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La plazoleta del Londres con jardines y gasolinera en 1930.
Historia de la ciudad

La placita del hotel de Londres y sus diferentes reformas

El lugar donde Isabel II se despidió de la ciudad en 1868 en dirección al exilio es hoy un punto clave del tráfico rodado y peatonal donde el nuevo Topo tendrá en pocos meses una boca de salida a la calle

Lola Horcajo y J.J. Fdez. Beobide

Lunes, 17 de noviembre 2025, 00:15

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En 1847, dos años después del famoso baño de la reina Isabel II en La Concha, se inauguraba la nueva carretera general que, desde Andoain, llegaba a San Sebastián por el alto del Antiguo, para bajar la cuesta de Miraconcha y bordear la playa defendida por un muro de unos 600 metros de longitud.

El proyecto de ensanche de Antonio Cortázar reservaba este último tramo de la carretera general, al que se denominó 'calle de los Baños', frente a la playa, para la construcción de chalets «para la población flotante, veraniega y de bañistas». En su parte trasera, contaban con pequeños jardines, que daban a una calle menor de servicio, la calle Zubieta.

Tres manzanas para la reina. En 1865 se terminó el derribo de las murallas y empezó la construcción del nuevo ensanche de San Sebastián. La ciudad apostaba fuerte por ser una villa balnearia de primer orden, y dada la afición de Isabel II a tomar los baños, el Ayuntamiento le ofreció tres manzanas del plano del ensanche para que dispusiera de ellas y construyera una residencia veraniega con sus jardines y vistas despejadas hacia la bahía. Se correspondían con la última manzana de la Avenida, la última también de San Marcial y la primera de la calle Zubieta, precisamente las que circundan la plazoleta del Londres exceptuando la del hotel.

Un año más tarde, en el primer solar de la calle de los Baños, los médicos Balda y Matheu promovieron la construcción de un establecimiento dedicado a hotel y balneario. Para comodidad de sus clientes contaba con un pasadizo que les permitía acceder directamente a la playa, evitando así el cruce por la carretera general. En su parte trasera, protegida del viento marino, tenía la entrada principal.

La despedida del Isabel II y el Paseo de la Concha. A pesar del ofrecimiento de terrenos, Isabel II no construyó su palacio en San Sebastián y prefirió los aires de Lekeitio. Allí se encontraba en septiembre de 1868 cuando tuvo noticia del pronunciamiento militar que desencadenó la revolución conocida como 'La Gloriosa'.

1868. Partida al exilio de la reina Isabel II.

Volvió apresuradamente a San Sebastián y se alojó en el hotel Balda-Matheu durante quince días a la espera de su destino, ya fuera el triunfo de la revolución o el mantenimiento de la monarquía borbónica en España. El 30 de septiembre, la ciudad la vio marchar despidiéndola en silencio, en esta placita, que entonces estaba sin demarcar y entre solares sin construir. Atravesando la 'Avenida de la Reina', se encaminó a la estación para tomar el tren que le llevaría al exilio en Francia. Tras su partida, se tomó el acuerdo de cambiar el nombre de esta vía por 'Avenida de la Libertad'.

Cambios de tráfico. En marzo de 1869, la calle de los Baños se transformó en el Paseo de La Concha al desplazar el escaso tráfico de vehículos a la calle Zubieta, al parecer con gran aceptación de la ciudadanía. Ese mismo verano, aprovechando el vacío de poder, en el palacio Balda-Matheu se instaló el primer casino de la ciudad llamado Cursaal.

La plazoleta ajardinada. En los planos de finales del siglo XIX, la plazoleta del hotel se representaba rodeada de arbolado. En 1908 se debió ajardinar, con un parterre herbáceo triangular, que se mantendría así tres décadas con sus bancos, farolas y media docena de tamarices.

1930. La plazoleta del Londres con jardines y gasolinera.

La apertura de la calle Easo. A comienzos del siglo XX, el que fuera balneario Balda-Matheu, casino Cursaal y luego hotel Inglés, fue adquirido por Eduard Dupouy, pasando a llamarse Hotel de Londres y de Inglaterra.

Precisamente junto al hotel, en la confluencia de la calle Easo con la Avenida, existía una anomalía en los planos del Ensanche Cortázar. Si bien estaba previsto que esta calle tuviera 14 metros de anchura, su entrada en la Avenida era bastante menor, ya que el hotel invadía su alineación, estrechando la curva.

No se había prestado importancia a este hecho, porque el tráfico era todavía muy escaso en aquellos años en San Sebastián, pero a comienzos del siglo XX los vehículos de motor empezaron a recorrer ruidosamente las calles, aumentando la circulación y desplazando a los peatones a las aceras.

En 1912, se abrió en su totalidad la calle Easo, que hasta entonces quedaba cortada por el cerro de San Bartolomé entre la cuesta de Aldapeta y la plaza Easo, levantándose el muro. Pero todavía quedaba sin resolver el estrangulamiento de esta calle en su encuentro con la Avenida.

1925. Momento del derribo de la esquina del viejo hotel para ensanchar la curva de la Avenida con la calle Easo.

Tras largas negociaciones, en 1915, los propietarios del hotel acordaron con el Ayuntamiento recortar 124 m2 de su edificio para ensanchar la calle, momento que aprovecharon para hacer una gran reforma, realizada por el arquitecto Luis Elizalde. Se levantaron dos pisos más, se curvó la esquina y sobre ella se colocó una cúpula, adquiriendo el edificio el aspecto que hoy perdura.

Gasolinera y aparcamiento. En 1920, San Sebastián era la quinta población española en matriculación de vehículos, superada sólo por Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla. En verano el tráfico era mucho mayor debido al trasiego de coches franceses. En esa década proliferaron los permisos municipales para la colocación de gasolineras en garajes y calles públicas, y en la placita del Londres se colocó un surtidor de gasolina que permanecería en funcionamiento hasta 1961.

1928. Repostando en la plazoleta del Londres. Fototeka Kutxa

A comienzos de los años 30, el hotel se volvió a ampliar ocupando los solares de dos villas contiguas. Mientras tanto, la circulación no dejaba de crecer, siendo el mayor problema el aparcamiento, y uno de los puntos negros estaba precisamente en esta zona. En la prensa se pedía la eliminación de la plazoleta para la mejora del tráfico y, para ello, se denostaba el «diminuto jardín, que consta de cinco tamarindos raquíticos, un poco de mal cuidado césped y dos bancos que nadie utiliza». En 1938, en plena Guerra Civil, se decidió finalmente sustituir los jardines por una plaza 'dura', para permitir el aparcamiento de coches sobre ella.

Nuevos jardines para la plazuela. En los años 70, la plazuela del Londres, como muchas otras, continuaba siendo lugar de aparcamiento. Pese a la existencia de una parada de autobús con su marquesina correspondiente, podían aparcar en ella más de una veintena de coches.

Por fin, en 1975, el Ayuntamiento aprobó su transformación para disponer nuevos jardines, al mismo tiempo que se eliminaba la calzada que discurría más cercana al hotel. Dos años después, se realizaron las obras y quedaron dispuestos los jardines y bancos alrededor de una fuente de mármol rojizo de doble piso, coronada por una figura de hierro fundido que representaba a un niño que agarra por el cuello a una oca, de cuyo pico manaba el chorro de agua.

2018. Los jardines de la fuente, antes del comienzo de las obras del Topo.

Esta fuente provenía de la cercana plaza de Zaragoza, que se acababa de remodelar, y donde había sido colocada en 1900. Aunque su lugar de origen era la vieja Pescadería de la calle San Juan, siendo quizás la fuente de mayor antigüedad de la ciudad, después del león de la plaza de Lasala. Así quedó esta plazuela hasta que se desmanteló en octubre de 2018 para dar comienzo a las obras de la pasante del Topo.

La plaza Xabier Zubiri. En 1983 falleció el eminente filósofo donostiarra Xabier Zubiri. Una década después, en 1994, el Ayuntamiento decidió dar su nombre a esta pequeña plaza que nunca lo había tenido, aunque tuvieron que pasar 15 años, para que se colocara el rótulo correspondiente.

Una plaza nueva y una fuente seca. La próxima llegada del Topo al centro de la ciudad, ha supuesto un cambio radical en el tráfico, afectando también a este lugar que acoge uno de los accesos a la futura estación Centro–La Concha. La pequeña plaza ajardinada, alrededor de una vieja fuente con siglo y medio de historia, se ha transformado en una plaza de diseño moderno y funcional, que da la prioridad al peatón al estar ahí la boca de acceso al Topo. Tanto es así que su pavimento de granito, en bandas claras y oscuras, recuerda un gran paso de cebra.

2015. La nueva plaza abierta a los ciudadanos, a falta de vegetación y la fuente.

Aunque el 19 de octubre quedó abierta a los ciudadanos, todavía está a la espera de su acabado final, cuando se acondicione la boca de acceso al metro, se coloquen las escaleras mecánicas, crezca el césped en los parterres y se planten varias palmeras.

Entonces también está previsto que quede 'plantada' la vieja fuente sobre las duras losas. Sin embargo, el agua no manará del pico de la oca y la fuente permanecerá seca. Esta decisión, que sorprenderá a los ciudadanos, se ha tomado por razones sanitarias, según nos han comentado en el Departamento municipal de Proyectos y Obras.

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