Sirimiri: El viento tira un árbol en la calle Elkano

Expone Ana: «Ahora que va a empezar el registro de matrículas con plazas de parking de residentes para el control de la ZBE, pienso que es una buena oportunidad para controlar las plazas municipales de concesión. Hay muchas plazas asignadas a ciudadanos que no reúnen los requisitos exigidos para dicha adjudicación, aunque es probable que en su día sí. El principal, vivir en las zonas cercanas a los parkings. Soy usuaria del parking de Vinuesa y doy fe de ello. Se liberarían plazas que se podrían adjudicar a ciudadanos que sí reúnen dichos requisitos y están en las listas de espera. Es muy sencillo de saber, si es que hay buena intención y se quiere ser justos. No hay mas que cruzar datos entre el padrón y el Departamento de Movilidad».

Escribe Bittor: «El reloj de la torre de la iglesia del Corazón de María en Gros está parado hace meses. Ya sabemos todos que el centro está cerrado, pero no estaría de más que, bien la comunidad religiosa que lo ha regentado o el propio Ayuntamiento, lo pusieran en marcha. Porque es que pasamos por allí e, instintivamente, miramos la hora. Y ahí están las manecillas colgadas, dando bien la hora dos veces al día...».

Se queja Carmen: «Ya están llegando a nuestros buzones los anuncios de la venta de petardos para estas fiestas. Sustos, ruidos, descontrol, de día y de noche especialmente, con la permisividad del Ayuntamiento. Con lo fácil que es recoger esos papeles publicitarios y visitar los puntos de venta a ver si son legales o no. Y prohibir su venta a menores, como mínimo. Y el resto, que dejen constancia de su DNI por si hay que hacer reclamaciones. Aún recuerdo el año pasado a una familia tirando o encendiendo petardos en la plaza donde vivo ¡a las 2 de la madrugada! de Nochevieja. El padre enseñando a su hijo de unos ocho años a prenderlos. ¡Vaya ejemplo!».

Denuncia Irune: «Oh Dios, día lluvioso en Donostia. ¡Qué sorpresa! Pues bien, ya sé que hoy tengo bronca de mi jefa. Hay unos señores a los que les importa un carajo que yo llegue tarde a trabajar. Resulta que a mí no y a mi jefa, tampoco. Y es que cada día que llueve y necesito el transporte público para ir a trabajar, no hay forma de llegar a tiempo. No llego yo, pero es que mis compañeras tampoco. El jueves mismo estuvimos 26 minutos esperando al autobús de la línea 17 en la parada de las estaciones y se supone que pasa cada 10 minutos. Luego llega, viene lleno y a seguir esperando. ¡Y se les llena la boca pidiéndonos que usemos el transporte público! ¿De verdad creen que se fomenta así su uso? ¿Nos están tomando el pelo? Tenemos a la jefa que trina y nosotras ya estamos hartas, muy hartas. Señores dirigentes de Dbus, ¿se puede saber a qué se dedican ustedes? Lo que los usuarios más necesitamos es que se nos lleve. Son muy bonitos sus 'juguetes', con los que salen muy guapos en las fotos de las revistas más importantes y prestigiosas del sector, pero nosotras lo que necesitamos de verdad es llegar a tiempo a nuestros trabajos. ¡Háganselo mirar!».

Apunta Leire: «Estoy de acuerdo con F.J.S. sobre la peligrosidad de los tamarices (¿por qué no se perimetran con vallas si no los quieren cortar?). Es inaudita la protección de un árbol no autóctono. Parece que es mejor que nos podamos accidentar».