Adolfo Luzuriaga dibuja en su tablet con la isla al fondo. Usoz

Un monográfico de 10.000 viñetas

'Txispas', la tira cómica de Adolfo Luzuriaga en DV, cumple 35 años de humor «amable» con el que el dibujante retrata la actualidad diaria de la ciudad. Periodista de carrera, su reto es arrancar una «sonrisa» con sus historias y ser «cómplice» de los lectores

Jorge F. Mendiola

San Sebastián

Domingo, 17 de marzo 2024, 07:09

Mañana se cumplen 35 años de la publicación de la primera tira de 'Txispas' en DV, una creación del periodista Adolfo Luzuriaga que acumula 10.000 viñetas sobre un solo tema: San Sebastián. Parece mentira que una ciudad de espíritu conservador, en la que apenas se producen cambios, dé para tantas historias, pero gracias a la imaginación y el sentido informativo del dibujante nacido «a 200 metros del restaurante Arzak», los lectores del periódico han podido disfrutar durante más de tres décadas de una visión cómica de los aconteceres diarios de la capital guipuzcoana.

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«Al final siempre pasa algo y hay cosas que contar», apunta Luzuriaga, a quien el olfato periodístico educado en las aulas de Leioa le llevó primero a los micrófonos de la SER –«yo daba paso a Iñaki Gabilondo, ahí es nada»– y después a las pantallas de ETB, donde realizó una serie documental pionera sobre el mar ('Itxasoa') cuyas imágenes se siguen utilizando en las promos del canal. Para acceder a estos trabajos tuvo que competir con miles de aspirantes, pero él llevaba bajo el brazo programas autoproducidos de forma casera en los que mostraba sus aptitudes, lo que le abrió las puertas de ambos medios.

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Esa actitud emprendedora le empujó a presentar en 1989 a Miguel Larrea, entonces director de DV, una propuesta de viñeta diferente a todo lo que se hacía por aquel entonces. «Recuerdo que predominaba el humor político, más abstracto, y yo pensé que se podía hacer algo sobre Donostia, para mostrar la actualidad diaria en clave humorística. No para hacer chistes, porque yo no hago chistes. Aunque alguna vez habrá ocurrido, el objetivo no era provocar carcajadas, sino hacer sonreír, ser cómplice de mis lectores». Con estas premisas, preparó dos módulos piloto que convencieron. «Probamos y resultó muy bien. Entonces ya se realizaban encuestas internas para saber qué se leía más, qué firmas eran más conocidas. Y para su sorpresa vieron que lo primero que se leía eran las esquelas y lo segundo, 'Txispas'», relata.

Aquello continuó, cumplió un año, cumplió dos, cumplió cinco, diez... «Hasta 35, por el momento. No me estoy jubilando. Todavía no», asegura. Con 64 años recién cumplidos, Luzuriaga se considera «dibujante de siempre», con un referente «clarísimo»: Hergé, el creado de Tintín. «Por la forma en que abordaba la narrativa y por la línea clara, un estilo que también es el mío», subraya.

Las primeras tiras las dibujaba a mano, en papel, y tras ser recortadas con medidas en cíceros se incluían en la plancha de preimpresión que se enviaba a la rotativa. «Eran otros tiempos», recuerda con nostalgia. El salto al universo digital no le supuso un problema porque siempre se ha manejado bien con la tecnología. «Fui de los primeritos que tuvo ordenador haciendo algo gráfico. Incluso me atrevía con cosas en 3D, cuando la gente casi no sabía ni lo que era. Era más cómodo, sin duda. Y te da muchos recursos, como meter filtros, hacer desenfoques... Fue un antes y un después y jamás volví al papel».

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Trabaja en casa, «un privilegio», donde tiene montado un despachito con varias pantallas que él llama «el centro de control de Houston». Y dibuja en la tablet, con lápiz táctil. «Al final, aunque el soporte sea otro, lo sigo haciendo todo a mano. De momento 'Txispas' no se dibuja solo. Quizás algún día, con la inteligencia artificial...», aventura.

Color y estilo

El tratamiento del color también se desencriptó con los avances tecnológicos. «Antes, al colorear con gouache o ecoline, debías tener sumo cuidado. En cambio, con la tablet, puedes elegir tonos que permitan escribir encima. Y si te equivocas, deshacer, deshacer, deshacer», celebra.

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Su estilo artístico ha cambiado con el paso de los años. «Lo he mejorado, creo. Quien se dedique a esto tiene que ser un buen caricaturista. El otro día le dibujé a Imanol, el míster, con un montón de piernas colgando como jamones, y un lector que le conoce personalmente me felicitó porque 'lo había clavado'. Y esa no es la parte más misteriosa. Una persona puede trabajar duro para ser un dibujante correcto, pero la inspiración se tiene o no se tiene. Es algo mágico, viene dado. No depende de cuánto trabajes. La viñeta, en general, no es fácil, sobre todo porque es diaria».

«No me gusta ir haciendo sangre. A diferencia de otros, no disfruto con ello. Me parece una postura más inteligente»

En esta época en la que los límites del humor están en cuestión, Luzuriaga admite que alguna vez se ha podido pasar de frenada. «No me acuerdo concretamente en qué casos fue, pero sí me ha ocurrido en tres o cuatro viñetas de 10.000. Es normal, porque en la Redacción manejan más información sobre un tema y conocen cómo de sensible es. Yo, desde casa, aunque no sea un patán y no vaya a dibujar una burrada, quizás he escarbado más de lo que debería. No me pico ni me supone ningún problema. Tampoco doy mucha guerra. Igual por eso llevo 35 años», bromea.

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Con «deportividad» acepta también la corrección de erratas. «Yo vivo en mi mundo y en ocasiones me he liado con cosas. Por ejemplo, un día puse PSV en vez de PSG y me han tenido que decir 'dónde vas, calabacín'. No pasa nada, se corrige y listo».

El cajón de las ideas

Según su propia definición, 'Txispas' no es un producto humorístico sin más. «Me considero un notario de la actualidad de Donostia, desde hace 35 años hasta hoy. No es fácil, es muy complicado cuando te enfrentas a la página en blanco. Por fortuna, siempre tengo un cajón con ideas, recortes y alguna tira adelantada por si el día se complica».

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Y cuando no hay nada relevante que contar, hace algo intemporal. «Me gustan los txipironeros, me fijo en otras cosas. Miro la ciudad en clave mágica. Veo una zona y pienso en caricaturizarla, a lo mejor los Relojes de La Concha, que se van a modernizar y se convierten en Rolex. Al lector le da una dimensión bonita de San Sebastián».

«Donostia es una ciudad preciosa y eso ayuda. Todavía me quedan muchos años. Hay muchas historias que contar y paisajes que retratar»

Luzuriaga se siente «reconocido y querido, aunque mucha gente no sepa quién es la persona detrás de 'Txispas'. Para mí, el éxito es esa sonrisa amable que se dibuja en quienes leen mis viñetas». Cree que se ha «movido bien» entre todos los gremios y sectores: las tamborradas del Centro le hicieron un homenaje hace unos años, con las sociedades Gaztelubide, Gizartea y Unión Artesana ha realizado trabajos, el Ayuntamiento organizó una exposición de su obra, fue agasajado por el Dios Momo...

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A la Guardia Municipal la ha caricaturizado «mil veces». «Un día me encuentro por sorpresa con Mikel Gotzon Santamaría. El director le gustaba llamarse, como si fuera una orquesta aquello. Querían entregarme la medalla al mérito del cuerpo. Fui la primera persona que no era agente a la que se la daban. Fue una ceremonia entrañable, con dos guardias vestidos con el uniforme de gala», detalla.

Carta de la Zarzuela

Sin duda, uno de los reconocimientos que atesora con mayor orgullo y satisfacción es el que provenía de la Casa de Su Majestad el Rey. «Hice una viñeta en 1991 en la que se veía a Juan Carlos, de espaldas, paseando por Ondarreta con los pantalones remangados, descalzo y con un cubo de playa en la mano. Había dibujado una corona en la arena y ponía: 'Caballero realmente solvente busca piso en Donostia'. Era porque tenía dificultades para encontrar alojamiento en la ciudad. Él quería venir a veranear, pero el palacio de Miramar era antiguo. En la Zarzuela lo vieron y llamaron al periódico, en este caso para bien. Pusimos la tira en un marco de plata y la llevamos a Madrid. Está colgada en una pared del palacio, junto a otras de Mingote, Forges y Chumy Chúmez».

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Pero no todo han sido parabienes. «El alcalde Xabier Albistur se enfadó conmigo porque en una viñeta le puse como que no quería trabajar. Me escribió enfadadísimo, diciendo que era un 'machacaalcaldes', y yo le respondí con algunos ejemplos en los que se veía que le había defendido muchas veces. Luego me volvió a escribir: 'Admirado y querido 'Txispas', tiene en mí un amigo para siempre'. Fue un malentendido, sin más. Luego hemos sido muy amigos». Luzuriaga subraya que 'Txispas' «normalmente es amable, entrañable, humor blanco, deliberadamente. Yo soy así. No me gusta ir haciendo sangre. A diferencia de otros, no disfruto con ello. Me parece una postura más inteligente».

Entre sus personajes más repetidos, las medusas y Odón Elorza. También ha convertido en elementos icónicos la isla, las gaviotas, las esculturas del Peine del Viento, los corcones... Como buen gourmet, a los grandes cocineros (Arzak, Subijana...) los ha caricaturizado cientos de veces. Luzuriaga insiste en que queda 'Txispas' para rato: «Donostia es una ciudad preciosa y eso ayuda. Todavía me quedan muchos años. Hay muchas historias que contar y muchos paisajes que retratar».

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