Zubimendi, un álbum de momentos inolvidables con la Real Sociedad
El debut con 20 años, su oportunidad en pandemia, la final ante el Athletic o su primer gol, entre sus episodios más memorables en siete cursos para el recuerdo
Martin Zubimendi colocó hace ya algunas semanas la última foto en su álbum como jugador de la Real Sociedad. Una instantánea del último partido que jugó en Anoeta ante su afición. Un día marcado por la despedida que se le tributó a Imanol Alguacil, pero en el que el donostiarra también aprovechó para decir adiós a su gente de manera discreta. No hubo una ovación exclusiva al jugador. No la habrá.
El pivote de Ulia jugará en el Arsenal la próxima temporada y deja atrás un álbum de recuerdos inolvidables que ha ido ampliando durante siete cursos. Una época exitosa en la que el centrocampista ha sido pieza fundamental. En el conjunto txuri-urdin ha celebrado victorias, ha levantado un título, también ha llorado derrotas, y se ha hecho mayor adquiriendo experiencia en Liga, Copa, Europa League y Champions.
Gracias a la Real Sociedad ha sido internacional. Le ha dado la opción de ganar una medalla de plata en unos Juegos Olímpicos y de alzarse con dos campeonatos de selecciones como Eurocopa y la Nations League. Su historia comenzó en la ikastola de la Zurriola. Junto a sus compañeros de clase ganó el torneo de fútbol playa de La Concha. Jugó a su vez en el Antiguoko hasta que Zubieta le llamó a filas, donde fue escalando categorías hasta alcanzar el primer equipo.

Precisamente esa primera foto del álbum corresponde a su debut con los mayores. El 28 de abril de 2019 Imanol le hizo saltar al campo con los mayores por primera vez en un partido de Liga ante el Getafe. Tenía 20 años. Fue en Anoeta, su casa, para entrar en sustitución de Rubén Pardo. Fueron tan solo seis minutos sobre el césped. Suficientes para una primera toma de contacto. La Real ganó 2-1 y aquella tarde puso una de las semillas más valiosas de una generación irrepetible.Hubo que esperar algo más de un año para añadir la segunda imagen a la colección. En la temporada posterior a la de su debut, la 19/20, Zubimendi arrancó en el Sanse con Xabi Alonso. Siguió fogueándose en el filial de la mano del tolosarra hasta que le surgió la oportunidad de regresar a la disciplina del primer equipo en el verano del 2020, cuando el fútbol recuperaba poco a poco la normalidad después del confinamiento decretado por la pandemia del Covid-19.

Y ya nunca más bajó
Tras varios meses de parón, el equipo regresó a los entrenamientos en Zubieta bajo fuertes medidas sanitarias con las que frenar la propagación de los contagios, y uno de los potrillos reclutados por Imanol en ese periodo fue Zubimendi. Ya no bajó nunca más al filial. De los once partidos que quedaban por disputar, jugó nueve, después de que Illarramendi y Guevara le dejaran vía libre en el centro del campo a causa de sus lesiones.
Celebró saliendo de titular y jugando los noventa minutos la primera clasificación a Europa con Imanol en el Metropolitano. Desde aquel verano de 2020 se quedó en propiedad con la posición de pivote de la Real.
La temporada 20/21 fue la de su confirmación. Su lugar en la plantilla dejó de ser circunstancial y participó prácticamente en todos los partidos de Liga, Copa y Europa League. Cómo no, también en la recordada final de La Cartuja ante el Athletic. Fue el único partido que jugó de aquella edición del campeonato copero. Lo hizo como titular y siendo uno de los más destacados de la noche. Con su sobriedad habitual, se hizo amo y señor del centro del campo para llevar a la Real a una victoria histórica.

Hubo que esperar a la campaña 21/22 para verle lucir por primera vez dorsal del primer equipo. Dejó a un lado el número 36 de su debut y escogió el 3. Con ese número a la espalda marcó su primer gol como txuri-urdin. Fue ante el Leipzig en Anoeta en la Europa League. No sirvió para impedir la eliminación, pero se le quedará grabado para siempre en su memoria.

Su rol no en el equipo no distó en absoluto en el curso 22/23. Eso sí, en su tercera temporada como jugador de pleno derecho de la primera plantilla dio más muestras de su madurez futbolística para ayudar al equipo a alcanzar niveles estratosféricos. En aquella Liga la Real se codeó con los más grandes del campeonato y finalizó en la cuarta posición de la tabla, lo que le otorgó la plaza de Champions League.
Sueño cumplido
Su rendimiento no pasó desapercibido. Fue llamado por la selección absoluta y se habló del interés del Barcelona en hacerse con sus servicios para cubrir el vacío dejado por Busquets. El donostiarra se quedó en casa para cumplir su sueño de jugar la máxima competición de clubes con el equipo de sus amores. Además, en la última jornada de aquella Liga, Illarramendi, que ponía fin a su trayectoria en la Real, le cedió su dorsal, el número 4, su preferido, en un acto cargado de emoción y simbolismo llevado a cabo sobre el mismo césped del Reale Arena.

Si todavía quedaba algún despistado que no conocía a Zubimendi, acabó por descubrirlo en la campaña 23/24, en la que la Real completó una fase de grupos para enmarcar en la Champions. El donostiarra llevó el timón del centro del campo ante lo mejor de Europa y fue reconocido con el premio a mejor jugador del partido ni más ni menos que en el Giuseppe Meazza, donde el conjunto txuri-urdin empató a cero contra el Inter de Milán.

Sus buenas actuaciones con la camiseta blanquiazul le convirtieron en una pieza codiciada entre algunos de los mejores clubes del continente. Su continuidad estuvo en el aire el verano pasado. El Liverpool pujó fuerte por él, pero decidió quedarse.

Su primer partido como blanquiazul tras decirle no al cuadro 'red' fue ante el Rayo Vallecano. Salió desde el banquillo y anotó el único tanto txuri-urdin en la derrota ante los madrileños.
Su compromiso con el equipo ha estado fuera de toda duda en su última campaña como realista. Ha vuelto a comandar el centro del campo, a pesar de no contar en su parcela con compañeros de la talla de Merino, Odegaard o Silva, con los que ha crecido a pasos agigantados durante estos siete cursos para el recuerdo.

El pasado 18 de mayo vivió su última tarde en Anoeta. Jugó los 90 minutos en la victoria ante el Girona. Participó como uno más en la despedida de Imanol, aunque por dentro ya imaginaba que también iba a ser la última vez ante su gente.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.