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La ciudadela de Torelli. En naranja, las partes no realizadas. Restitución en 3D de Pi Chevrot y Sarasola

El castillo y la ciudadela en el monte Urgull

El proyecto inacabado de tres anillos concéntricos diseñado por el italiano Hércules Torelli bien pudo convertirse en un hito para la arquitectura militar europea

José Javier Pi Chevrot

Lunes, 27 de marzo 2023, 13:52

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El monte Urgull es un elemento imprescindible para comprender la ciudad. Geográficamente es la pieza central del 'skyline' que hace que nuestra urbe sea tan reconocible e incomparable. Históricamente, el monte, como receptáculo del castillo y posteriormente del esbozo de una ciudadela, determinó el devenir urbano de San Sebastián hasta finales del siglo XIX, dentro de la dualidad plaza fuerte-ciudad marítima y comercial, tan bien reflejada en un sello de 1297, con un navío y un castillo a ambos lados.

Se sabe que fue el rey de Navarra Sancho el Fuerte quien mandó construir hacia 1194 el castillo en la cima del monte. El emperador Carlos V encargó una reforma total a su general en jefe de la artillería y de las fortificaciones, el italiano Gabriele Tadino de Martinengo, prior de Barleta, que vino a San Sebastián hacia 1528, y que fue responsable a su vez de la construcción de su nuevo frente de Tierra, con el cubo imperial, al sur. El que dirigió las obras fue Villaturiel, quien propuso cerrar el monte longitudinalmente desde el extremo occidental, donde había un torreón llamado de Santa Clara, hasta una plataforma en el extremo oriental, lugar de la futura batería del Mirador. También planteó prolongar el nuevo muro que cerraba la ciudad por el lado del puerto, hasta el castillo, pero dicha extensión nunca se llegó a terminar.

Todas estas obras se realizaron en la segunda mitad del siglo XVI, interviniendo en ellas los ingenieros Giacomo Paleari Fratino y Tiburzio Spannocchi, entre otros. A este último le debemos otro muro, paralelo al primer muelle del puerto que ha dado origen al llamado paseo de los Curas. En 1639 se incorporó otro ingeniero italiano, Marco Antonio Gandolfo, pero no hubo avances significativos hasta finales del siglo, quedando todo supeditado a la polémica sobre qué era más prioritario: ¿las murallas de la ciudad o una futura ciudadela? Y a la exigua capacidad de las arcas del reino.

En 1686, el ingeniero arquitecto de Pavía Hércules Torelli vino a San Sebastián para hacer una propuesta de ciudadela, pero sería el estallido del polvorín del castillo en 1688 y la necesidad de reparar los daños ocasionados lo que implicó su asentamiento definitivo en nuestra ciudad, aportándonos la Plaza Nueva. Entretanto, se dedicó a la reconstrucción del castillo y al desarrollo de la ciudadela. Para esta, Torelli presentó un proyecto ambicioso digno de las creaciones de Vauban, del cual fue colaborador en Toulon, que consistía en tres anillos concéntricos rematados en su centro por el propio castillo. El primer anillo disponía de un hornabeque al oeste formado por los bastiones de las Damas y de Santa Clara, al norte del bastión de Canzano, nombre del entonces gobernador, de origen italiano y amigo de Torelli, pero que hoy ha pasado a llamarse de Bardocas, y al este del bastión del Mirador. Las murallas intermedias no se construyeron, pero se incorporó al sur el muro de Spannocchi, y los bastiones citados han permanecido hasta hoy, siendo los del oeste como el del este unos verdaderos iconos del paisaje donostiarra. Del segundo anillo poca cosa se hizo, salvo algún bastión como el de Santiago al oeste y el de San José al sur. En cuanto al tercer anillo, que tenía previsto dos hornabeques a ambos lados del castillo, solo tenemos el cuerno sureste, la batería del gobernador y el revellín norte.

Asedios de 1719 y 1813

El papel estratégico que tuvieron estas piezas fortificadas fue muy importante durante los dos asedios que padeció la ciudad en 1719 y en 1813. Entre estas dos fechas apenas hubo novedades, salvo las restauraciones de rigor tras la batalla y alguna que otras propuestas puntuales, muchas de ellas no realizadas, de los ingenieros Prospero Verboom y Juan de Subreville, hacia 1730. Hubo modernizaciones en el siglo XIX, pero muchas de ellas desaparecieron al pasar la propiedad del monte al Ayuntamiento.

Los datos

  • Autores: Gabriele Tadino de Martinengo, Villaturiel, Tiburzio Spannochi, Hércules Torelli y Prospero Verboom, entre otros.

  • Fecha: desde 1194 hasta finales del siglo XIX.

  • Ocupación: el conjunto del monte Urgull.

  • Construcción: principalmente sillería de arenisca.

De la colocación durante el franquismo del Cristo del Sagrado Corazón, sobre el macho y en hormigón, eclipsando, junto al excesivo arbolado, el castillo, no nos extenderemos. Pero decir que el protagonista del artículo anterior de esta serie, el arquitecto Luis Peña Ganchegui, a la pregunta de qué monumento guipuzcoano le parecía el más importante, presentó un helicóptero de juguete llevándose la insigne escultura, imagen que trasladó a la exposición Atarian en el año 2000. La proporción tan desafortunada entre el cono, capilla base, de 16 metros de altura, y la figura, de 12,5 metros, hizo que el actor Willem Dafoe, cuando vino a presentar en el Zinemaldia de 1988 'La última tentación de Cristo', pensara que dicha figura formaba parte de la promoción de su película. Lo que no sabia es que el autor de la novela homónima en que se basaba el filme, Nikos Kazantzakis, está enterrado solemnemente en el bastión Martinengo, elemento destacado de las fortificaciones de Heraklión, Creta, levantadas en su tiempo por Gabriele Tadino, y donde el propio padre de Torelli murió defendiéndolas frente al asalto de los turcos. Nuestro castillo, nuestra inconclusa ciudadela, que quiso abarcar todo el monte Urgull, no son un simple decorado. Su presencia se inscribe, con sus principales autores, en la atormentada historia militar europea.

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