Sirimiri: Caída de ramas en Sanserreka

Denuncia Juan A. O.: «Como amante de la música, siempre disfruto del talento en nuestras calles, pero no entiendo cómo en el paseo de La Concha puede haber tantos músicos cantando sin control, sobrepasando las horas permitidas y, lo más preocupante, tan cerca de las casas. Lo que lo hace más difícil de sobrellevar es que son casi siempre los mismos. Aunque aprecio su arte, no es fácil disfrutar de un concierto diario desde el salón. ¿No podría haber un poco más de control y equilibrio?».

Blanca escribe: «Esta ciudad de ecológica, nada. Pocos respetan las normas. En la Parte Vieja, hacia McDonald's, todo lleno de latas, envases y restos... Pasen a verlo a partir del viernes. Una vergüenza, todo por el suelo. Les invito a que pasen por otras ciudades europeas y vean lo que es ecologismo y reciclaje. Aquí, los patinetes van a velocidades impetuosas, las bicis sin respetar al ciudadano, y lo de comer en la calle de cualquier manera, pues no».

Comenta Pilar: «Soy una vecina de la calle Sagrada Familia, con salida a la plaza del Sauce, tengo dos niñas y soy usuaria del parque. Es una vergüenza estar allí. Los bancos suelen estar ocupados por indigentes en malas condiciones. Salgo a las 5.30 de la mañana para ir a trabajar por esta plaza y me encuentro en la misma puerta del portal y alrededores con esas personas durmiendo y levantándose para hacer sus necesidades, dejando todo sucio y paso con miedo ya que en alguna ocasión se han metido conmigo por no darles tabaco. Incluso en alguna otra ocasión me he encontrado con alguna de esas personas durmiendo en el portal. Los vecinos estamos ya hartos de este tema, que llevamos soportando desde hace años y nadie competente hace nada».

Comenta Mikel: «Totalmente de acuerdo con la idea del Sr. Insausti de no dejar proliferar comercios de souvenirs y cosas así, porque tenemos que preservar una idiosincrasia, y ser diferentes a cualquier otra ciudad. Sin embargo, uno se da un paseo por el Centro y cada vez está más invadido por franquicias de multinacionales que han barrido cualquier vestigio de comercio local. El Centro es una especie de centro comercial pero sin techo. En el más grande y famoso de nuestra ciudad, se cargaron a todo aquel que no fuese una marca conocida. Y en el Centro sobreviven cuatro. No entiendo la diferencia entre una franquicia de turrones y una de ropa. Sinceramente. ¿Por qué una no y la otra sí?».