La comunidad educativa vasca apuesta por la jornada partida

En pleno debate sobre los pros y contras del modelo lectivo, Euskadi ha quedado como una de las pocas comunidades autónomas en mantener el horario de jornada partida en colegios. Esta defensa, en cambio, contrasta con la reivindicación de los institutos que se han acogido a la jornada continua –28 centro en Gipuzkoa participan en el programa Hauspoa, a los que se han sumado más centros por cuestiones organizativas del Covid– y que ahora ven mermadas sus opciones para mantener ese horario intensivo. De hecho, la decisión de suspender Hauspoa va a conllevar que varios de esos institutos regresen a la jornada partida, a su pesar.

Para los principales agentes educativos, sin embargo, no hay debate y la respuesta es unánime. Fuentes del Departamento de Educación afirman que la suspensión del programa Hauspoa no supone ningún cambio de criterio. Siempre se ha tenido claro que su apuesta es la jornada partida. Tampoco dudan quienes firmaron el pacto educativo en marzo– PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos-IU– ya que en el texto se recoge expresamente que el horario de mañana y tarde es el que regirá la vida estudiantil en el futuro sistema educativo vasco.

Desde Heize, Iñigo Salaberria, afirma que «en este momento» su organismo es «partidario de seguir con el planteamiento actual y mantener la jornada partida». Además sostiene que en caso de plantearse un debate sobre los horarios debe hacerse «desde la perspectiva de lo mejor para todo el alumnado». En ese aspecto es donde más insiste el representante de los directores de las escuelas públicas vascas. «La jornada partida atiende de una manera más amplia al alumnado con mayor vulnerabilidad». Por lo que reitera la necesidad de que antes de tomar cualquier tipo de decisión se «diagnostiquen las necesidades».

Lurdes Imaz defiende el horario de mañana y tarde. «La evidencia científica nos dice que el horario partido es mejor», sostiene. Reconoce que hay movimiento en algunas Ampas en cuyos centros han contado con horario intensivo para intentar mantenerlo. «Hauspoa no defendía el horario continuo, al contrario era un refuerzo y una opción para estudiantes que quisieran crecer en otro tipo de formación», explica. «Es cierto que para esa organización se permitió horarios continuos» pero insiste en que «una vez terminado el programa, todos sabemos que la apuesta es por la jornada partida».

A estas opiniones se suma la voz de los expertos en psicopedagogía que aconsejan no sobrepasar las cuatro horas de seguidas de clases. Además afirman que la jornada partida se adecua mejor a los ritmos biológicos de los alumnos favoreciendo el sueño y el rendimiento académico. Un estudio de ESADE apunta que la concentración horaria tan solo beneficiaba a la conciliación del profesorado.