El matrimonio suizo que lleva más de 50 años veraneando en Donostia
Fijos ·
El jurista Carl Baudenbacher y su mujer Doris quedaron prendados de la ciudad en su primera visita en 1972 y desde entonces no han faltado a la citaAimar Perez
San Sebastián
Jueves, 7 de agosto 2025, 00:18
En los últimos 53 años, verano tras verano, Carl y Doris Baudenbacher han decidido disfrutar de sus vacaciones en Donostia. Aquel agosto de 1972 en el que visitaron la ciudad por vez primera quedaron hechizados, y no han dejado de volver desde entonces. «Vinimos cuando Franco estaba vivo y visitaba la ciudad, estuvimos también en la época de ETA, y aquí seguimos», relata Carl.
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Carl Baudenbacher es un jurista suizo con una larga trayectoria profesional, ya que ejerció de juez del Tribunal de la Asociación de Europa de Libre Comercio (AELC). En su veintena, esquiando en los alpes suizos, conoció a su actual esposa, Doris, quien estudiaba empresariales. Al poco tiempo unos amigos les hablaron de una ciudad en el norte de la península ibérica llamada San Sebastián. No dudaron en coger el coche y comenzar la ruta. Aquella primera vez se hospedaron en el hostal Bahía, y ya quedaron prendados de la ciudad. «Éramos estudiantes, no teníamos dinero, pero recuerdo muy bien que el primer día comimos cigalitas en el 'Juanito Kojua'», explica el jurista.
Al preguntarles por la razón que les hace volver cada verano, tienen claro que «la belleza de la ciudad, la atmósfera, y la gente en su totalidad son claves». Carl ve similitudes entre la arquitectura de su país de origen y la de Donostia. Además, se ve reflejado en la personalidad de los donostiarras: «La gente de aquí se asemeja a la de Suiza, los describiría como testarudos, pero en el buen sentido de la palabra».
En los últimos años han elegido el Hotel Londres como lugar de estancia. «La localización es única, no tenemos que utilizar ningún transporte para llegar a la playa o a cualquier otra parte del centro», explica Doris, quien también afirma que la Parte Vieja de la ciudad es uno de los lugares más concurridos en sus visitas a la ciudad. «Solemos ir nadando hasta la isla Santa Clara, donde pasamos la mañana y luego volvemos a la calle para pasear. Hace años solíamos ir hacia Orio y Getaria a pie, y también hemos subido Jaizkibel varias veces», relata Carl, que por desgracia ha tenido que dejar esos recorridos a un lado debido al reciente mal estado de su rodilla.
Otro atractivo de la ciudad que maravilla a la pareja es la gastronomía. «La comida aquí es de muy alta calidad, y lo que más comemos es marisco, nos encanta», admite el jurista, quien explica que mantienen una estrecha relación con los 'chefs' donostiarras Pedro Subijana y Martín Berasategui.
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No son los únicos guipuzcoanos que conocen. Durante estos veranos han creado vínculos y amistades que mantienen a distancia durante el año y en persona siempre que vuelven a la ciudad. Uno de ellos es el propietario de la galería de arte 'Ekain', lugar en el que el matrimonio ha adquirido piezas creadas por Chillida y Manolo Valdés. Afirman que «nos encanta el arte vasco, tenemos piezas colgadas en casa».
A pesar de no haber podido asistir a ninguna edición del Festival de Cine de San Sebastián, a ambos les gusta la música, y sobre todo la ópera. Es por eso que han estado en ediciones anteriores de la Quincena Musical de San Sebastián, y aseguran que «fue asombroso, nos gustó mucho». También han visto varias veces jugar a la Real Sociedad, y a Carl le gusta ver la Clásica de San Sebastián. «Estoy contento porque en esta última edición el suizo Jan Christen ha quedado en segundo lugar», admite Baudenbacher.
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Las décadas en las que han tenido la oportunidad de visitar Donostia han dejado huella en la historia de la ciudad. Desde el franquismo hasta el terrorismo de ETA, el matrimonio ha visto la evolución social y cultural de la localidad guipuzcoana. «Se notó mucho la diferencia cuando España comenzó a ser parte de la Unión Europea», asegura el jurista, quien además también ha visto una gran diferencia en la popularidad de la ciudad: «Antes no era habitual encontrarse con tantas nacionalidades en las calles donostiarras. Ha habido una especie de masificación turística, lo cual me entristece un poco, aunque es inevitable en el contexto actual. Es algo que ocurre en muchas localidades que tienen una especial atracción turística».
Doris viste atuendos de colores y formas llamativas. Tiene gran pasión por la moda, y describe Donostia como una ciudad «fantástica y glamurosa, incomparable a cualquier otra localidad cercana». Le gusta la gastronomía donostiarra, la ausencia de carreteras cerca de la Bahía de la Concha, y sobre todo la tranquilidad que se respira en las calles de la Parte Vieja al estar libres de tráfico.
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Carl Baudenbacher tiene un largo recorrido como presidente del tribunal de la ALEC, y ha sido profesor titular en la Universidad de St. Gallen y la Universidad de Texas. Al preguntarle sobre la situación geopolítica actual muestra preocupación. «Europa se encuentra en un punto crítico. Alemania solía ser el motor económico europeo, y al haber perdido fuerza nos encontramos en una situación de incertidumbre».
El matrimonio ha disfrutado de Donostia durante medio siglo, y no tiene pensado parar. «Estamos enamorados de la ciudad, es nuestro sitio favorito. A pesar de que hayamos dejado de ser jóvenes, volveremos siempre que sea posible».
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