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El río misterioso fue de las primeras atracciones y todavía se conserva. MICHELENA
Un parque vintage que ya mira al futuro

Un parque vintage que ya mira al futuro

El parque de atracciones del Monte Igeldo cumple 110 años. Su gerente, Pilar Pascual, recuerda los inicios y vaticina cuál será el futuro de este espacio «familiar y de ocio» que sigue siendo un reclamo para locales y turistas

Beatriz Campuzano

Sábado, 10 de septiembre 2022, 07:07

Nació con la vocación de ser un espacio familiar de recreo y todavía hoy, 110 años más tarde, la mantiene. Y así seguirá el tiempo que haga falta. Porque aunque los tiempos cambien y las modas, en cuanto al ocio no sean las mismas de antaño, el parque de atracciones del Monte Igeldo «seguirá adaptándose como lo ha hecho hasta ahora». Acaba de cumplir 110 años y su directora Pilar Pascual echa un vistazo al pasado: «Hemos ido evolucionando pero desde el principio se concibió como un centro de ocio. Hay que entender que en 1912 se llevaban los casinos y los restaurantes y eso es lo que se proyectó para la cima de un monte que carecía totalmente de vegetación. Decían que era el monte frío porque estaba pelado y es que no se parece en nada al que tenemos ahora», cuenta. Tampoco entonces los donostiarras tenían en su haber un vehículo con el que poder subir a Igeldo y de ahí que la construcción del parque fuese aparejada a la del funicular. «Tuvimos que facilitar el acceso. Se hizo el funicular pero también el camino del Faro. Solo la Reina subió el día de la inauguración en su propio coche porque sus escoltas no consideraban apropiado que lo hiciera en el funicular», detalla en tono jocoso Pacual que se sabe casi de memoria la historia de la cumbre más festiva de Gipuzkoa.

En aquellos años 20 subir al monte Igeldo era en sí «una experiencia. Lo que se hizo fue plantar mucha vegetación para que no se pudieran contemplar las vistas durante la subida. El paisaje se descubría en la cima». No fue el primer centro porque entonces ya estaban el de Martutene y el parque de Ulia con el transbordador, pero sí «fue revolucionario. Hay que tener en cuenta que la visión que se tenía de la ciudad era desde Gros. Igeldo supuso un antes y un después porque permitía descubrir un nuevo punto de vista. Fue tan espectacular que en la inauguración se decía que era la vista más bella del mundo».

Prohibición de jugar

Si algo mantienen en común el parque de hace 110 años y el de ahora son las vistas y las cuatro primeras atracciones. Lo demás ha ido variando. «La vista era y todavía hoy es la principal atracción. No se eligió por casualidad el monte Igeldo. Se eligió por las fabulosas vistas. En un primer momento solo estaba el casino y restaurante. Funcionaban muy bien y los paseos estaban llenos. Era una clientela de élite». El juego estaba tolerado en San Sebastián, pero cuando se prohibió a mediados de los años 20, los socios tuvieron que pensar cómo compensar los ingresos que dejaba la ruleta y el bacarrá. Así que se creó un salón de baile con dos orquestas, atracciones y un teatro. «Estuvo muchos años», rememora Pascual. El parque tal y como nos ha llegado hasta la actualidad se fue creando entre los años 1925 y 1930. «La Montaña suiza, que al principio se llamó «Railway», la trajeron en 1926. Después llegó el Río misterioso, el laberinto, el estanque... Era una zona pequeña que se fue ampliando con terrazas. En 1930 se hizo la terraza principal, en la que debajo se ubicó el cine, baile, sala de banquetes. El cine fue la gran atracción de los años 40-50, con películas de reestreno», detalla. Subía todo el mundo. «Se hizo muy popular Igeldo hasta que llegó la televisión a los hogares y la gente empezó a tener coche». Entonces se vieron obligados a reconvertir el cine. «Se mantuvo el baile, pero con menos afluencia. El ocio ya estaba cambiando. Se tuvo que dar una vuelta y potenciar el parque. Se trajeron los autos de choques, el cosmicar, más juegos de habilidad y un tiovivo más grande».

Las atracciones se han ido renovando y sus imágenes quedan en el recuerdo de cada uno de los que las han disfrutado. Cómo será el futuro nadie lo sabe. Pero Pascual vaticina que será complejo con la irrupción de las nuevas tecnologías y de las que no pueden prescindir. «No sabemos cuál va a ser el tipo de ocio que le guste al público dentro de unos años, pero sin perjuicio de mantener los elementos más emblemáticos habrá que ir ampliando la oferta», reconoce. No les supone un esfuerzo porque están acostumbrados a hacer y rehacer: «Cuando se inventaron los videojuegos el salón recreativo quedó obsoleto». Previsiones no se atreven a hacer porque suelen ser «cambios lentos, progresivos. Lo único que no queremos es perder el espíritu vintage. Por ahora no hemos detectado ninguna necesidad especial, pero hace dos años inauguramos el parque de tirolinas y ahora valoramos otras opciones como incluir atracciones para adolescentes. Ahora están de moda los escape room y estamos explorando esta opción». Solo el tiempo dirá qué recuerdos tendrán de este parque los niños del futuro.

«Nunca se ha llamado montaña rusa porque siempre ha sido suiza»

Si en algo insiste Pilar Pascual es que la atracción de la montaña suiza que hay en el monte Igeldo y que desde sus inicios en 1926 fue un reclamo siempre ha sido «suiza y no rusa. De hecho se llamó 'Railway Montaña suiza' porque el fabricantematizaba la atracción con picos nevados inspirados en las montañas de suiza». En este sentido, Pascual recuerda que ésta fue la primera atracción que se instaló y que se «diseñó exclusivamente para el Monte Igeldo siempre pensando en que los visitantes pudieran contemplar las vistas de la ciudad. Las otras montañas rusas que había entonces en otros parques solían ser de madera y removibles y ésta que se colocó en San Sebastián sehizo para que fuera fija y se hizo sobre una pista de hormigón». Como todos los elementos del parque con el paso del tiempo y por las inclemencias del tiempo se ha ido deteriorando y se han tenido que llevar a cabo labores de reparación y mantenimiento. Lo que no ha variado desde su estreno en los años treinta es el recorrido ni la ubicación.

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