Un grupo de pasajeros sale de la 'jardinera' tras aterrizar el lunes en Bilbao con un 'Boeing 738' de Air Europa. e.c.

Denuncian aglomeraciones de gente en Loiu por embarcar en bus en vez de por pasarela

El 20% de las operaciones se hacen con autobuses, pese a que es más seguro el 'finger', cuya subcontrata ha aplicado un nuevo ERTE, para evitar los contagios por coronavirus

josu garcía

Miércoles, 16 de diciembre 2020, 08:09

El aeropuerto de Bilbao vive su momento más bajo desde que se reiniciaran los vuelos en julio tras la primera ola de coronavirus. El ... mes pasado, el tráfico aéreo en Loiu se desplomó un 69% con respecto a octubre. Hubo 972 aterrizajes y despegues (40.877 pasajeros). La terminal está prácticamente desierta en muchos momentos del día. Sin embargo, se está dando una situación llamativa: en algunos embarques y desembarques se producen aglomeraciones, desaconsejadas para evitar los contagios por Covid-19.

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¿Por qué? Porque el 20% de las operaciones se están desarrollando en remoto. Es decir, los viajeros -que pueden llegar a ser hasta 170 por aparato- no acceden al avión de forma directa, a través de las pasarelas ('finger'), que son más ágiles, permiten un abordaje más acompasado y están ventiladas de forma mecánica, sino que tienen que montar en autobuses ('jardineras') para ser transportados todos juntos a pie de pista. Esto hace que se produzcan estrecheces en los citados vehículos. Algo que está generando malestar.

Fuentes aeroportuarias sostienen que el procedimiento «cumple la normativa» y que la imagen es muy similar a la que se puede observar en otros transportes públicos. Reconocen que el uso de los 'fingers' es recomendable. Así lo constata una resolución de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) que exige a los operadores aeroportuarios que intenten mantener siempre que sea posible la distancia de seguridad entre los usuarios. Este texto, publicado el 17 de julio en el BOE, sostiene que el aeródromo deberá «colaborar con las compañías aéreas» para «prevenir aglomeraciones durante los procesos de embarque y desembarque». También se insta a utilizar los «medios adecuados para asegurar el distanciamiento de los pasajeros en el terminal y en las instalaciones de su responsabilidad para evitar aglomeraciones». Es decir, pide priorizar elementos como las pasarelas.

En Loiu hay seis disponibles. La pregunta que subyace ahora es ¿por qué no se están utilizando en el 100% de las pocas operaciones que se programan ahora mismo? En el aeropuerto, durante diez horas y media de las 17 que está operativo, sólo hay un operario encargado de manejar estas estructuras porque la subcontrata que gestiona el servicio está aplicando un ERTE por reducción de la actividad desde la semana pasada para 12 de sus 13 empleados. «Con una persona sola durante la mayor parte del día no damos abasto», asegura uno de los trabajadores.

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Estructura esencial

La medida de regulación de empleo, que ha sido denunciada, es la tercera que la firma Cimc-Tianda ha puesto en marcha en el último mes y medio. Las dos anteriores fueron anuladas por las autoridades. Inspección de Trabajo consideró que las pasarelas son esenciales. En un informe recordaba que, aunque haya menos viajeros debido al virus, en ningún momento se ha prohibido el transporte aéreo y, al contrario, los servicios deben mantenerse operativos en perfectas condiciones, más en un momento que exige medidas especiales de prevención y seguridad para minimizar el riesgo de contagio.

En la sede de Cimc-Tianda, en Oviedo, nadie descolgaba ayer el teléfono. Fuentes de la dirección del aeropuerto, por su parte, desligan el uso del embarque remoto de este ERTE. Aseguran que es algo que está pasando en todos los aeropuertos de España, porque hay compañías aéreas que, «por razones operativas», prefieren no engancharse a las pasarelas. El comité de empresa de Bilbao, por su parte, denuncia la «merma en la seguridad sanitaria» que se está dando en la terminal por ERTEs y el cierre de instalaciones. Piden más implicación. Ponen como ejemplo que, durante la pandemia, se han mantenido las encuestras de calidad. «Se han hecho 360 entrevistas presenciales en dos meses, con el riesgo que supone para cliente y trabajador», critican.

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