Ignacio Pujana presenta esta tarde en el Koldo Mitxelena su libro 'La rebelión de Zamalur'. MICHELENA

Ignacio Pujana: «Si no se aprende con diversión no podemos hablar de educación»

PROFESOR ·

Con 74 años de docencia ininterrumpida, asegura que «el buen profesor es el que no perjudica la creatividad del alumno»

Lunes, 4 de abril 2022, 07:54

Ignacio Pujana tiene 91 años y toda su vida la ha dedicado a la enseñanza. Primero como profesor en activo, estuvo durante muchos años impartiendo ... clases en Marianistas, y ahora da clases a hijos de migrantes del programa Ayuda al estudio de Cáritas. En su libro 'La rebelión de Zamalur por una educación adaptada a la sociedad de hoy' propone un método de enseñanza en el que «se activen las neuronas» y «se siga el ritmo de cada alumno». Lo presenta esta tarde en el Koldo Mitxelena, a las 19.00 horas.

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– ¿Qué le disgusta de cómo se enseña en los colegios?

– Todo, la forma de dar clase apenas ha avanzado desde que se inventó la educación obligatoria en el siglo XVIII en Prusia. Ese mismo día ya fracasó el sistema educativo porque se planteó como un adoctrinamiento que se ha perpetuado en el tiempo.

– ¿En qué falla?

– En el mismo concepto de la clase. Desde entonces todos los niños están sentados, sin poder hablar, ni opinar, solo pueden responder cuando se les pregunta. Delante tienen a un profesor que supuestamente todo lo sabe y a quien no se le puede poner en cuestión. Eso mata cualquier aprendizaje.

– ¿A qué van entonces a la escuela?

– Realmente a pasar exámenes. No me gusta el concepto de estudiar, nunca lo empleo. Al colegio se debería ir a aprender, y además a aprender con diversión. Mientras no se consiga eso no se puede hablar de educación. Estamos hablando de que tienen que asumir demasiados conceptos que no les da tiempo a asimilar para vomitarlos en una prueba, y de ahí no les habrá quedado nada.

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Ritmo

«Las clases se deben cortar cada 20 minutos y explicar una cosa diferente para que las neuronas se activen»

– Usted ha sido profesor durante años, ¿qué sistema de enseñanza propone?

– En la clase ideal el alumno debería llevar un cuaderno, un lápiz, goma de borrar, sacapuntas y dos rotuladores de distintos colores, y en la mesa un ordenador portátil. El profesor está delante y les dice a sus alumnos que estén tranquilos, que cada uno vaya a su ritmo y sin prisa. Van a ver un vídeo con la materia a aprender y tienen que ir tomando notas y subrayando lo más importante. Y a los 20 minutos se para todo y se explica una cosa totalmente diferente. Hay que cortar con algo distinto para que las neuronas se activen. A los diez minutos retomamos la actividad anterior. Así el tiempo se les pasa volando y están totalmente inmersos en el aprendizaje.

– ¿Se acabaron las clases de una hora?

– Adiós a unas clases tediosas en las que el profesor suelta lo que le han estipulado en un temario inabarcable. Es imposible que los alumnos puedan asumir todas las materias, especialmente en las etapas finales de la enseñanza. En Bachiller, por ejemplo, tienen tantas asignaturas con tal cantidad de conceptos que es imposible que aprendan. El aprendizaje requiere de tiempos de descanso, de reposo de conocimientos, de una exposición para asentar mejor lo aprendido. Además, viven en un estado de excepción, si no tienen exámenes están con recuperaciones.

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– No me lo diga, hay que respetar los tiempo de cada estudiante.

– Es fundamental. Cada alumno tiene su velocidad. Hasta los 12 años el colegio se adapta a distintas maneras, se aprende en infantil en base a las emociones, con cantos. Eso se va perdiendo en Primaria, pero a partir de la ESO todos tienen el examen el mismo día. Es ridículo. Hay estudiantes que en dos meses asimilan la materia de un curso, la mayoría necesitará unos meses. Todos somos diferentes.

Repaso

«El repaso es fundamental para el aprendizaje. El fracaso se castiga y debe ser un motor para la superación»

– ¿Qué más no le gusta?

– La demonización de móviles y ordenadores. Hay cosas que se les hace aprender, listas o conceptos que olvidan según hacen el examen, y yo me pregunto para qué. Si lo tienen todo al alcance de la mano. Hay que motivarles a investigar, a que se interesen por las cosas, a premiar el esfuerzo, no a darles todo hecho. En vez de eso, toma, la lista de reyes para aprender. ¡Pero si la olvidan según hacen el examen! Es más interesante que entiendan la época en la que vivían esos reyes, qué les pasaba, por qué actuaban, como lo hacían. Y que entiendan lo que aprenden, porque nunca se les pregunta si han entendido.

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– Tal y como lo plantea, el cambio sería total.

– Es que lo demás es un cuento chino, es una superación de pruebas sin sentido que para lo único que vale es para que los chavales se estresen, se desmotiven y pierdan autoestima. También afecta a los profesores, que se agobian por llegar a dar todo lo que exige el temario. Están preocupados en preparar exámenes y se olvidan de enseñar.

– ¿Mantendría las notas?

– No me gusta el sistema de evaluación. Se castiga la duda y el error. Con esas premisas, qué alumno va a opinar; si dices o haces mal te ponen en evidencia. El fracaso tiene que servir como un motor de motivación de superación, así es como uno crece como persona.

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– ¿Qué recomendación les daría a los estudiantes?

– Que repasen, el aprendizaje sin repaso no sirve.

Exceso de materia

«Es imposible asimilar toda la materia en el tiempo estipulado. Solo se enseña a responder preguntas, no a aprender»

– Dice que es más importante que aprendan a hacer una tortilla de patatas que muchas fórmulas matemáticas.

– ¡Claro! Cuántas horas se emplean en hacer ejercicios de matemáticas que no sirven para nada, solo para repetir de manera mecánica una forma de hacer pero en la que no entienden nada porque a los estudiantes no se les ha explicado el concepto. Hacen ejercicios y ejercicios de derivadas, por ejemplo, pero sin saber qué son. Para eso es mejor aprender a hacer algunos platos, que lo van a utilizar más.

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– Va a haber una nueva Ley de Educación en Euskadi. ¿Cree que van a cambiar las cosas?

– No espero nada de esa futura ley. Lo que tiene que haber es una voluntad real de cambio por todas las partes. Tengo chavales de 16 años que apenas se enteran de nada, pero cuando digo nada, es nada. La razón es que entra un profesor que les habla de cosas que no entienden nada y que si osan preguntar son puestos en cuestión.

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