Rescatan a un joven de 18 años con una posible lesión medular tras un golpe con una ola en Ondarreta

El suceso, informan desde BXPsport, encargados de las labores de vigilancia y socorrismo en las playas de Donostia, ha ocurrido sobre las 14.30 horas de este martes, cuando el joven se ha lanzado de cara hacia una ola y el impacto le ha causado un fuerte golpe en la cabeza, y ha quedado boca abajo en el agua. Los socorristas han ido inmediatamente a ayudarle y tal y como explican las mismas fuentes que han participado en la tarea de rescate, el joven presentaba una movilidad «muy limitada» y «no tenía sensibilidad».

Tras sacarle del agua ha sido trasladado en ambulancia al Hospital Donostia, donde fuentes médicas consultadas, confirman que la víctima ha sido atendida de una «posible lesión medular».

En el momento del incidente, el temporal de mar, viento y lluvia empezaba a entrar en Donostia, y la marea estaba bastante revuelta. La playa tenía izada la bandera amarilla por precaución.

Los equipos de socorrismo advierten continuamente de la peligrosidad de algunas acciones que acometen en el agua algunos bañistas. En el caso de este joven herido este miércoles en Ondarreta, los equipos de socorrismo han querido subrayar que «no había saltado desde ningún lugar peligroso», ni «estaba cometiendo ninguna imprudencia» en el momento del incidente que le ha podido causar una «lesión modular».

Sin embargo, algunas zambullidas desde alturas superiores a las normales pueden causar daños si no se realizan con seguridad. Un ejemplo de este caso se pudo ver este pasado lunes en el Pico del Loro de La Concha.

En un vídeo publicado por Darío Garrido en Twitter (el autor ha dado el permiso a este periódico para poder difundirlo) se ve cómo un joven que ronda los 1,80 metros de altura se tira al agua desde uno de los rincones del Pico del Loro de San Sebastián, a unos cuatro metros del agua, haciendo una voltereta en el aire.

No deja lugar a dudas la peligrosidad que tiene la acción porque el joven cae directamente de pie por la escasa profundidad que tiene el agua en ese lugar de la orilla: apenas le cubre hasta la cintura en pleamar, ya que en bajamar es un espacio habilitado para continuar el paseo a pie entre las playas de La Concha y Ondarreta, o viceversa.