2016, un año decisivo

Río de Janeiro fue escogida en 2009 sede de los Juegos Olímpicos del presente año

J.R.G.

Jueves, 28 de enero 2016, 21:20

Río de Janeiro llevaba años esperando la llegada de 2016. Igual que para San Sebastián y su Capitalidad Cultural Europea, llegar hasta aquí no ha sido fácil. Más bien se ha tratado de una carrera de obstáculos. La ciudad fue escogida en 2009 sede de los Juegos Olímpicos de 2016, pero los tira y afloja entre los diferentes niveles de la administración provocaron que las obras empezaran con graves atrasos.

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El carismático alcalde Eduardo Paes -que siempre dice tener a Pasqual Maragall y los Juegos de Barcelona 92 como modelo- ha intentado revertir la situación y en los últimos meses los trabajos han logrado importantes avances. Desde el Ayuntamiento se intenta promover la imagen de que los Juegos dejarán como herencia una ciudad más integrada y menos desigual, gracias a la construcción de nuevos medios de transporte (ampliación de la red de metro, un nuevo tranvía por el centro, nuevos corredores únicos de bus) y a la revitalización de la zona portuaria, que hasta ahora era uno de los puntos negros de la ciudad.

El puerto, antes dominado por una autopista elevada, con cientos de almacenes abandonados y las mafias de la prostitución campando a sus anchas, se está convirtiendo ahora en el barrio más de moda Río.

Los parques, carriles bici y plazas para los peatones se abren paso. Como la joya que corona toda esa transformación el pasado mes de diciembre se inauguró el Museo del Mañana, obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Los que tuvieron la idea de colocar un gigantesco edificio blanco sobre la bahía de Guanabara no esconden que buscaban un 'efecto Guggenheim'. Lo están consiguiendo. La ciudad se está reconciliando con su centro y está recuperando su alma portuaria. Ahora solo falta que la transformación no se quede únicamente en el urbanismo y llegue también a la bahía, que a diferencia de las playas oceánicas (Ipanema, Copacabana, etc), está gravemente contaminada.

Las aguas de la bahía de Río reciben cada día miles de toneladas de residuos procedentes de toda el área metropolitana de la ciudad, y desde hace meses se encuentra en el centro de la polémica porque a pesar de ello acogerá las pruebas de vela durante las Olimpiadas, con el consiguiente riesgo para la salud de los atletas.

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Mientras las autoridades trabajan a contrarreloj para dar una imagen de modernidad al mundo los brasileños esperan escépticos. Los peces volvieron a la ría del Nervión. Los cariocas esperan que en un futuro no muy lejano se vuelvan a ver ballenas surcando las aguas de la Guanabara.

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