La Tamborrada se ha suspendido en dieciséis ocasiones en casi dos siglos documentados

La primera suspensión del siglo XXI viene provocada por el Covid-19, pero la pandemia no es la primera causa de fuerza mayor que ha acallado los tambores el 20 de enero. La primera cancelación de la que se tiene constancia se remonta la III Guerra Carlista, que provocó tres ediciones en blanco entre 1874 y 1876.

Antes de que concluyera el siglo XIX, en 1891, la nieve y el frío, con temperaturas de 5 grados bajo cero, hicieron inviable siquiera encender la mecha de la tradicional sokamuturra –festejo que dio pie a la Tamborrada–, por lo que tampoco sonaron los redobles en la ciudad. Según cuenta el historiador y colaborador de DV Javier Sada, en las crónicas de la época se detalla que «no faltaron jóvenes que, negándose a pasar la fiesta sin tamborrada, improvisaron una con latas de petróleo».

Con el cambio de centuria, el alcalde Sebastián Machimbarrena decidió prohibir los bueyes ensogados por varios incidentes ocurridos en la plaza Nueva –hoy plaza de la Constitución–, lo que llevó a las sociedades participantes a plantarse en señal de protesta y no hubo Tamborrada durante tres años consecutivos, entre 1902 y 1904.

La muerte del maestro Raimundo Sarriegui en 1913 hizo que el 20 de enero del año siguiente se dedicara a su memoria y las compañías quedaron mudas en señal de duelo, celebrándose la fiesta el domingo 25.

En 1916, las directivas de la Unión Artesana y Euskal Billera decidieron suspender el desfile como protesta por el gran número de compañías existentes, un crecimiento que temían acabara siendo incontrolable y contrario a la tradición. Salió la de Donosti Zarra en el Antiguo y en la Parte Vieja se improvisaron tamborradas para las respectivas izadas de bandera de las sociedades.

La Guerra Civil silenció tambores y barriles entre 1937 y 1939, si bien la prohibición de los Carnavales durante el franquismo permitió a la Tamborrada desvincularse de esta celebración de origen pagano y adquirir identidad propia.

En 1948, de nuevo la meteorología precipitó la suspensión. En este caso, la intensa lluvia pareció aliarse con Gaztelubide para que no tuviera que izar la bandera en la nueva casa consistorial, el antiguo gran casino, frente a Alderdi Eder, un cambio de escenario que no gustaba a casi nadie.

Las más recientes cancelaciones de la Tamborrada datan de hace medio siglo –no de la Guerra Civil, como se informó ayer por error– y fueron por motivos políticos tras la declaración del estado de excepción por parte del régimen franquista. Tal y como refleja en sus libros la sociedad Gaztelubide, en 1969 se vivió una de las vísperas de San Sebastián «más tristes», con fuerzas de la Policía Armada patrullando por la Parte Vieja, «así las calles quedaron desiertas para las diez de la noche».

En 1971, el ambiente llega a ser «dramático», según los mismos textos. Llueve con intensidad y no hay tamborradas. Se izan banderas «en total silencio y con alrededor de cincuenta espectadores» en la plaza.

El próximo 20 de enero tampoco habrá Tamborrada Infantil por razones obvias. Desde su estreno en 1961 con el formato actual, se ha suspendido seis veces, las dos anteriores en 1981 y 2012 debido al mal tiempo.