La travesía de Loiola luce su nueva imagen con amplios espacios peatonales y zonas verdes

Tal y como explica la concejala de Obras y Proyectos de San Sebastián, Duñike Agirrezabalaga, la obra será recepcionada por el Ayuntamiento a finales de febrero. Es decir, estará culminada en su totalidad para entonces. Entre los pocos trabajos que están por completar está algún tramo de acera, la retirada del repositorio de baldosas apiladas en los márgenes y la culminación del nuevo ascensor, cuya estructura ya está colocada, y que salvará la altura entre la travesía y el paseo de los Olmos. «Una reivindicación vecinal que sin duda mejorará su movilidad y calidad de vida», apunta la edil socialista.

Por lo demás, los vecinos ya dan por olvidada la antigua carretera de cuatro carriles y anchos arcenes, a la que se sumaba el desnivel que existía entre la calzada y los bloques residenciales. La calzada ha pasado de tener 19 metros de anchura a 9,25 metros, dejando solo tres carriles para el tráfico –dos en sentido Riberas y uno en dirección Martutene–, con un mayor calmado del mismo, y ganando ese espacio para los peatones y el carril bici.

Los trabajos han conseguido nivelar las dos aceras de la avenida mediante la suave inclinación de las nuevas zonas verdes. «En algunas ya es posible ver césped, en otras lo será pronto dado que se han plantado 110 árboles de distintas especies. «Aunque se han colocado retoños, el arbolado alcanzará una envergadura importante», apunta por su parte la concejala de Ecología, Marisol Garmendia, quien informó ayer de que «se han combinado dos especies de árboles distintas, uno de follaje perenne y otro de hoja caduca».

Concretamente, se han plantado 50 ginkgos bilobas, «un árbol que se adapta muy bien a la trama urbana y que es resistente a la contaminación». También 40 ejemplares de sequoia, árbol de hoja perenne y rápido crecimiento; 15 cerezos ornamentales en la parte baja de la nueva ordenación; y 5 arces en la plaza junto a la estación del Topo, «que darán altura y color al entorno».

En total, se han creado 2.500 m² de zonas de césped y 900 m² de macizos de arbustos y vivaces, con 70 mirtos, 70 hortensias limitando la zona de aparcamiento de la acera, 1.000 espadañas en la mediana, y 2.000 unidades vivaces de diferentes especies.

Con un presupuesto de 5,9 millones de euros, la boulevarización de la Travesía de Loiola era una vieja demanda de los vecinos del barrio donostiarra. «Hemos diseñado el proyecto con ellos, atendiendo a sus demandas y necesidades», señala Agirrezabalaga.

El proyecto ha supuesto la continuación de la primera fase de obras cuyo radio de acción abarcaba desde la estación de Euskotren hasta la rotonda que lleva a Riberas de Loiola. La pandemia ha obligado a los vecinos a esperar algo más de lo previsto para poder ver los resultados de esta segunda fase. Las obras fueron adjudicadas en febrero de 2020 y estaba previsto que los trabajos sobre el terreno comenzasen a mediados de marzo de dicho año, justo cuando se decretó el estado de alarma y el gobierno municipal se vio obligado a paralizar muchas de las actuaciones en curso. La ejecución, finalmente, no empezó hasta bien entrado el verano. Uno de los aspectos que se planteó a los residentes fue la construcción de un parking subterráneo, pero el consistorio desechó la idea al no encontrar demanda suficiente entre los vecinos.