Abanderadas de la igualdad

Nunca antes la regata femenina había generado tal nivel de expectación. Cuatro traineras aspiran este domingo a la Bandera, separadas por cuatro segundos. A la emoción le acompaña además un alto nivel deportivo y, por consiguiente, un espectáculo gratificante. Pero lo que hoy se verá en el agua viene de atrás, de toda una trayectoria que ha ido equiparando la prueba femenina a la masculina en ámbitos como la participación o los premios.

En septiembre de 2005, Hondarribia Arraun Elkartea organizó la primera regata femenina de traineras, la Bandera Txingudi, en la que participaron por invitación Cabo da Cruz, Isuntza, Kosta-Urola y la embarcación local de Txingudi. En los siguientes años se organizaron algunas pruebas sin carácter oficial, como un desafío entre Gipuzkoa y Bizkaia disputado en junio de 2008 en aguas del río Ebro, en Zaragoza, en una regata que fue telonera a la primera jornada de la Liga ACT, dentro de los actos de la Expo. Para entonces, los rumores de que la organización de la Bandera de La Concha estaba intentando poner en marcha una regata femenina eran muy fuertes y, ante la disputa por primera vez de los campeonatos de Gipuzkoa y de Euskadi, tres traineras guipuzcoanas comenzaron a prepararse con vistas a su participación: Getaria-Zumaia, Tolosa y Hondarribia.

El 26 de agosto, en una rueda de prensa, llegó la confirmación oficial por parte de Ramón Etxezarreta, delegado de Cultura y Deporte. «Teníamos en mente la prueba femenina desde hace dos o tres años. El año pasado ya respondí a las voces que demandan una tercera tanda en La Concha que estaba reservada para las chicas, y decidimos que de este año no podía pasar», explicó entonces reconociendo que en el mundillo del remo aún había mucha gente que no estaba preparada. «Algunos se reían. Otros hicieron comentarios que no tienen nada de gracioso», aseguró.

Los 6.200 euros que Donostia Kultura estableció como premio para las ganadoras superaban con creces los 4.000 que recibían los ganadores de una prueba de la Liga ACT, pero aún estaban muy lejos de los 24.000 que cobraban los vencedores en La Concha en categoría masculina.

El 14 de septiembre se disputó una clasificatoria que pasó a la historia no solo por ser la primera, sino por las complicadas condiciones de un campo de regateo que llevó a las inexpertas tripulaciones femeninas al límite. «Fue un día tremendo. No era el mejor para estrenarse», recuerda Ohiane Iraola, remera de Orio que este año participa por novena vez. «La mar estaba muy complicada. Una compañera que remó en aquella clasificatoria, en 2017, comparaba ambas regatas por las condiciones. Yo remé en el 2017 y el mar estaba que daba miedo. Así que no quiero pensar lo que tuvo que ser salir allí con el poco tiempo que las chicas llevaban remando. Tuvieron mucho mérito», valora.

Getaria-Zumaia, Galicia, Hondarribia y Astillero lograron su clasificación para remar el domingo. Tolosa, Arkote y las traineras catalanas de Colera y Badalona se quedaron fuera. La clasificatoria evidenció la enorme diferencia que había entre unas embarcaciones y otras, pero dejó una imagen para el recuerdo, la de cientos de aficionados arropando a las participantes a su salida por la rampa.

«Remar en La Concha siempre es especial», destaca Izaro Lestayo, patrona de Tolosaldea que participa por quinta vez. «Lo supone todo», añade otra veterana en estas lides como Xubane Uribarrena, remera de Arraun Lagunak. «Remar en La Concha es llegar al máximo dentro de tu deporte y al objetivo que te marcas en noviembre».

Las veteranas saben de lo que hablan, pero nada iguala la ilusión de las debutantes. Marta Ruiz, remera de Hondarribia llegada desde Badalona, se estrenó el pasado domingo. «Los días anteriores tenía una ilusión tremenda. Remas en la Liga, en campeonatos, pero hacerlo en La Concha, que es la regata más prestigiosa, con todo lo que eso supone, hace que sea uno de los días más bonitos del año».

El éxito de la Bandera de La Concha desembocó en la creación unos meses después de la primera Liga femenina. Pero lejos de relegar a la mujer a una presencia meramente testimonial, en 2016 Donostia Kultura introdujo una segunda tanda en la competición, igualando de esta forma su número de participantes al de los chicos.

Aquellas primeras remeras adquirieron la categoría de referentes para muchas niñas como Uribarrena, que se acercó junto a sus padres a ver aquella primera edición. «Tenía ocho años. Recuerdo que venía con la familia porque nos gustaba acudir a La Concha a animar a las traineras. Era algo especial. Antes practicaba otros deportes e igual no me planteaba remar, pero venía aquí, veía a las chicas y pensaba que quizás algún día podía estar ahí remando y representando a mi ciudad. Eran sueños y ahora aquí estoy».

Con el paso de los años, muchas de aquellas niñas son hoy los referentes para las generaciones venideras. «A mí me hace mucha ilusión que me digan que soy un referente», señala June Mikeo, remera de Hibaika. «Cuando remas no te das cuenta, pero ver que tu esfuerzo sirve para que esas chicas que te están viendo piensen algún día en remar, me llena de ilusión y orgullo».

Y en su decidida lucha por la igualdad, en 2018 la Bandera de La Concha dio otro paso más equiparando la cuantía de los premios. «Siempre digo que la evolución del remo femenino es positiva. En La Concha se puede decir que los chicos y las chicas estamos en condiciones parecidas», asegura Lestayo. «Poco a poco se han ido dando pasos y con ellos la situación ha ido mejorando. Se han igualado las tandas, los premios y este año puedo decir que el remo femenino ha atraído a más gente que nunca dado que hay mucha igualdad. El domingo espero que haya muchos aficionados».

En esa opinión positiva coinciden Iraola y Uribarrena. «No podemos correr. Creo que en los pocos años que lleva el remo femenino hemos evolucionado mucho y nos queda poquito para conseguir esa igualdad», apunta la remera de Orio, mientras su compañera de Arraun Lagunak cree que los pasos que se han dado «son muy coherentes porque solo hay que ver las clasificatorias. En chicos este año han venido 24 botes, en chicas 18 y al principio estaban 19. Poco a poco el número de traineras se ha ido también equiparando y, como se ha visto este año, ese séptimo puesto también se vende caro. Eso indica el buen nivel que está adquiriendo el remo femenino. En otros ámbitos todavía falta, pero La Concha, en ese sentido, va por buen camino».

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