El baño en parte de La Concha seguirá prohibido por motivos de seguridad durante las regatas

Las banderas rojas en la playa de La Concha sorprendieron a cientos de bañistas que se acercaron hasta allí el pasado domingo. Y no fue por las grandes olas ni las corrientes. La prohibición del baño la provocó la jornada inicial de las regatas de La Concha. Desde la primera rampa que da entrada al arenal frente a la plaza Cervantes y hasta casi llegar a La Perla, los socorristas y un par de guardias municipales vigilaron que nadie se metiese en el agua. Además, la caseta de madera de los socorristas ubicada junto a los Relojes alzó la bandera roja y a los bañistas les pilló por sorpresa esta medida de «seguridad» de la que las autoridades no habían avisado. Este próximo domingo, con la segunda jornada de la Bandera de La Concha, se volverá a prohibir el baño en la misma zona.

El argumento ofrecido por la directora de Festak, Mariaje Torres, para adoptar estas medidas es la «seguridad de los propios bañistas». Al acabar las regatas, las traineras maniobran hacia el muelle acercándose hacia la playa, más en concreto a la zona del gabarrón. Hasta ahora nunca se había tomado esta medida de prohibir el baño y no consta que haya sucedido ningún incidente grave, pero Torres recuerda que antes de la pandemia algunos bañistas se arrimaban más de la cuenta con el peligro de sufrir un accidente con las embarcaciones. «La gente no atiende a las recomendaciones y antes de que pase algo grave preferimos cerrar 400 metros de playa», explicó Torres. Según la responsable de Donostia Festak, hay que tener en cuenta que «solo son unas horas» las que se prohíbe el baño en esta franja.

Los responsables de poner la bandera roja y de evitar chapuzones fueron los socorristas de la playa de La Concha. Iker Azcona, que se encontraba trabajando el domingo, señala que «se cerró el baño por precaución». Este domingo se volverá a cerrar porque la bajamar es a las 11.52 horas, que se ve intensificada por las mareas vivas, por lo que los bañistas se podrían acercar más de lo debido a las traineras. «Otros años ha habido problemas con personas que se subían al gabarrón y este año se ha intentado evitar eso. Hay peligro real de que la gente reciba un palazo», explica el socorrista.

De todas formas, la marea baja no coincidió con la primera jornada de la Bandera de La Concha. La pleamar fue a las 10.58 horas, mientras se celebraban las regatas femeninas y apenas una hora antes de iniciar la primera tanda de las embarcaciones masculinas. Por lo tanto, el domingo pasado los bañistas tuvieron más espacio para bañarse del que podrán disponer este fin de semana.

Los vecinos y turistas que se acercaron hasta esta zona muy concurrida de La Concha para disfrutar de una jornada playera mostraron su desconcierto ante la prohibición del baño. Familias que clavaron sus sombrillas en la arena y que vieron cómo durante aproximadamente tres horas, de 10.00 a 13.00, se tenían que desplazar muchos metros o aguantar el bochorno que hizo para poder refrescarse en el mar.

Muchos bañistas se agolparon en la orilla, apenas mojándose los pies, mientras esperaban el término de la jornada de regatas. Algunos mostraron sus quejas porque uno de los socorristas recorría la orilla montado en el quad de rescate, lo que dificultaba el tránsito hacia las zonas donde sí se podían bañar. «La gente se portó muy bien pero había cierta indignación porque no se avisó», comenta uno de los donostiarras allí presente. Una vez terminadas las tandas, se abrió algo más la zona próxima a la primera rampa, pero el trabajo luego de los medios de comunicación con entrevistas a la embarcación de Urdaibai, retrasó algo la apertura total.

Un donostiarra comentaba que hubiese sido mejor limitar el baño hasta la cintura, con los socorristas en piraguas o motos de agua como estaba uno de ellos, y criticó que «las autoridades prohíben en vez de organizar».