Las emociones del río Urumea
Cristina Enea Fundazioa impulsa el 'Atlas Emocional del Urumea', un proyecto que recogerá en un libro y una exposición los recuerdos de vecinos y asociaciones vinculados al río
No se puede conservar ni cuidar aquello que no se conoce, y es imposible conocer sin escuchar. Desde esta sencilla convicción, la Fundación Cristina Enea impulsa un ambicioso proyecto denominado 'Atlas Emocional del Urumea' que busca conectar a los donostiarras con el río que fluye por la ciudad a través de recuerdos y experiencias. La iniciativa tiene un objetivo claro: reconstruir, de forma colectiva y participativa, la memoria histórica y emocional del río a su paso por Donostia.
El proyecto, que dio comienzo a inicios de 2024 y está previsto que finalice en otoño de 2026, se sustenta en el trabajo documental, histórico y bibliográfico ya desarrollado sobre el río Urumea y sobre todo en las encuestas y entrevistas presenciales y online que se han realizado con vecinos, asociaciones y agentes sociales vinculados al río y que se han encargado de realizar Helga Massetani Piemonte, de la empresa Bitamine Kultur Elkartea, y María José Noain Maura, de Los Viajes de Aspasia.
200 personas han participado en las encuestas que han determinado los 10 temas que guían el proyecto
Ese trabajo de campo ha proporcionado una selección de los diez temas que mejor representan, de forma transversal y simbólica, la riqueza emocional que rodea al Urumea. Los temas elegidos (asedio de San Sebastián de 1813, los caseríos de ribera, oficios desaparecidos, la sidra, fiestas y romerías, los puentes, el remo, las fábricas, Arteleku y la desembocadura) serán el eje central tanto de la publicación ilustrada que verá la luz a finales de este año como de la exposición que está previsto inaugurar el segundo semestre del año que viene en la sede que la Fundación Cristina Enea tiene en el parque de Egia.
Pasado y también futuro
En el proceso de investigación del proyecto, que Iñigo García, concejal de Medio Ambiente, define como «un viaje por el pasado, presente y futuro del río», destaca la participación de 200 vecinos y agentes vinculados al río en encuestas enviadas online y encuentros grupales realizados en las casas de cultura de Loiola, Okendo y Egia –enmarcados en el programa Plus55–, Cristina Enea, Tabakalera y Museo San Telmo.
El libro que escribirá María José Noain y contará con ilustraciones de Elena Odriozola se presentará antes de fin de año
María José Noain, encargada durante los próximos tres meses de escribir el libro que contará con las ilustraciones de Elena Odriozola, indica sobre los temas elegidos que «ha sido bastante fácil dar con ellos, porque ha habido asuntos que salían a menudo». Lo que también ha sido constante en la gran mayoría de los casos es «la emoción individual de cada participante al hablar de su relación con el río. Tanto de los vecinos de Loiola o Martutene que nos hablaban de un vínculo vital con el Urumea como aquellos que han trabajado alrededor del río y tienen una mirada más académica o profesional pero que también han proyectado una emoción», añade Helga Massetani, encargada de coordinar la exposición artística.
Destacan tanto Noain como Massetani que la mirada histórica que se ofrece del río Urumea a través de los recuerdos y experiencias no es óbice para que el futuro del entorno también se haya tratado en las entrevistas y encuestas, «y se ha hecho en varios casos desde un punto de vista reivindicativo», señalan.
La exposición que dirigirá Helga Massetani y que permitirá transitar por la memoria del río estará lista en otoño de 2026
En algunos temas, dicen, «sobre todo de carácter patrimonial o medioambiental, se ha dejado claro que hay aspectos con los que no se está de acuerdo». ¿Por ejemplo? «Es muy evidente el caso del caserío Astiñene, que representa además una realidad histórica como eran los caseríos de ribera que tenían puertos fluviales y que se está desmoronando. La preocupación sobre la conservación patrimonial de Astiñene ha salido en un montón de encuestas», afirma Noain. Y añade Massetani: «Y el tema de la contaminación del río también preocupa. Sobre todo entre las asociaciones que tienen que ver con el deporte, en este caso el remo, como son Ur Kirolak o CD Fortuna».
Lo que ya tienen claro ambas es que el trabajo que les resta realizar a partir de este momento y hasta otoño del año que viene va a estar basado en los diez temas seleccionados para el proyecto y que son los siguientes.
Asedio de San Sebastián de 1813.El incendio y saqueo de la ciudad supuso un antes y un después en la historia contemporánea de Donostia, y el río Urumea fue un elemento estratégico clave en aquel episodio bélico. «Simbólicamente marca el inicio de la ciudad moderna», indican. «Es el punto de partida elegido» para comprender cómo el río ha sido testigo –y muchas veces frontera– de grandes transformaciones históricas.
Caseríos de ribera.Astiñene, en ruinas, aparece como emblema de una forma de vida que hoy está en riesgo de desaparecer. Caseríos como este o Errota-Txiki, Santiago, Matxiñene... «mantenían una relación estrecha con el río, tanto en su economía como en su cotidianidad», indican. Son también un símbolo de la ruralidad que aún pervive, a pesar del avance de la urbanización.
Oficios desaparecidos. Gabarreros, lavanderas, areneros… trabajos físicos y duros, ligados al agua, a menudo invisibilizados –especialmente los desempeñados por mujeres– pero fundamentales para entender la historia social del Urumea. «Este tema busca rescatar del olvido esa economía ligada al río y reconocer su importancia en la vida cotidiana del pasado reciente», cuentan.
Sidra. A nivel gastronómico, más allá de las txuletas y el bacalao, «la sidra es la reina», dice Noain. «Las kupelas bajando en gabarras, las tabernas de Loiola o los momentos festivos compartidos en torno a una botella de sidra son elementos que conectan el río con la memoria sensorial y celebrativa», subraya. Este tema recupera sabores, olores y costumbres.
Fiestas y romerías. El Urumea ha sido también escenario de alegría: las gabarras engalanadas, las romerías hacia Loiola, Martutene como barrio de lujo durante un tiempo o incluso el desaparecido parque de atracciones del Kursaal. «El río no solo canaliza agua: canaliza emociones y recuerdos festivos», apuntan.
Puentes. Más que infraestructuras, los puentes del Urumea «son puntos de referencia emocional». Son lugares de tránsito, encuentro, contemplación y memoria, y conforman un paisaje urbano profundamente simbólico.
Remo. Deporte emblemático en el Urumea, el remo sigue vivo gracias a varios clubes. Este tema recoge tanto la dimensión competitiva como la dimensión popular y comunitaria de la práctica del remo, que ha forjado vínculos y memorias a lo largo de generaciones.
Fábricas. Savin, Koipe, la canalización artificial del río... «El río también es memoria industrial, una memoria a menudo incómoda, pero necesaria», reconocen. Este tema ofrece una mirada crítica sobre la transformación urbana e industrial del río y sus consecuencias sociales y ecológicas.
Arteleku. En la ribera del Urumea también hubo un foco creativo único, Arteleku, punto de encuentro para artistas, pensadores y experimentadores. Junto a ello, «recuperamos la mirada de pintores como Regoyos o Petit de Meurville, que retrataron el río desde lo artístico».
La desembocadura. Del antiguo casino al Kursaal de Moneo, la desembocadura ha sido un lugar de tránsito entre el río y el mar, entre el pasado y el futuro. Este tema permite hablar de ciudad, de arquitectura y de cómo el río dialoga con Donostia.
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