a clase ... tras seis meses sin pisar las aulas, primero por el confinamiento y luego por las vacaciones. Nueve días después lo hicieron el resto de los estudiantes no universitarios. Todo eran incógnitas y temores porque la pandemia no daba tregua, los protocolos de los departamentos de Educación y Salud quedaban obsoletos y hasta pocos días antes de la inauguración del curso 2020-2021 no hubo unas directrices concretas para evitar en lo posible los contagios. Centros y familias contemplaban con temor la fecha del 7 de septiembre. Ahora, a punto del cumplirse el mes de la inauguración del curso, parece que se ha implantado cierta normalidad dentro de una situación completamente anómala.

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Desde el inicio oficial del curso, un único centro educativo ha tenido que cerrar al completo. El instituto de Soraluze no llegó a abrir sus puertas por el positivo de un profesor que había estado preparando la entrada con el resto de docentes del claustro. La aplicación del protocolo ha permitido que, aparte de ese único caso inicial, en el peor de los casos solo sean aulas concretas las que han tenido que aislarse y que en la mayoría de las ocasiones son alumnos puntuales los que deben confinarse.

Las cifras demuestran, además, que la tendencia al alza del cierre de las clases de las dos primeras semanas con todos los niveles educativos en marcha ha cambiado de dirección. El registro más alto de aulas clausuradas se dio el día 25 de septiembre, el viernes de la semana pasada, con 280 en 188 centros de todo Euskadi, que suponía un 1,59% de las 17.554 aulas que integran el sistema educativo vasco desde los 2 años hasta la educación no universitaria posobligatoria. Ayer, siete días después, la cifra era casi la mitad: 156 de 114 centros, un 0,89% del total.

«Todos coincidimos en que hay que mantener al alumno fuera de la polémica»

«En estos momentos podemos decir que los centros educativos son espacios seguros»

Ante esta situación, el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, se muestra moderadamente satisfecho, principalmente porque a pesar de las muchas dificultades que se han encontrado, «el inicio de curso ha sido mejor de lo que se podría esperar» y en estos momentos se puede decir que «los centros educativos son espacios seguros», sin olvidar que nos encontramos en esta situación de pandemia y con una realidad cambiante.

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Con el retorno a las clases, Bildarratz se ha estrenado como responsable máximo de la enseñanza vasca, y ayer protagonizó su primera comparecencia en el Parlamento Vasco, respondiendo a una pregunta realizada por Iñigo Martínez (Elkarrekin-Podemos) en la que este pedía explicaciones sobre la gestión de su consejería en la vuelta al colegio. Las interrogantes del parlamentario fueron un resumen de las cuestiones que la oposición y los sindicatos han planteado en los últimos meses.

El aumento de las plantillas de los docentes, aunque sea provisional mientras se mantengan las medidas sanitarias que obligan a modificar los hábitos en las escuelas e institutos, es una de las reivindicaciones. Pocos días antes de comenzar las clases, la anterior consejera, Cristina Uriarte, anunció que se iban a contratar mil profesores de refuerzo en los centros públicos. Ayer, Bildarratz comentó que «en estos momentos estamos tramitando la contratación de más de 500 profesores y profesoras».

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Según explicó, cada colegio decidirá las características del refuerzo que le corresponde y el tipo de jornada que más le interesa, y garantizó que «todos los centros educativos van a contar con un incremento de personal».

Sustituciones

Entre los datos que el consejero aportó en su comparecencia destaca que «en la actualidad contamos con 300 nuevos docentes para sustituir al profesorado que, por diferentes motivos vinculados al Covid, no pueden asistir a clase, aunque no se encuentren de baja. Por tanto, aunque seguirán trabajando desde casa, en los centros escolares serán sustituidos». Este es el caso, por ejemplo, de los maestros que tienen a un hijo confinado y deben quedarse en su domicilio para cuidarlo.

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En relación con las sustituciones, otro de los temas 'calientes' para sindicatos y oposición parlamentaria, Jokin Bildarratz resaltó que «en las tres semanas que llevamos de clase, al cierre de septiembre, hemos realizado 3.716 sustituciones, lo que suponen 1.040 más que el curso pasado, con un incremento del 38,8%».

El responsable de Educación volvió a incidir en su talante negociador. «En tres semanas me he reunido con todos los agentes de la comunidad educativa», recordó. En algunos encuentros con directores de colegios ya ha fijado una fecha para visitar los centros y comprobar 'in situ' sus demandas.

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Una de las conclusiones a las que ha llegado en las distintas conversaciones es que «todos coincidimos en que hay que mantener al alumno fuera de la polémica, hay que buscar consensos y vamos a hacer un esfuerzo».

Los datos

  • 156: aulas de 114 centros educativos estaban ayer cerradas, lo que supone un 0,89% de las 17.544 que hay en Euskadi.

  • 300: docentes sustituyen a los profesores que no acuden al centro por motivos relacionados con el Covid y se está tramitando la contratación de otros 500.

Arrate Ugalde | Directora de Herri Eskola Orokieta (Zarautz)

«A esta vuelta a clase le pondría de nota un 8»

Un 8. Esa es la nota que pone Arrate Ugalde cuando se le pide que evalúe este inicio de curso en Herri Eskola Orokieta de Zarautz, a la que acuden niños desde los 2 hasta los 12 años. Es cierto, reconoce, que ha estado marcado por la incertidumbre y por los cambios, porque «algunas cosas funcionaban, otras hemos tenido que descartar y otras modificar. Había muchos nervios pero hemos empezado mejor de lo esperado».

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A la hora de hacer el balance explica que «vienen todos los niños, y no hemos tenido ningún contagio». Eso no significa que la situación se pueda calificar de normal «porque ver a los niños con mascarilla impone».

Los alumnos han llegado este septiembre con buen nivel porque siguieron trabajando en casa durante el confinamiento. Sí han realizado una evaluación para ver dónde tienen que incidir y han decidido empezar por el euskera y las matemáticas, además de formar a estudiantes y familias en el uso de la plataforma digital. Destaca la responsabilidad con la que están actuando los niños del centro.

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La escuela mantiene el servicio de comedor, aunque han pedido a las familias que, en la medida de lo posible, si no les causa problema, que los niños coman en casa. Se reparten en dos comedores y los turnos se gestionan por niveles. Los niños comen con los mismos compañeros que están en clase, lo mismo que en el recreo.

«Hasta que no nos hemos puesto en marcha no sabíamos cómo iba a salir. Había que empezar, por eso no sé hasta que punto retrasar el inicio del curso hubiera mejorado las cosas», señala.

Ekaitz Zabaleta | Alumno de 4º de eso de Antigua-Luberri (SS)

«Pensaba que nos iban a separar en más grupos»

Dos semanas después de iniciar las clases «de un curso bastante diferente», a Ekaitz Zabaleta, un alumno de 4º de ESO del instituto Antigua-Luberri de San Sebastián, le ha tocado confinarse porque un compañero del equipo de atletismo dio positivo. Su primera PCR ha sido negativa.

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«La vuelta a clase en sí no se ha diferenciado mucho de otros cursos porque a la mayoría de sus compañeros ya les había visto en verano». Considera que «en general dentro de las clases se mantienen las medidas, pero en el recreo no tanto» y opina que «igual lo mejor hubiera sido que nos separaran en más grupos. De hecho pensaba que iba a ser así, pero también es verdad que en Luberri no hay tanto espacio. Somos muchos».

También remarca que «en las entradas y salidas la gente se amontona, no hay distancias. Deberían dejar más margen entre las llegadas de los alumnos de distintos cursos».

A los profesores no les ve demasiado nerviosos por las circunstancias y critica que el pasotismo de algunos compañeros. «Casi todos cumplimos las normas, llevamos mascarilla y nos lavamos con hidrogel, pero hay algunos que se lo saltan», explica. También reconoce que en el recreo «hay algunos que se quitan la mascarilla a escondidas». Él no.

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Ahora que tiene que estudiar en casa, sigue haciéndolo con los ejercicios que le han mandado los docentes, y ha tenido una vídeollamada de la profesora de Física y Química.

Ana Belén Leonet | Profesora de Primaria en Aldapeta María Ikastetxea (Donostia)

«La valoración es muy buena porque estamos funcionando»

La nota que pone al inicio de curso Ana Belén Leonet Michelena, profesora y coordinadora del primer ciclo de Primaria en Aldapeta María Ikastetxea, es mejor de lo que pensaba en un principio, pero más por el trabajo desempeñado en los centros que el de la Administración. «Antes del inicio de las clases no sabíamos qué escenario nos íbamos a encontrar. Había muy pocas certezas». Pero un mes después «la valoración es muy buena porque estamos funcionando. Estamos supercontentas. Con la que está cayendo estamos todos aquí, en clase, intentando enseñar algo».

Opina que gran parte del mérito corresponde a los alumnos, que «son los que más asumida tienen la situación», a pesar de que al principio «el tema de los protocolos fue muy aparatoso».

En su caso, como profesora de 1º y 2º de Primaria, no han incidido mucho en el repaso de temas del curso anterior porque «haya confinamiento o no seguimos el ritmo del alumno, que principalmente suele ser la lectura y la escritura; es en lo que nos centramos».

Más complicados han resultado los primeros días de este curso en la relación con los padres, porque «había mucho nerviosismo y preocupación». Parte de esa inquietud se debía a que el centro no sabía contestar a sus preguntas debido a que les llegaban muy pocas directrices desde la Administración.

A los pocos días de comenzar las clases tuvieron que cerrar un aula por el positivo de un alumno. La experiencia se ha tornado en positiva porque «se ha visto que no ha sido para tanto desde el punto de vista sanitario; no hablo del tema organizativo y de conciliación porque ahí cada familia es distinta». Ahora el goteo es continuo, pero sin la obligación de poner a toda una clase en cuarentena, de momento.

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Bruno Padilla | Alumno de 3º de ESO de Ekintza (Donostia)

«Lo importante es que hemos conseguido ir a clase»

Bruno Padilla, alumno de 3º de ESO de Ekintza Ikastola, valora que en estas primeras semanas de clase «lo importante es que hemos conseguido ir a clase, algo que me sorprende. Antes de empezar pensaba que seguiríamos en casa». Echa en falta más comunicación dentro de las aulas. «Durante el confinamiento dábamos clases telemáticas y la gente no preguntaba al profesor. Nos hemos acostumbrado a eso y seguimos igual. Parece que nos da miedo hablar. Al final, el profesor tiene que arrastrar más a la clase para que nos impliquemos. Al menos en mi curso».

En cuanto a las materias, el final del curso pasado «fue muy parecido al de otros años, pero desde casa. Creo que dimos el temario que nos correspondía». Por eso ahora no se han centrado en repasar, salvo algunos temas concretos. «Además hemos cambiado de profesores. Ha sido como un inicio de curso normal».

Desde el principio se han mantenido las distancias y la limpieza de manos, además de llevar todos mascarilla, «al menos en clase» porque «estamos en una edad un poco rebelde y algunos la ven como una imposición, no como algo necesario, e intentan quitársela o se la ponen por debajo de la nariz».

En las tres semanas que lleva yendo a la ikastola ha visto cómo se han producido algunos cambios «para evitar que nos contagiemos». Por ejemplo, en el comedor han aumentado las distancias: «En lugar de seis por mesa estamos cuatro».

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Reconoce que, aunque había visto por el barrio a bastantes de sus compañeros, el primer día le hizo ilusión el reencuentro.

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