Elena Uranga muestra la distancia que hay entre las nuevas construcciones y su casa en Ciudad Jardín. FOTOS BORJA LUNA

«Desde que empezaron las obras, nuestras casas se han llenado de grietas»

Vecinos de Ciudad Jardín denuncian fisuras por la construcción de los nuevos edificios y la promotora asegura que se hará cargo de los daños

Iñigo Goñi Davó

San Sebastián.

Sábado, 13 de julio 2024, 02:00

Cualquier ciudadano sabe que, aunque las obras son la promesa de un futuro mejor, convivir con ellas no resulta siempre fácil. No obstante, cuando ... esa molestia se transforma en riesgo, empieza la preocupación. Es lo que les está ocurriendo a los vecinos de Ciudad Jardín. Hace un año empezó la construcción del nuevo ámbito residencial de 264 viviendas y los trabajos de la maquinaria de obra parecen estar pasando factura a las casas centenarias del barrio, la mayoría de madera.

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«Es un peligro vivir aquí. Desde que empezaron las obras, mi casa se ha resquebrajado por completo», denuncia Elena Uranga, propietaria de una de las casas afectadas, mientras señala con el dedo las grietas que recorren toda la pared y gran parte del techo. También Iñaki Miguel, otro vecino, muestra rajas de un grosor considerable que surcan la puerta de entrada al edificio. «Ya hay parte del techo que se ha desprendido debido a los temblores que causa la construcción», explica. Este temor fue el que transmitieron a Urumea Berri, la empresa promotora, que informó a los afectados de que se hará cargo «de todos los desperfectos al finalizar el trabajo».

El final es una línea muy difusa en el horizonte para estos propietarios que se preguntan: «¿Tenemos que vivir con tensión durante los próximos años?». Su preocupación nace de que durante este mes «empieza a trabajar en el proyecto Urbycolan, que urbanizará el barrio». A pesar de que tanto constructora como urbanizadora ya han pasado por las viviendas para tomar registro de su estado –la primera antes de empezar la obra y la segunda, hace poco más de un mes–, la mayor inquietud de la vecindad es la coordinación entre ambas empresas «cuando llegue el momento de repartir responsabilidades e indemnización por los daños causados. ¿Sabrán entenderse?». Mientras tanto, las viviendas continúan en proceso de deterioro, aumentando cada día la posibilidad de un accidente doméstico, según cuenta Elena: «Me estresa tener que vivir así cada día».

«Únicamente pedimos», concluye Javier, «que sepan ponerse de acuerdo, repartir responsabilidades y que nuestra seguridad sea una prioridad, para no vivir con miedo». Elena tiene claro que la situación es «insostenible» y espera que en la promotora «sean conscientes de que hay gente viviendo en estas casas».

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«Un nuevo Beverly Hills»

«Hemos pasado de no ser nada a ser el nuevo Beverly Hills», sostiene con una mueca de sonrisa Javier Alonso, otro residente de Ciudad Jardín. La memoria del Ayuntamiento explica que el objetivo perseguido con la construcción es «una reordenación y mejora de la zona, respetando la gran mayoría de viviendas existentes y generando una continuidad entre Loiola y Riberas». La vecindad no cierra los ojos a los beneficios que traerá esta obra, que «va a permitir que se convierta en una zona iluminada, con control, limpieza y seguridad». Pero también dicen sentirse «pequeños» ante los edificios que se están levantando en comparación con el tamaño de sus viviendas. «Nos sentimos comidos; no hay otra forma de verlo», afirman. La vecindad lamenta «no haber luchado por mantener la idiosincrasia del barrio» y considera que «el Ayuntamiento podría haber diseñado viviendas de dos pisos para no crear semejante desigualdad entre unas casas y otras».

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