Una lupa que lee y además habla
La joven de Elgoibar Uxue Mancisidor ha ideado junto a otros dos socios un dispositivo destinado a personas con dificultades de visión que traduce los textos a voz
Todo comenzó en 2019 con un trabajo de fin de grado en Mondragon Unibertsitatea, donde Uxue Mancisidor, de Elgoibar, y Apurva San Juan, de Vitoria, estudiaban Emprendimiento en la facultad de Negocios. El trabajo consistía en crear algún producto o servicio a partir de las nuevas tecnologías y las dos estudiantes pensaron que sería una buena idea indagar en las capacidades que ofrecía la visión computacional y la inteligencia artificial. «Vimos claro que podíamos hacer algo para ayudar a personas que tuvieran dificultades de visión», dice Mancisidor.
Pero una cosa es la intuición y otra la realidad, así que las dos jóvenes acudieron a hablar con la ONCE y con la asociación Begisare para conocer cómo era recibida su idea, si podría tener futuro. «Vimos que era una necesidad real y que la gente con problemas de visión tenía dificultades para leer y esto les afectaba en su autonomía del día a día porque no podían hacer muchas actividades cotidianas como leer un folleto, el extracto del banco o el menú de cualquier restaurante. Por eso nos llamó tanto la atención, porque facilitar la lectura tiene un impacto en la vida de las personas». Fue una labor de investigación, «de tratar de hacer las preguntas correctas y ponerte en la piel de la gente, entender la realidad de su día a día, porque al final es algo que tú no lo padeces». «No hablamos de un porcentaje pequeño de gente sino de miles y miles de personas con baja visión, aparte de que esto nos puede pasar a cualquiera con la edad», dice Mancisidor.
Sabían lo que querían: «Una lupa inteligente que capta imágenes de textos y los convierte en voz», explica Mancisidor. Lo que no sabían era cómo. Por eso contactaron con Eneko Calvo, un joven de Leioa que estudiaba Informática en la Universidad del País Vasco, con el que crearon el proyecto LUP y comenzaron un viaje que ha sido recompensado con el premio en economía senior de la sexta edición de los premios fundación Mapfre a la innovación social.
El proyecto ha recibido el premio de la fundación Mapfre a la innovación social
«La tecnología que utilizamos está madura en el mercado, pero lo que hay que hacer es bajar a tierra y convertirla en productos que resuelven problemas», afirma Mancisidor. La idea original es ahora una realidad con forma de «lupa de bolsillo para llevarla en la mano. Es un poco más grande que un mando de garaje, con botones adaptados para personas mayores». La lupa saca una foto «de cualquier cosa que una persona no puede leer, detecta los caracteres, genera las palabras del texto y luego las convierte en voz». También puede servir para interpretar manuscritos siempre que la letra no sea, por ejemplo, la de un médico. El proceso tarda dos segundos y puede leer hasta en 30 idiomas.
Aplicación móvil
La lupa, que aún no ha sido comercializada, podrá ser adquirida a partir de algo más de 500 euros. «Estamos recibiendo reservas, pero todavía no ha salido el producto final», afirma Mancisidor. Lo que sí se halla a disposición de los interesados es una aplicación móvil que «está más pensada para jóvenes con dislexia o dificultades de lectura». Esta aplicación cuenta con un flash integrado para lecturas nocturnas, ajusta la velocidad de la lectura y se puede escuchar tantas veces como se quiera. Otros clientes potenciales de LUP pueden ser profesionales como oftalmólogos, optometristas o logopedas. «Cada vez más gente utiliza la aplicación o reserva la lupa para que les llegue, esperemos que este año».
El premio Mapfre está dotado con 40.000 euros, lo que permitirá a los tres compañeros de viaje dar un nuevo impulso al proyecto. «Nos encontramos en un momento de crecimiento. La cadena de producción la tenemos montada pero quedan las últimas tomas de decisiones, tenemos que ver si invertimos nuestros recursos en más desarrollo o en hacer crecer aún más la demanda. Estamos en ese momento», explica Mancisidor.
Este es el presente, pero también hay un futuro. «Estamos muy enfocados en nuestra aplicación y en la lupa, pero al estar en contacto con los usuarios siempre vas viendo qué más puedes ofrecerles. Dentro de las personas mayores, por ejemplo, hay muchísimo campo en temas de cómo aportarles más autonomía y en el envejecimiento activo. Las de ahora son nuestras primeras soluciones, las que nos están acercando a todo este público, pero sí estamos pensando más cosas», afirma Mancisidor.
Han pasado varios años desde aquel trabajo en la universidad, cuando echó a andar una idea que ha desembocado en una incipiente aventura empresarial. «Nunca me lo habría imaginado. Para nada», confiesa Mancisidor. Han sido años de esfuerzo y, en ocasiones, de momentos difíciles. «Estábamos terminando la universidad, pero la base es tirar del carro. Si no, el proyecto no sale».
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