«Parece un hospital, no un centro de salud»

El primer día de funcionamiento de este nuevo espacio sanitario dejó ayer dos percepciones bien diferentes. Por una parte, la de los 26 profesionales de Osakide-tza que trasladaron su lugar de trabajo de Esterlines a Pescadería. Y por otra, la de los usuarios que acudieron a consulta y a solicitar citas médicas.

Los trabajadores, de forma anónima, reconocían a este periódico que hubieran necesitado «algún día más para poner a punto el ambulatorio». Reconocieron problemas con los ordenadores, lo que provocó que tuvieran que retrasar alguna consulta médica. El propio alcalde, Eneko Goia, se acercó al mediodía hasta el ambulatorio para interesarse por estas pequeñas incidencias que «se solventarán seguro con el paso de los días», explicaban los profesionales del Servicio Vasco de Salud.

En cuanto a los usuarios, la sensación general era bien diferente. Todos con los que habló DV estaban «encantados con el cambio». La más expresiva al ser preguntada por sus sensaciones al entrar por primera vez al centro de salud fue Paquita Lasa, vecina de 91 años de la calle Narrika. «Al subir a la primera planta y abrirse el ascensor, no parecía que estuviera en un centro de salud, parecía un hospital. Viniendo de Esterlines, el cambio es espectacular. Aquello se había quedado muy desangelado», decía.

No fue la única que salió este lunes con esa sensación del ambulatorio. Mari Carmen Pérez-Cuadrado, vecina de la plaza Sarriegi, acudió a vacunarse y al salir, reconocía que «es como un pequeño hospital. El cambio de ubicación era necesario porque Esterlines se había quedado pequeño casi desde que se abrió».

Maribel Zabaleta, vecina de la calle 31 de agosto, acudió a por una cita «y solo he estado en el área administrativa de la planta baja. El jueves subiré arriba», decía. «Pero lo que se aprecia es que esto es mejor que lo que teníamos en la sede anterior, aquello se había quedado pequeño».

Coincidía con ella Arcadia Pescador, vecina de la calle Txurruka. «La diferencia con Esterlines es terrible, aquel ambulatorio se había quedado viejito. Era una medio casa adaptada para realizar las funciones de un centro de salud. Ya era hora de que se produjera el cambio», afirmaba. Y añadía, «los profesionales están todavía un poco perdidos, será cosa de los primeros días. Pero me han atendido muy bien».

«Lo veo un poco simple», fue la primera respuesta que ofreció Juan Ignacio Otegi, vecino del Muelle, al preguntarle sobre el ambulatorio. «Se ve que es un edificio nuevo, limpio, luminoso... pero la instalación es un poco sencilla, aunque está todo en orden. Eso sí, mejor que la de Esterlines sí que es», comentó.

A los 26 profesionales de Atención Primaria que ya están trabajando en el edificio Pescadería se les sumarán mañana otros 16 trabajadores de la red de Salud Mental de Gipuzkoa que abandonan el ambulatorio de Ondarreta para ofrecer sus servicios en la Parte Vieja a los menores de 18 años de Donostialdea que sufren patologías relacionadas con enfermedades mentales.