«Ya no debería estar, pero estoy. Y soy feliz»
En Donostia viven 116 personas mayores de 100 años, entre ellas Delfina Gordon, vecina de Loiola que acaba de soplar 106 velas con buena salud. Solo se queja de «no poder andar»
Delfina Gordon cumplió 106 años el pasado 23 de abril. Una efeméride que justifica con creces que sea protagonista en un reportaje de este periódico. ... Muy amablemente, Delfina y su hija Maite, que es la que vive con ella y la cuida, invitaron a DV a su domicilio situado en el barrio de Loiola para charlar sobre una larga vida que la protagonista diferencia claramente en dos tramos. «Hasta venir a vivir a San Sebastián desde León tuve una vida muy dura, desde que estoy aquí soy feliz».
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Al menos en el caso de Delfina, cualquier idea preconcebida por su edad con la que uno vaya a visitarla se queda simplemente en eso, en un juicio sin demasiados argumentos. Es obvio que nació en 1918 y que no puede andar, una circunstancia que aún no acepta bajo ningún concepto, pero está lúcida, es culta, perspicaz, presumida y gasta un humor irónico que es de agradecer. La primera pregunta es obvia. ¿Cómo se siente tras haber cumplido 106 años? Primera reflexión realista: «Ese número me dice que ya soy mayor, que ya no tenía que estar aquí, pero estoy». Sin dejar tiempo para una nueva pregunta, comienza a hablar de sus piernas, su gran caballo de batalla. «Ya ve que no ando», dice sentada en el sofá de su sala. «De la cintura para arriba estoy bien, pero las piernas... Y me da mucha rabia estar así. Es lo que más me molesta. Si pudiera al menos dar unos pasos... pero ya sé que eso no va a poder ser», explica. Su hija nos cuenta que lleva así desde hace 2 o 3 años y que lo único que le pasa a sus piernas «es que tienen mucha edad, el desgaste. No ha tenido ninguna lesión ni caída ni nada».
Delfina Gordon nació en la provincia de León, «en Alcedo de Alba, que pertenece al Ayuntamiento de La Robla», presume. Cuenta con precisión que de niña estuvo a punto de morir «por una especie de gripe, pero reviví y por lo que parece a base de bien. Desde entonces no recuerdo haber tenido una enfermedad. Algún catarro sí, pero dolencias graves, de tener que preocuparme jamás». Es decir, ha tenido una salud de hierro. Responde entre risas a esa afirmación, «sí, sí, eso será».
Todo ello a pesar de que define su época juvenil y adulta como «muy dura». Eran tres hermanos y tres hermanas en casa y la Guerra Civil afectó de lleno a su familia. «Mis tres hermanos marcharon a la guerra y a mí con 21 años me tocó hacerme cargo de la casa familiar, de los animales, de segar la hierba... Sin ayuda de nadie, porque no había gente, todo el mundo se marchó a la guerra, solo se quedó en el pueblo la gente muy mayor. Fue una época muy mala», resume.
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Una vez finalizada la guerra, «cuando había un poco de baile», conoció a su marido, Isidro. «Me casé, él tenía un trabajo muy bueno y yo me quedaba en casa con mi madre, que vivía con nosotros, trabajando como una esclava, con la casa y el ganado, porque teníamos vacas, gallinas y cerdos». Delfina tuvo tres hijos, Juan José, Maite e Isidro. A este último lo recuerda con especial cariño. Falleció en un accidente de tráfico hace 36 años y cada vez que sale de casa se pone una medalla que lleva su foto como recuerdo.
Delfina vivió en León hasta que la salud de su marido les obligó a venir a Donostia a vivir con su hija Maite. Esta comenta que «mi padre falleció aquí con 91 años». Y añade Delfina, «desde entonces vivo aquí, han pasado ya 34 años». Es plenamente consciente de lo que supone eso para su hija Maite. «Vive en cuerpo y alma para mí y eso también me da un poco de pena por ella», reconoce.
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Lo confirma Maite. Viuda desde hace 19 años, la hija cuenta con una sonrisa que «cada tres horas hay que llevarla al servicio, los pañales no los admite. Y las cremas por la mañana, darle el desayuno, acostarla... y como hasta medianoche no le entra el sueño y está viendo la tele, pues... además me dice '¿qué prisa tenemos? Para qué vamos a ir a la cama'».
Una mujer de 112 años
En Donostia, además de Delfina Gordon, residen otros 115 centenarios. Son 102 mujeres y 14 hombres, la mayoría residentes en el Centro, Gros y Amara Berri. En 2023, 50 personas cumplieron 100 años en Donostia, 45 mujeres y 5 hombres, y actualmente la persona de más edad en la ciudad es una mujer de 112 años.
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En el caso de Delfina, el día que cumplió los 106 años fue agasajada por la concejala de Acción Social, Mariaje Idoeta, que acudió a su casa a entregarle una orquídea con una felicitación escrita y firmada por el alcalde. En esta ocasión, se le hizo entrega de las flores en su 106 cumpleaños, pero lo habitual es que el consistorio lo haga cuando cumplen 100. «Delfina no había recibido el ramo cuando cumplió esa edad porque no teníamos conocimiento de la efeméride», comenta la edil del PNV. Y explica que el consistorio «no puede acceder a los datos de estas personas por la Ley de Protección de Datos, por lo que son los familiares o personas del entorno las que se ponen en contacto con nosotros y de ese modo organizamos la visita».
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