Pedro Miguel Etxenike: «La investigación necesita instituciones flexibles que faciliten, no burocracias que entorpezcan»
El presidente del DIPC, Juan José Ibarretxe y Gregorio Monreal dialogan sobre los últimos 45 años de desarrollo de la ciencia y la tecnología en el País Vasco
«El éxito en investigación no tiene fórmulas mágicas: Hace falta creatividad y clima de excelencia basado en la calidad de las personas y en instituciones flexibles que faciliten y no entorpezcan». Así sintetizaba Pedro Miguel Etxenike, presidente del Donostia International Physics Center y exconsejero de Educación y Cultura del primer Gobierno Vasco, buena parte de lo que fue y sigue siendo su mirada sobre el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Euskadi desde 1980.
Una mesa redonda reunió este martes en el Palacio Miramar de San Sebastián al presidente del DIPC con Juan José Ibarretxe, lehendakari del Gobierno Vasco entre 1999 y 2009, y con Gregorio Javier Monreal, rector de la EHU entre 1981 y 1985, bajo la moderación de Adolfo Morais, viceconsejero de Ciencia e Innovación. Este diálogo de alto nivel se produjo en el marco del curso organizado por la UIK (Fundación Cursos de Verano de la UPV/EHU) bajo el título '45 años de desarrollo de la Ciencia y Tecnología de Euskadi desde la mirada de Pedro Miguel Etxenike'. El curso pretendía revisar la evolución de las políticas de ciencia y tecnología en Euskadi durante estas cuatro décadas y media, analizar el papel de los consensos políticos, y mostrar cómo Euskadi, geográficamente pequeño y sin grandes recursos naturales, se ha convertido en un referente científico internacional.
«Cuando conocí a Pedro Miguel Etxenike, siendo yo alcalde de Llodio, pensé que eso del I+D+I era una fórmula química», bromeó Juan José Ibarretxe al comenzar su intervención. Pero pronto matizó el valor histórico de aquellos primeros pasos, al explicar que «los fundamentos del primer Gobierno Vasco, en 1980, fueron claros: una economía real con raíces, invertir en ciencia, tecnología, innovación y humanidades, aprender a competir y también a cooperar. Era una generación irrepetible de personas muy preparadas y con una vocación total de servicio público». El lehendakari puso el acento en que para crear la arquitectura necesaria para sostener la innovación «hace falta liderazgo público y cooperación público-privada», dijo, antes de recordar que la inversión en investigación en Euskadi se multiplicó por 25 entre 1980 y 2007, aunque lamentó que «desde entonces apenas hemos avanzado».
«La excelencia tiene anclaje geográfico. Uno puede traer a las personas, pero no se exporta Cambridge ni tampoco la UPV/EHU»
Pedro Miguel Etxenike
Presidente del DIPC
La pregunta de fondo la lanzó el consejero Morais: «¿Cómo ha logrado Euskadi alcanzar en este breve lapso de tiempo un papel de referencia?». Para Etxenike, «no existen soluciones únicas para el éxito en investigación. La excelencia tiene un anclaje geográfico. Uno puede traer a las personas, pero no se exporta Cambridge ni tampoco la UPV/EHU». A su juicio, la clave está en generar un «clima de excelencia, basado en la calidad de las personas y en instituciones flexibles que faciliten, no en burocracias que entorpezcan». El físico insistió en que la verdadera cooperación no se da entre organismos, sino entre individuos. «No colaboran las instituciones, colaboran las personas en libertad, tendiendo puentes». Ibarretxe, por su parte, enmarcó el éxito en dos pilares, «la economía productiva y los instrumentos que permiten la inversión en investigación y desarrollo, en nuestro caso el autogobierno y el Concierto Económico».
«La economía productiva y, en nuestro caso, el autogobierno, permiten la inversión en investigación y desarrollo»
Juan José Ibarretxe
Lehendakari (1999-2009)
Gregorio Monreal añadió, con una mirada más histórica y cultural, que «es inexplicable el éxito de este país. En España no entendían lo que pasaba en Euskadi. Pero ya recordaba Caro Baroja que aquí, desde antiguo, los ayuntamientos se preocupaban de dar una educación básica extensa. El conocimiento se ha centrado en saberes útiles, en el pragmatismo. Nos hemos convertido en un país próspero cuando no estábamos llamados a ello». Incluso evocó al Quijote: «Cuando un aspirante a secretario le decía ser vizcaíno, Sancho le respondía que podría servir al mismo emperador».
«Voluntad ferrea»
Etxenike recordó que cuando entró en política se encontró con un verdadero «Dream Team». Aseguró que «he tenido siempre mucha suerte, que también cuenta, aunque lo más importante es la voluntad férrea de continuar y lograr los objetivos». Subrayó que la investigación exige cuidar especialmente a los jóvenes, y es que «no son mano de obra ni servidores para mayor gloria de sus directores, cada investigador tiene su propio proyecto vital».
La conversación también giró hacia lo que se hizo y lo que quedó por hacer. Ibarretxe recordó un artículo de Etxenike de 1983, escrito con motivo de la Ley de Reforma Universitaria: «No se entendía que, teniendo Euskadi la transferencia de competencias en Educación, aquella ley impusiera tantas limitaciones a la universidad vasca. Y la pregunta sigue sin respuesta». Monreal explicó que en aquel momento, «frente a los maximalistas, se optó por lo posible frente a lo deseable. Eso ha marcado todo el camino del país y de la Universidad del País Vasco. Sin esas limitaciones, quizá hoy tendríamos una universidad más cercana al modelo centroeuropeo o anglosajón».
Etxenike, sin embargo, prefería celebrar lo logrado estas décadas. «La lealtad institucional ha sido clave, como la que se ha visto entre el Gobierno Vasco y las diputaciones. También lo ha sido la continuidad de las políticas y la relación amable con la administración, con responsables capaces de entender los intangibles de la investigación».
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