1986

Un Armagedón helado

La NASA anuncia que un bloque de hielo de dos veces la extensión de Nueva York se desprenderá de la Antártida en unas semanas

Viernes, 1 de marzo 2019, 10:45

Nueva York, la capital de cemento, acero y cristal, ejemplo de desarrollo humano, se ha convertido en la unidad de medida de los riesgos ambientales. En el verano de 2017, el escritor y periodista David Wallace-Wells publicó en 'New York Magazine' el artículo 'La Tierra inhabitable'. Sembró la inquietud al hablar de la magnitud de los riesgos del cambio climático. Tuvo tal impacto, que estos días presenta la versión corregida y aumentada, convertida en libro de éxito y con el mismo título. Para los que piensan que el futuro climático es peligroso, Wallace-Wells les dice que será «peor, mucho peor de lo que pensais».

Publicidad

Y la mejor campaña de promoción le llega desde la realidad. Desde la Antártida. En 'La Tierra inhabitable' se asegura que cada vuelo Londres-Nueva York «le cuesta al Ártico tres metros cuadrados de hielo». En las próximas semanas, incluso días, un trozo de banquisa de 1.700 kilómetros cuadrados («dos veces el tamaño de Nueva York», remarcan otra vez los científicos) se desgajará de la plataforma Brunt (oeste antártico).

Será el mayor trozo que suelte esta península blanca, sede habitual de varias estaciones de investigación, desde 1915. Los satélites de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) han descubierto en las últimas semanas el avance de dos grietas que están a punto de 'abrazarse' para provocar este enorme 'parto' de hielo.

Los glaciólogos conocían una primera abertura en la zona que había permanecido estable desde 1986. Ahora avanza hacia el norte a una velocidad de cuatro kilómetros por año. De repente, en 2016 apareció otra fisura por el este. La han llamado 'crack de Halloween' y corre al encuentro de la otra, en un área de hielo rugoso conocida como McDonald. Este 'crack' parece aventurar un escenario temible, propio del 'truco o trato' de la fiesta de difuntos americana que le da nombre.

La península Brunt fue inspeccionada por primera vez en 1915 por Ernest Shackleton, uno de los grandes nombres de la edad de oro de los exploradores polares. Se ubica en el mar de Wedell, frente a la costa argentina y chilena y al otro lado del Cabo de Hornos. El aventurero angloirlandés soñó con cruzar la Antártida a pie. Fracasó. Pero elaboró los primeros estudios sobre esta plataforma. El continente helado que conoció hace un siglo no tiene nada que ver con el actual.

Publicidad

La gran 'nariz' de Brunt está a punto de resquebrajarse porque el nivel de deshielo en la zona se ha multiplicado por tres en los últimos cinco años. Andrew Shepherd (Universidad de Leeds, Gran Bretaña) lideró el estudio que estableció este retroceso en 2018 y que contó con 84 científicos y más de 40 organizaciones internacionales. «Esto debe ser motivo de preocupación para los gobiernos en los que confiamos para proteger nuestras ciudades y comunidades costeras», advirtió en su presentación en junio bajo el auspicio de la revista 'Nature'. Su colega Martin Siegert (Instituto Grantham) dio un paso más y destacó que «los cambios que afrontará la Antártida son irreversibles, como la pérdida de algunas plataformas de hielo, pero hay muchas cosas que podemos prevenir o revertir».

Estaciones de quita y pon

Por lo pronto, la primera prevención es la seguridad de la base Halley VI, equivalente británico a la Juan Carlos I que tiene España en el continente helado. Este asentamiento se ha cerrado dos veces en los últimos años debido a cambios impredecibles en el hielo. Tras demolerla en dos ocasiones, hoy es una estructura móvil y modular que ha relevado a su personal en los últimos tres inviernos. La precaución se repetirá en el invierno de 2019. Con ser enorme, el iceberg que liberará Brunt no será de los más grandes que se han convertido en islas flotantes. Ni siquiera figurará en la lista de los 20 mayores. Pero los expertos avisan de que su desgajamiento rompe con todo lo conocido.

Publicidad

Situado en el oeste de la masa helada, las aguas son más cálidas por lo que las plataformas de hielo adelgazan desde abajo. Otro estudio, también de la NASA y dado a conocer hace unas semanas, anunció que en el glaciar Thwaites las mediciones habían encontrado una cavidad masiva, un hueco de 304 metros de arriba a abajo en el que «cabrían dos tercios del volumen de Manhattam». Otra vez, el orgullo de la arquitectura humana como unidad de medida frente a los cambios drásticos.

David Wallace-Wells advierte a los que transitan tranquilos por la Quinta Avenida, lejos de la Antártida y «aburridos» de tanto mensaje apocalíptico, que «mucho más grave que el negacionismo es el número aún mayor de personas y gobiernos que reconocen la verdadera escala del problema y actúan como si no estuviera sucediendo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad