Los jugadores y técnicos de la Real C, respaldados por el presidente Aperribay, el día que concretaron el ascenso a Segunda RFEF. RS
Real Sociedad

El triunfo de la filosofía txuri-urdin

El gran juego desplegado basado en el talento que se forma en Zubieta y los aciertos a la hora de fichar dan como resultado una temporada excelente

Lunes, 24 de mayo 2021, 06:49

El tan manido dicho de 'días de vino y rosas' ejemplifica perfectamente cuál es el estado de ánimo de la familia txuri-urdin. ... Éxitos en todos sus equipos de cabecera con una quinta posición más el título de Copa para los mayores, el mejor puesto conseguido hasta la fecha en la Liga por las chicas, el ascenso a Segunda División del filial masculino y la buena temporada de la Real C que culminó con su billete para disputar la próxima temporada la Segunda RFEF, equivalente al cuarto escalón del fútbol profesional estatal. La Real es fiel a una filosofía que engancha y hace estar orgullosos a todos sus seguidores. Buen fútbol con una mayoría de jugadores, 16 en la primera plantilla, formados en Zubieta. La quintaesencia de lo que se propugna en los despachos de Anoeta, se cumple en el verde. Jugar con gente de casa e incorporar a jugadores cuyas características no se encuentran en Zubieta para competir al más alto nivel. Eso es la Real hoy en día.

Publicidad

Como los buenos vinos, con el tiempo se paladeará lo que ha sido esta temporada, singular por la ausencia de público en las gradas y que tuvo su colofón negativo en que la Real tuvo que jugar unos dieciseisavos de final de la Europa League en Turín, Italia, y no en su casa jaleado por sus 40.000 fieles. Por ello, el juego ha tenido vital importancia y sobre lo que se dibujaba en el tapete y ha sido el gran culpable de lo que han conseguido todos los equipos realistas.

En cuanto a los mayores, la temporada viene marcada por el título de Copa. Una final que se tuvo que demorar un año, pero que puso el colofón a un torneo impoluto, con pleno de victorias. El trofeo marca la temporada puesto que la afición y el equipo llevaban esperando 34 años para jugar una final y ganarla. Hacerlo además ante el eterno rival tiene un doble premio. Un golpe encima de la mesa del equipo txuri- urdin que además de jugar bien al fútbol, lo hace sosteniéndose de jugadores a los que lleva cuidando desde categorías inferiores. La Copa era la gran cita del año y no se debía dejar escapar. La Liga ha sido el refrendo de lo que venía apuntando el equipo desde la temporada pasada. Un conjunto en el que de un año a otro han cambiado un par de piezas: Silva por Odegaard como exponentes de la sutileza y la salida de Willian José a mitad de temporada que elevaron a titularísimo la condición de Alexander Isak. El sueco ha respondido a las mil maravillas con catorce goles desde el cambio de año.

Los Oyarzabal, Aritz, Gorosabel, Zaldua y Zubeldia son el ejemplo de lo que significa asentarse en primera con la Real y son el ejemplo para los Zubimendi, Le Normand, Merquelanz, Barrenetxea o Guridi, quienes cumplen sus primeras temporadas con los mayores. A ellos se les suman Portu, Merino, Januzaj o Remiro que complementan lo que no se encuentra en Zubieta. Un maridaje perfecto, dentro de las posibilidades del equipo txuri-urdin, a años luz de los tres grandes, y que llena de orgullo al territorio entero. La hinchada descuenta los días para volver a verles en directo en el Reale Arena y tributar una sonora ovación por lo conseguido este año.

Publicidad

Los potrillos crecen

Un aplauso que sería absolutamente extensivo a la campaña que ha realizado el Sanse culminada con un ascenso. Si hacía 34 años que la Real no levantaba un título, hay que atrasar el reloj del tiempo hasta el año 1962 para ver al filial txuri-urdin en Segunda División. Los jugadores que están en el primer equipo son la consecuencia del fenomenal trabajo que se realiza en Zubieta. El Sanse es precisamente eso. Muchas veces los segundos equipos responden a añadas de talento a raudales, que posteriormente se evaporan. Sin embargo, la trayectoria del Sanse ha sido este año la guinda a muchas décadas de dedicación y de una metodología que cala hondo.

Jugadores con un ADN especial, que se deben curtir ante equipos más veteranos y expertos y en campos en los que dar un pase raso sin que el balón vaya botando es complicado. Xabi Alonso ha elevado a las alturas el trabajo de sus predecesores, la confianza en un modelo que ahora mismo es un éxito.

Publicidad

El entrenador del filial, que ganó como jugador todo lo posible -aunque sigue diciendo que le falta el título con la Real de 2003- ya tiene su primera muesca como técnico. Formar sí, y competir también. En eso el Sanse con Petxarroman como mariscal y veterano de la joven tropa; Pacheco, Arambarri y Urko como sostenes del equipo; Lobete, Turrientes y Robert Navarro en el papel de delineantes y la irrupción de Karrikaburu resumen una temporada casi perfecta refrendada con dos victorias ante el Andorra y Algeciras que llevan al equipo a Segunda. Un panorama perfecto para un club como la Real donde el primer equipo jugará tres competiciones y tendrá al filial jugando al mayor nivel posible para seguir formando jugadores y que nutran al equipo de Primera.

Y además, la Real C, que ha competido este curso en uno de los grupos de Tercera, ha logrado el ascenso a la Segunda RFEF. Sigue siendo el cuarto escalón del fútbol estatal, pero en lugar de los más de trescientos equipos de esta temporada, habrá cinco grupos de 18 conjuntos. El tercer equipo txuri-urdin se podría ver las caras con ilustres como el Numancia, Córdoba, Salamanca o Real Murcia, todos ellos con pasado en Primera División. El triunfo de una filosofía que se escribe con letras en blanco y azul.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad