Donostia 2030, ¿ciencia y/o gastronomía?

En este sentido, ¿qué peso debería tener uno y otro en el diseño de la ciudad del futuro? ¿En 2030 serán compatibles ciencia y gastronomía como motores económicos y de posicionamiento global o habría que apostar solo por uno de ellos? La pregunta se la lanzamos a profesionales de ambos campos y en todos los casos la respuesta está clara: hay que seguir fomentando y cuidando de ambas ramas.

«Somos una ciudad pequeña a escala global y todos los activos que tenemos hay que aprovecharlos e impulsarlos», apunta Joxe Mari Aizega, director del Basque Culinary Center, que no obvia el atractivo gastronómico de la ciudad para visitantes y también para profesionales de la gastronomía que se acercan a trabajar y emprender en la ciudad o estudiar en esta universidad. «Ahora mismo tenemos alumnos procedentes de 38 países y doctorandos de muchos otros», indica.

Además, pone como ejemplo el propio BCC como expresión de la combinación de ciencia y gastronomía. «Creo que tuvimos el acierto hace doce años de poner en marcha un centro dedicado al conocimiento, la formación, la investigación y la innovación en el ámbito culinario, viendo como la nueva cocina vasca era un referente internacional. Así que está claro que no es uno u otro, sino uno y otro».

Para Javier Zubia, director de la Cámara de Comercio de Gipuzkoa diversificar la economía de Donostia es clave para el futuro, apostando por sectores de mayor crecimiento en otras áreas, como la científica o la biosanitaria. «Pero eso no quiere decir que tengamos que dejar de dar importancia y seguir apostando por sectores donde verdaderamente somos buenos y reconocidos y diferenciados», apunta en alusión al poder de la gastronomía como tractor de empleo y crecimiento económico gracias a su atractivo turístico.

No en vano, el turismo supone el 13,9% del PIB generado en la ciudad y la hostelería cuenta con más de 21.000 empleos. «La cocina es uno de los valores de Donostia y cuando hablas con visitantes así te lo reconocen. Y hay que seguir intentando que todos los días esos clientes sigan viniendo». añade.

Gurutz Linazasoro, neurólogo y CEO de la empresa VIVEbiotech de Miramon también aboga por buscar un equilibrio. «En todas las apuestas estratégicas a medio plazo hay unas palabras críticas: moderación y equilibrio. No se puede apostar solo por uno, sino que hay que compensar todo».

Se declara firme defensor de lo que denomina como «economía del conocimiento», o lo que es lo mismo, el poder del sector ciencia para crear riqueza en la ciudad y en el territorio, aunque sea más costoso. Donostia cuenta con un total de 8.138 empresas vinculadas al ámbito del conocimiento, entre las que se enmarcan entidades de servicios avanzados, asesorías, ingenierías, centros de investigación, etc. Una cantidad que supone el 44% del total de las 18.892 empresas que hay en la ciudad, según datos de la Sociedad de Fomento. Asimismo, se estima que hay en torno a 53.900 empleos relacionados con este ámbito, el 56% de los puestos de trabajo que hay en la ciudad.

«Pero esa economía del conocimiento juega con desventaja con respecto al sector de los servicios. En este último es más fácil ver los retornos que genera mientras que en la ciencia hay que esperar más tiempo». Ahora bien, recuerda que la hostelería, ligada profundamente al ámbito gastronómico, está más expuesta a sufrir los embates de crisis económicas o sanitarias como esta que estamos sufriendo del coronavirus. «Creo que se puede conseguir el equilibrio de una forma sostenible», apunta.