«Los cuarteles están acabados en su ubicación actual y tarde o temprano deberán salir de Loiola»
Sin perder la esperanza en el recurso judicial que presentará el consistorio, el regidor jeltzale aboga por trabajar con Defensa en la redefinición de las previsiones urbanísticas Eneko Goia Alcalde de San Sebastián
JORGE F. MENDIOLA
Domingo, 17 de julio 2022, 07:09
Eneko Goia (San Sebastián, 1971) aplica su receta de «prudencia y firmeza» para hacer frente al nuevo escenario creado por la orden del Tribunal Superior ... de Justicia del País Vasco de incluir elementos de los cuarteles de Loiola en el catálogo municipal de patrimonio, una decisión que condicionará la mayor operación urbanística de la capital guipuzcoana.
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– ¿Todavía le dura el enfado por la sentencia del TSJPV?
– Procuro no enfadarme, ver las cosas con perspectiva y buscar soluciones, que es lo que hay que hacer en una cuestión tan importante para Donostia.
– La primera reacción del Ayuntamiento al conocer el fallo fue de sorpresa...
– Seguimos sorprendidos, para mal, porque el tribunal se erige en autoridad catalogadora. Una cosa es que la Justicia te inste a ti, como administración competente, a iniciar un expediente de catalogación, y otra distinta es que sea el propio tribunal el que decida qué se cataloga y qué no. Es un precedente muy peligroso.
– ¿Cambia mucho la operación urbanística que tenían en mente tras esta sentencia?
– El jueves dije, y lo mantengo, que hay que mantener la cabeza fría, ser firmes en el objetivo pero prudentes en el análisis. Hemos compartido con el Ministerio de Defensa la voluntad de hacer un análisis conjunto de la sentencia, para ver cuál es el alcance que tiene esta dificultad que aparece en el camino, en qué cambian las cosas que habíamos trabajado hasta ahora y qué posibilidades de uso tiene la parcela. Esa labor hay que hacerla bien. No soy pesimista. El fallo altera lo que habíamos acordado porque introduce un elemento nuevo, pero no lo hace imposible. Lo que tenemos que ver es cuánto y cómo altera estos planes, cómo hipoteca los usos que la ciudad desea darle al terreno y el valor que tiene la parcela. En definitiva, estudiar qué impacto tiene la sentencia sobre el valor de los cuarteles, en el que ya habíamos avanzado mucho.
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«A Vox le importa más su visión de España que nuestra ciudad»
– ¿Cómo de cerca estaban las negociaciones de cristalizar?
– Muy cerca. Estábamos pasándonos papeles sobre lo que podía ser un convenio. Cambiando letras, por decirlo de alguna manera. Realmente pensaba que era posible cerrar un acuerdo en verano.
– ¿La cuestión competencial es el argumento al que se agarrará el Ayuntamiento en su recurso?
– Es una de ellas. Pero simultáneamente hay que trabajar en hacer una valoración certera dentro de las dificultades, porque la sentencia tiene sus claroscuros, de qué podría implicar que se estableciera ese grado de protección y, por tanto, esa limitación de usos sobre parte de la parcela, y qué supone para todo lo que habíamos programado hasta ahora: un proyecto de urbanización y una propuesta de ordenación con parcelas de usos públicos, equipamiento y una importante presencia de usos residenciales porque entendemos que es lo que la ciudad requiere en estos momentos. A partir de ahora nos toca trabajar con un nuevo ingrediente que nos han metido en la ensalada. Ya nos hemos emplazado para volver a reunirnos con Defensa a lo largo del verano.
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«No es insalvable, pero las fachadas a conservar están en zona inundable y para cambiar su uso hay que elevar el terreno»
– A pesar de los palos, la rueda no se detiene...
– Y no debe hacerlo. Las cosas hay que mirarlas en perspectiva. Recuerdo que Fermín Muñoz Echabeguren, que escribía mucho sobre la historia de la ciudad, me hizo llegar una vez un documento sobre la demolición de las murallas de la ciudad, que finalmente se consigue en 1863. Eustasio Amilibia era el alcalde cuando el gobierno de España decide finalmente que San Sebastián no sea plaza militar y, por tanto, las murallas se puedan derribar. El proceso previo fue larguísimo, de no contar. Y el posterior, también. Había que hacer una valoración económica porque las murallas eran del Ejército, calcular cuánta extensión de suelo era de su propiedad... Fue complejo, pero salió adelante. Y San Sebastián hoy es como es porque eso se consiguió. Salvando el tiempo y la distancia, esto es igual. Los cuarteles de Loiola están acabados en esa ubicación. Eso lo sabemos todos y somos conscientes de ello. La ciudad se ha comido ese espacio y tarde o temprano tienen que salir de ahí.
– ¿Los cuarteles son la muralla que impide que la ciudad crezca por la vega del Urumea?
– No solo que crezca, sino que se complete. A día de hoy, esta es la zona de expansión más idónea tanto por extensión y ubicación como por configuración física. Seguramente sea el terreno llano más grande que queda. A lo largo del río hay diferentes ámbitos y esta es la pieza que une el puzle y cose la ciudad y la conecta con Intxaurrondo. Si lo vemos en un mapa, es clarísimo, de libro. Además, Loiola ha conocido una profunda regeneración en los últimos 25 años, Txomin ya es una realidad que se ampliará hacia la cárcel cuando la de Zubieta esté terminada, toda la cuenca fluvial hasta Martutene es objeto de transformación...
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«La Diputación no tenía vela en este entierro pero dio su opinión cuando no debía. Espero que esto sirva de lección»
– Si el recurso no prospera, ¿habría que replantearse construir en otros ámbitos que parecen descartados como Antondegi o Auditz Akular?
– Yo no soy partidario de Antondegi. Creo que la configuración de esta zona como residencial con esa intensidad con que se planificó en su momento responde a un esquema que está superado, de invasión de nuevos terrenos en lugar de regenerar y readecuar suelos ya edificados. El urbanismo del siglo XXI está en ese camino y nosotros, como Ayuntamiento, también. Además, sería un núcleo aislado, desplazado en cierto modo, con lo que ello supone de problemático en cuanto a servicios, transporte... Y Auditz Akular debe replantearse en el marco de la revisión del PGOU. Yo no digo que no haya que hacer nada, pero lo que está previsto desde 2010 es inviable. Y eso lo hemos asumido todos y tenemos que replantearlo a la baja. Sí va a haber una respuesta en ese ámbito, pero no de la dimensión que en su momento se pensó. También es verdad que el término municipal es finito, pero hay zonas de oportunidad que aparecen. Jolastokieta, por ejemplo, donde con el traslado de la fábrica de Zardoya Otis podemos ahondar en esa estrategia de regenerar suelos industriales, conectar territorios y mejorar la movilidad vertical del barrio de Altza. O el Infierno e Illarra, que están avanzados.
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– Se da la paradoja de que los informes en que se basa la sentencia son de departamentos de Cultura de la Diputación y el Gobierno Vasco, que gestionaba el PNV. ¿Cosas de la democracia?
– De la democracia o del funcionamiento de la administración pública. Más paradójico es que se trata de un informe, una opinión más bien, que desde el punto de vista administrativo no procede porque la Diputación no tiene vela en este entierro. Estos son los peligros de dar opinión cuando no tienes por qué darla. Espero que sirva como lección en lo sucesivo para que no se hagan cosas que después pueden tener consecuencias negativas. Y voy a poner un ejemplo, también con motivo de la revisión del Peppuc. Repasando otras sugerencias de protección, me he encontrado el viaducto del Topo de Loiola. Si a alguien se le hubiera ocurrido que había que protegerlo, hoy los vecinos lo tendrían aún contra su fachada. Ahora el viaducto ya no existe y ese riesgo ha desaparecido, pero me alarma la frivolidad con que muchas veces se señalan cosas. Espero que esta sentencia sea un toque de atención y tengamos más cuidado al decir las cosas.
«Me preocupa que los cuarteles se conviertan en otro Bellas Artes y permanezcan décadas vacíos y abandonados»
– Del pesimismo inicial han pasado a decir que la protección ordenada no es insalvable.
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– No lo es. Nosotros ya nos habíamos planteado la cuestión patrimonial y habíamos hecho aproximaciones sobre qué cosas podríamos mantener. El problema que tiene el desarrollo que se quiere hacer es, y de esto no se habla, que los cuarteles están en una zona que es inundable. Y si quieres cambiar de uso, estás obligado a cumplir unas condiciones que eviten la inundabilidad de la parcela. Tienes que ensanchar el río y elevar la cota del terreno casi 3 metros. Eso está escrito. ¿Cómo se mantiene algo que está 3 metros por debajo de donde debería estar? Hay una manera, que es dejando el edificio, pero sin uso. O parte de él. Porque la parte inundable no se podría utilizar. Esto hay que decirlo. También hay que tener en cuenta que el puente de Alfonso XIII –o Urdintzu– merece protección según las determinaciones de la Diputación y, simultáneamente, la agencia URA te está diciendo que hay que eliminarlo porque es un obstáculo hidráulico que empeora los episodios de inundabilidad de la vega del Urumea y que representa un peligro para los barrios que están aguas arriba.
«Estos terrenos son la pieza clave del puzle para coser la ciudad y conectarla con el barrio de Intxaurrondo»
– Si hay que elevar la cota del terreno, habría que desmontar y montar las fachadas protegidas.
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– O dejarlas por debajo de la cota, sin uso, porque se inundarían. Serían dos cascarones vacíos. Pero estamos corriendo mucho y todavía tenemos que analizar los detalles. Técnicamente hoy en día se puede hacer todo lo imaginable, la cuestión es a qué precio. Hay que valorar cuánto costaría. Igual si es el templo de Abu Simbel te lo puedes plantear, pero ¿son los cuarteles Abu Simbel? Cada uno que se responda.
«Que sea el propio tribunal el que determine qué elementos se protegen y cuáles no sienta un precedente peligroso»
– ¿Teme que los cuarteles se conviertan en otro Bellas Artes y permanezcan décadas vacíos y abandonados?
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– No voy a negar que es algo que me preocupa. Hay posiciones extremas, maximalistas, que lo que hacen es perjudicar. Y este puede ser un ejemplo. Pero al igual que en el Bellas Artes, nosotros hemos tenido el firme compromiso de desatascar la operación y ahí seguimos a pesar de los pesares y de los palos en la rueda. Como entonces, continuaremos adelante con la misma determinación y sorteando obstáculos.
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