«Para alcanzar este IPC en 2024 hemos adelantado inversiones que eran a futuro»
María Eugenia Iparragirre, directora general de Kristau Eskola, reconoce estar «muy contenta» porque su objetivo era «llegar a un consenso»
Para María Eugenia Iparragirre, directora general de Kristau Eskola, el camino de la negociación ha sido «largo, lleno de reuniones, propuestas y muchos encontronazos ... con los sindicatos», pero ha tenido un final feliz. «Estamos muy contentos porque sin duda el objetivo era llegar a un acuerdo», reconoce la irundarra ayer a este periódico. «No podíamos permitirnos entrar a una nueva semana y a un futuro impredecible de más huelgas y movilizaciones, aunque lograr el consenso ha sido muy complicado», subrayaba.
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Según ella, desde noviembre «todas y cada una de las convocatorias y propuestas que ha habido han sido realizadas por nosotros y todas suponían un acercamiento de posturas con los sindicatos, que no solo no se han movido de sus casillas sino que además han mantenido las movilizaciones durante todo este proceso», lamenta.
En relación con la subida salarial del 16%, Iparragirre quiso aclarar que «nosotros como Kristau Eskola no podíamos hacer nada que no fuera de la mano de la financiación del departamento» (Educación) y destacó que «para poder alcanzar este IPC en 2024 ha sido necesario adelantar algunas inversiones que se visualizaban para 2025, 2026 e incluso 2027».
Actualmente Kristau Eskola agrupa a 120 centros educativos vascos que pertenecen a 75 instituciones y dan trabajo a 9.000 personas que abarcan a 90.000 familias. En ese sentido, su directora confesó que han sido meses «duros y movidos» y, aunque reconoce el derecho a la huelga, considera que también hay otros como el de «la educación y me atrevo a decir que el de los niños como marco internacional a nivel de Naciones Unidas». Según Iparragirre, estos paros suponen un «desequilibrio emocional» en muchos niños más allá del retraso académico. «Tenemos chavales en centros de acogida a quienes faltar a clase les genera una inestabilidad muy grande, lo mismo que a niños que están en familias desestructuradas», asegura.
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Pese al acuerdo alcanzado, Iparragirre es consciente de que todavía queda mucho trabajo por delante al ser solo para un año, un hecho que obliga a volver a negociarlo el curso que viene. «Mi pregunta es: ¿Van a ser la presión y las movilizaciones la herramienta que pongan los sindicatos encima de la mesa para la siguiente negociación? Espero que no, porque esta vez hemos sido rehenes de estas estrategias».
Preguntada por la reducción de cargas de trabajo, la directora de Kristau Eskola recalcó que «siempre hemos dejado claro que en ningún caso estas reducciones de jornada pueden suponer nuevas contrataciones, porque más a corto que medio plazo puede que nos veamos obligados a abordar despidos ante la bajada de la natalidad, que conlleva una reducción de la matriculación y, como consecuencia, una pérdida de conciertos», concluyó tras una nueva jornada frenética.
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