Vuelta al bucle de la cruda realidad

Todo el trabajo de refuerzo de la motivación tras el insuficiente, pero al menos merecido, empate arrancado en El Molinón a base de rabia ha quedado diluido en agua de borrajas ante la impotencia e incapacidad que el Eibar ha dejado este sábado patente en Castalia, donde ha sufrido una nueva derrota, la tercera en las últimas cinco jornadas, que, por si a alguien no le había quedado claro, certifica la deriva de los de Joseba Etxeberria en esta segunda vuelta.

16 años después de la última goleada sufrida en feudo blanquinegro (4-0) en la última vez que ambos coincidieron en Segunda, a los castellonenses les ha bastado con lo justo para superar con solvencia a un cuadro azulgrana tan inepto a la hora de marcar como a la hora de impedir que sus rivales lo hagan.

Y es que la firme pretensión de reforzar la mentalidad competitiva que el entrenador y el capitán habían vendido en los días previos aferrados a lo demostrado en Gijón, ha quedado solo en eso, en una intención que ha estado lejos de materializarse.

Porque, aunque Etxeberria ha vuelto a echar mano de Matheus para tratar de reconducir el rumbo de la nave junto a Javi Martínez, su decisión de entregar la iniciativa a su rival confiando en su capacidad para sorprender a la contra no ha funcionado. Ya ha quedado patente que el poderío defensivo de su equipo no está precisamente para dispendios.

Algo que se pudo comprobar de nuevo escasos 17 minutos después de que sonara el pitido inicial, cuando nadie, ni el apuntador, fue capaz de despejar un saque de esquina que Van den Belt ha rematado sin oposición ante cinco jugadores azulgranas que aún seguían buscando el balón que el neerlandés ya había alojado en el fondo de la portería defendida por un resignado Magunagoitia.

Pero si al menos el Eibar fuera capaz de compensar en ataque todas las concesiones que hace en defensa, no habría que estar mirando con ciertos apuros hacia una zona de descenso que cada vez se ve y se siente más cerca. La impotencia que se ha adueñado de todos los atacantes azulgranas, se llamen como se llamen, certifica la inoperancia que viene exhibiendo en los cuatro partidos que acumulan sin marcar ni al arco iris.

Los únicos que han tratado de paliar este déficit han sido un Bautista superado por la presión de acabar con una sequía anotadora que arrastra desde que marcó el gol de la victoria ante el Eldense en Ipurua (1-0) allá por la novena jornada, y un descarado Guruzeta, que no ha podido aprovechar una doble ocasión que dispuso a la media hora de juego.

Pero la realidad en la que se está viendo inmersa la escuadra eibarresa quedó de nuevo patente cuando nada más arrancar la segunda mitad el Castellón ha evntilado el partido con una rápida acción de Raúl Sánchez, que tras dejar atrás sin problemas a Arambarri, ha agujereado la portería azulgrana con un disparo cruzado.

Sin que los que salieron desde el banquillo aportaran solución alguna, el Eibar retorna a casa con la duodécima derrota del curso que hunden aún más sus expectativas de pelear por algo más que no sea el ir mejorando y ser competitivos después de las 27 jornadas consumidas en los seis largos meses de competición.

Encima hay que dar gracias a que la habitual igualdad de la Segunda no se ve reflejada en la parte baja de la tabla, en la que Cartagena (15), Tenerife (19), y Racing de Ferrol (22) evitan mayores preocupaciones.