La inflación y los gastos de personal elevan el Presupuesto del Ayuntamiento de San Sebastián a una cifra récord de 480 millones

Eneko Goia explicó este martes que este será el Presupuesto «más alto de la historia» de la ciudad, un récord motivado por las «circunstancias». «La subida del IPC provoca que los servicios que prestamos a los donostiarras cuesten más dinero, así como los gastos de personal y los contratos públicos», detalló el alcalde, quien subrayó que la operación de compra de los cuarteles de Loiola será «determinante» en las cuentas del nuevo ejercicio.

«Tendremos que realizar un gran esfuerzo de financiación para hacer frente a una inversión notable» de 73 millones de euros. «Es la mayor operación de crédito financiero de nuestra historia y la adquisición de los terrenos se completará durante la primera mitad del año», dijo Goia. El Ayuntamiento ya ha efectuado un desembolso inicial de los 5 millones de euros pactados antes de la firma del acuerdo con el Ministerio de Defensa y ha reservado otros 8 millones del superávit de 2022, con lo que restan alrededor de 60 millones.

Esta cantidad será solicitada mediante un préstamo bancario que ya se negocia con diferentes entidades financieras. Hay tiempo para obtener este crédito porque el consistorio dispone de seis meses de plazo para completar el pago al ministerio y firmar las escrituras, trámite que el gobierno municipal confía en formalizar antes del verano.

El préstamo elevará la deuda viva de las arcas municipales al 50%, todavía por debajo de los porcentajes que fija la Unión Europea. Es un incremento «importante», pero el Ayuntamiento atraviesa una situación saneada y puede asumir la operación «sin tensiones financieras», según el concejal de Personas, Gestión Económica y Presupuestaria, Kerman Orbegozo. A su juicio, el endeudamiento está «justificado» porque la compra de los cuarteles es «estratégica» para la expansión de la ciudad. En este ámbito se prevé la construcción de hasta 1.700 viviendas «con el mayor porcentaje posible de pisos protegidos», insistió Goia, lo que lo convierte en el mayor desarrollo urbanístico en décadas.

El regidor jeltzale informó de que el retraso en la presentación del Presupuesto se debe a la «incertidumbre» que generaban los descuentos del transporte público y su financiación, una incógnita que el Gobierno Vasco se encargó de despejar la semana pasada. Finalmente, desde Vitoria sufragarán un 10% de la rebaja y el Gobierno central, otro 30%, por lo que Dbus tendrá que costear el 10% restante, una cifra que está lejos de los 12 millones de merma de ingresos que representa el descuento del 50% del que se beneficiarán los viajeros.

Una de las patas sobre las que se sustenta el Presupuesto es el Fondo Foral de Financiación Municipal (Fofim), que este año reportará al Ayuntamiento 177,6 millones de euros, casi un 37% del dinero total disponible. El récord recaudatorio de la Hacienda foral en 2023 elevará en 11,3 millones la cantidad a recibir por la capital guipuzcoana, para un montante global que se traduce en 885 euros por habitante.

Goia apuntó que el consistorio se ha «acostumbrado a vivir en la incertidumbre permanente» desde el estallido de la pandemia y los posteriores conflictos bélicos, en especial el de Ucrania, que provocó una crisis energética. El alcalde aseguró no obstante que, a pesar de las dificultades que genera el escenario internacional, Donostia está «preparada» para encarar los retos del futuro y el proceso de transformación en que se halla inmersa. «Nos encontramos en una buena posición frente a lo que pueda venir con el objetivo de ser una ciudad mejor y que avanza sin perder su identidad».

La crisis energética provocada por la invasión de Ucrania ha afectado a todos los ámbitos de la gestión municipal y, junto con los gastos de personal y el IPC, han encarecido un 22% el coste de los servicios públicos que presta el Ayuntamiento. Para el Presupuesto de 2024, que la Junta de Gobierno Local aprobará este mes, la previsión que se maneja es que habrá que destinar 78 millones más al capítulo de gasto corriente que hace tres años.

Hay que tener en cuenta que solo las facturas de la luz y el gas se han disparado un 86% en los últimos doce meses. En este apartado se incluyen el alumbrado de las calles y el mantenimiento de las piscinas climatizadas de los polideportivos, entre otros conceptos.

Para mitigar el impacto de esta realidad en las arcas municipales, el consistorio aplica este año un ajuste fiscal al alza tras varios ejercicios de congelación general de las principales tasas e impuestos de competencia local. Así, el IBI se eleva un 4%, con un aumento del recargo a las viviendas vacías al 150%. Un 5% suben las tasas de agua y saneamiento y la de recogida de basuras, incremento que será del 7% para las actividades y grandes generadores de residuos. También un 5% aumentan todas las tarifas de estacionamiento OTA, aunque se congela la viñeta de residente ordinaria y la de perceptores de RGI o AES. Turismos y motocicletas de gran cilindrada deberán pagar entre un 3% y un 4,8% más. Y la grúa costará un 7,5% más que en 2023.